La semana terminó con la noticia de que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, ganó las elecciones de este domingo, lo que permitirá que continúe en el cargo por un tercer periodo que comprenderá de 2025 a 2031.
En realidad su administración no ha sido la más hábil en materia de energía, que es de lo que nosotros opinamos en este espacio. Durante sus dos periodos como jefe del Estado venezolano, de 2013 a 2023, la producción nacional de petróleo crudo registró una caída significativa de 1.8 millones de barriles diarios promedio, a menos de 700 mil, aunque ha tenido niveles mucho más bajos que este último volumen, por no mencionar que la empresa nacional PDVSA está en serios aprietos financieros y operativos. Hablamos de la petrolera venezolana, no la mexicana, por favor, no se confunda.
Para nadie es un secreto que los cortes en los abastos de combustibles, como gasolinas, y de energía eléctrica son el pan de cada día de la nación sudamericana, con los impactos económicos y de bienestar que eso implica. El gas natural es otro dolor de cabeza. Además de que toda la infraestructura energética pública no recibe mantenimiento desde… Bueno, bastante tiempo.
En fin, no queremos ser aves de mal agüero, pero prevemos que las cosas no van a mejorar mucho en los próximos seis años en el sector energético venezolano. Y algo nos dice que, después de todo, usted ya sabía eso.
Pérdidas y más pérdidas
Y ya que hablamos de malas noticias en el sector energético, Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) también terminaron la semana con noticias que no animan a nadie.
Al cierre del segundo trimestre del año, Pemex de Octavio Romero Oropeza tuvo –para no variar– una pérdida por 256 mil millones de pesos, mientras que la CFE de Manuel Bartlett Díaz registró otra de 76.6 mil millones de pesos.
No es que estemos en contra del llamado “rescate” de las dos empresas por parte de la actual administración, pero sí agradeceríamos una explicación un poco más detallada sobre a qué se refieren exactamente con rescatar porque no estamos seguros de haber entendido. Y los resultados del viernes pasado no nos ayudan mucho a entender.
En fin, Claudia Sheinbaum ha prometido continuar con el “rescate”, además del fortalecimiento de las dos empresas públicas. Esperemos que su definición sea más cercana a la de nosotros. O la del diccionario.
Claudia y el rescate de Pemex
Y aprovechando que hablamos de la presidenta electa, otro tema que ha causado revuelo en algunos medios de comunicación y en redes sociales es lo que piensa hacer Claudia Sheinbaum con Pemex y la CFE.
Resulta que el jueves de la semana pasada, la próxima mandataria federal comentó que parte de su equipo está trabajando en algunas reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal y, entre las modificaciones, se encuentra qué pasará con estas dos empresas públicas.
¿Serán parte de una Secretaría de Estado, digamos la Secretaría de Energía?, ¿o se convertirán en organismos públicos y solo dejarán de ser Empresas Productivas del Estado?
Sin embargo, lo que a nosotros realmente nos intriga es, independientemente de cuál será la personalidad jurídica y administrativa de Pemex y CFE, qué piensa hacer para detener el preocupante deterioro operativo y financiero particularmente de la primera, algo que sí sería un verdadero “rescate”.
Falta poco más de dos meses para su toma de posesión, periodo en el que nosotros seguiremos tronándonos los dedos.