“No hay un desafío que suponga una amenaza mayor para nuestro futuro que el cambio climático”, estas líneas que pronunció Barack Obama, ex presidente de Estados Unidos, se han convertido en realidad. Hoy, el mundo necesita avanzar para trabajar en la reducción de la temperatura global para proteger el planeta y el futuro, de ahí que la COP26 sea clave para alcanzar este objetivo.
Estudios aseguran que la temperatura media global, correspondiente al periodo 2017-2021, se encuentra entre las más cálidas jamás registradas, equivalentes a 1.06 °C y 1.26 °C por encima de los niveles preindustriales.
Con lo anterior, es probable que cada año, dentro de los próximos cinco, la temperatura media mundial anual cerca de la superficie de la Tierra supere por lo menos en 1 °C los niveles preindustriales, y es muy probable que ese aumento oscile entre 0.9 °C y 1.8 °C. Los análisis arrojan que si no se logra contrarrestar el daño al medioambiente, las temperaturas globales aumentarán en 3.2 °C para el 2050. Tan solo para la economía, esto provocaría un impacto del 18% en el PIB mundial.
¿Pero qué pasa después de este magno evento?
Para este 2021,la COP26 celebró el plazo de cumplimiento de los compromisos determinados durante la Convención anterior, trayendo consigo un mensaje imperativo donde surgió el llamamiento para que las naciones aumenten sus planes climáticos para 2030, además de pedir a los países que reduzcan gradualmente su huella de carbono. Los países que firmaron dichos compromisos presentaron las metas de descarbonización para que el aumento de temperatura del planeta no exceda 1.5 °C.
Esto, sin duda, se vuelve fundamental para planear el camino de adaptación y mitigación al cambio climático hacia la mitad de esta década, la más crítica en cuestión de calentamiento global. Los próximos cinco años serán clave para triunfar o fracasar en el intento de mantenernos por debajo de los 1.5°C.
“Después de la COP26, los proyectos de energías renovables se deben ver como detonadores de bienestar social a nivel mundial”.
Después de la COP26, los proyectos de energías renovables se deben ver como detonadores de bienestar social a nivel mundial. Además, no solo las empresas del sector privado, también las del sector público desean conocer cómo se moverá el ADN sostenible con sus recursos humanos para agilizar las herramientas digitales, esto con el fin de generar ventajas competitivas y aumentar su productividad.
El interés en la sustentabilidad incrementa cada día en todos los ámbitos, pues no solo los consumidores buscan productos y servicios responsables con el medio ambiente, las mismas compañías están incrementando su eficiencia para operar bajo una filosofía sostenible.
Por otro lado, se debe poner sobre la mesa la transición energética que desarrollará el compromiso del sector público, privado, consumidores y comunidades, pues bien se ha dicho que esta transición es de todos y tiene que abordarse desde una perspectiva 360 grados. Un ejemplo de ello son las plantas renovables, la cuales cuentan con una rama de negocios que comercializa y busca clientes interesados en aumentar su valor mediante el uso de energías renovables; esto con el objetivo último de hallar el equilibrio entre la necesidad de consumo y las fuentes de energía.
Estamos convencidos de que el presente y futuro de México depende de grandes acciones y de empresas agentes del cambio.
Enel México es un aliado para las empresas preocupadas por preservar la salud de nuestro planeta y de quienes la habitan. Con innovación y creatividad se forma una sinergia para generar valor compartido, sumando esfuerzos podemos lograr un plan de acción a favor de las personas y el medio ambiente.
El mundo se mueve con acciones y no con un “bla, bla, bla”, como lo reclamó Greta Thurnberg en la COP26. Sin lugar a dudas, las ambiciones climáticas corporativas van en aumento y más con el compromiso de Cero Emisiones. Hoy, las empresas deben liderar la transición energética como una cuestión moral y no comercial.
No estamos para reconstruir el pasado, pero sí para construir, entre todos, un futuro diferente. Por tal motivo, en Enel México estamos trabajando para ofrecer mayor calidad, valor y beneficio a través de un modelo de negocio sostenible a lo largo de toda la cadena de valor. Estamos convencidos que, con nuestras aportaciones, cada día nos acercamos más a que la electrificación y las renovables muevan al mundo entero.
* Bruno Riga. Desde el 1 de enero de 2021 lidera Enel Green Power México, dirigiendo a un equipo muy dinámico enfocado en el desarrollo de las energías renovables eólicas y solares, además de gestionar el negocio de generación de la compañía en el país.
Antes de esta posición, Bruno era Country Manager de Enel en Centroamérica, cargo que sigue ocupando y donde tiene bajo su responsabilidad la dirección de la compañía en Panamá, Costa Rica y Guatemala.
Cuenta con una larga trayectoria de más de 20 años en el sector energético. Su carrera profesional en Enel empezó en el año 2000 en la división de Investigación; posteriormente lideró proyectos en Italia y España, y llegó a Colombia en 2014 como gerente general de Enel Emgesa y responsable del área de Generación. Consecuentemente, lideró la división de Energías Renovables en dicho país hasta 2019, cuando tomó el cargo de Country Manager para Centroamérica.
Ha formado parte de diversos comités técnicos en Europa, en el área de investigación energética, así como en Latinoamérica, en el ramo de ingeniería para grandes presas y túneles, además de ser miembro de varios comités de ingeniería mecánica, lo que le ha permitido consolidar aún más su experiencia.
Bruno Riga es Ingeniero Aeroespacial por la Universidad de Pisa y en su tiempo libre le gusta coleccionar libros antiguos sobre ingeniería y matemáticas, así como mapas antiguos de los países que visita.