México requiere una reforma fiscal de largo alcance que incremente el impuesto al carbono para desincentivar las actividades extractivas, al tiempo que es necesario etiquetar los recursos que se obtengan de este impuesto para combatir el cambio climático, aseguró Sandra Guzmán, fundadora del Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe (GFLAC).
En entrevista con Energía a Debate, la especialista aseguró que hasta la actualidad la economía nacional depende en gran medida de la producción de petróleo, pues hoy por hoy, este sector representa aproximadamente 24 por ciento de los ingresos públicos.
“Estamos como en un círculo vicioso, entonces el gobierno se ve obligado a invertir en extracción de petróleo, de gas y de carbón, porque de ahí vienen mis ingresos”, comentó.
Mencionó que el esquema actual en el sector energético es insostenible, pues el rescate que intenta hacer este gobierno a Petróleos Mexicanos es muy caro y no podrá concretarse, debido al alto endeudamiento de la empresa que dirige Octavio Romero.
“Hoy por hoy es una empresa que le está costando muchísimo al país a través de los impuestos y no tiene futuro. Sabemos que Pemex no va a desaparecer de la noche a la mañana, pero tenemos que buscar cómo hacer que Pemex deje de ser el centro de la actividad energética, se vuelva un actor estratégico donde no hay sustitutos y darle a nuevas industrias la posibilidad de competir en materia para generación de electricidad”, consideró.
En este sentido, en conjunto con otras asociaciones civiles, como Iniciativa Climática de México, la Asociación Nacional de Energía Solar, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, Nuestro Futuro AC y Ruta Cívica, afirmó que es necesario incrementar el impuesto al carbono, que implica actividades con combustibles como el carbón, el gas natural o el petróleo, hasta que sea lo suficientemente alto para desincentivar las actividades extractivas.
“Hoy el impuesto al carbón es muy pequeño, entonces cualquiera que quiera contaminar, paga el impuesto y listo. No tiene un incentivo transformador para impulsar a las empresas a cambiar”, comentó.
Agregó que es necesario que el siguiente gobierno federal tome en consideración en su plataforma política al cambio climático, pues es un tema que ya está teniendo costos en el país, e incluso podría afectar proyectos como la refinería de Dos Bocas
“Somos vulnerables en infraestructura. Por ejemplo, tienes la refinería de Dos Bocas, que se va a hundir, porque el incremento del nivel del mar va a hacer que la refinería se hunda. Todo lo que le están metiendo a esa refinería va a ser un dinero a bolsa perdida, porque no previeron el riesgo climático”, comentó.
Para la experta de GFLAC, la reforma fiscal debe incluir el resurgimiento de los fideicomisos, como el de Cambio Climático, que recientemente fue eliminado por el gobierno federal porque este tipo de instrumentos permite captar los impuestos aplicados contra el cambio climático y controlar que lleguen a donde se necesitan.
“Definitivamente, la reforma fiscal tiene que considerar otro tipo de impuestos, por eso decimos que es importante ver cuáles impuestos están contribuyendo en positivo, cuáles en negativo y tratar que todo esto se integre en la reforma fiscal y sobre todo de largo plazo”, añadió.