(Bloomberg) Alemania está intensificando los esfuerzos para responder al recorte en el suministro de gas ruso reactivando las plantas de carbón y proporcionando financiamiento para asegurar el gas para la temporada de invierno, un esfuerzo que costó alrededor de 15,000 millones de euros (15,800 millones de dólares) a los precios actuales.
El paquete de medidas se anunció días después de que Moscú redujera las entregas en su principal enlace de gas con Europa, afectando los suministros a Alemania y creando un efecto dominó para Francia, Austria y la República Checa. Austria respondió a la reducción de los flujos reactivando una central eléctrica de carbón inactiva.
Reactivar las plantas que queman el combustible fósil altamente contaminante es la última señal de cómo la lucha climática de Europa está pasando a un segundo plano a medida que los Gobiernos buscan protegerse contra los déficits de energía provocados tras la invasión del presidente ruso Vladímir Putin a Ucrania.
“Es una especie de duelo en el que, por ahora, Putin tiene ventaja”, dijo el ministro de Economía, Robert Habeck —miembro de los Verdes— en el canal ZDF el domingo por la noche. “Pero eso no significa que no podamos revertirlo con esfuerzo”.
Stephan Haufe, portavoz del Ministerio de Economía de Alemania, dijo este lunes en una conferencia de prensa regular que, a pesar del último cambio de política, la coalición gobernante en Berlín sigue manteniendo la promesa de apuntar a un abandono completo del carbón para 2030.
También dijo que Alemania respetará los límites establecidos en el programa de certificados de emisiones de la Unión Europea. El portavoz de energía de la Comisión Europea, Tim McPhie, dijo a periodistas en Bruselas que los estados miembros que recurran a un mayor uso del carbón para asegurar el suministro de energía a corto plazo deberán respetar el objetivo climático vinculante del bloque para esta década.
“Sabemos que la combinación energética y los planes de los estados miembros se ajustarán ligeramente porque nos encontramos en una situación inesperada en la que hemos decidido poner fin a nuestra dependencia de los combustibles fósiles rusos”, señaló McPhie.
La mayor alarma sobre el gas se disparó después de que la semana pasada el Kremlin cortó las entregas en aparente represalia por el apoyo europeo a Kiev. Los flujos a través del gasoducto Nord Stream 1 se redujeron en aproximadamente un 60% según el canciller Olaf Scholz, al tiempo que sus homólogos de Francia, Italia y Rumania viajaron a Ucrania para apoyar la candidatura del país para unirse a la Unión Europea.
La Administración de Scholz también planea ofrecer incentivos a la industria para reducir el consumo de gas y hacer que los suministros innecesarios estén disponibles para el almacenamiento. Las líneas de crédito para recargar reservas serán proporcionadas por el banco estatal KfW, dijo el domingo el Ministerio de Economía.
La medida de Rusia provocó que los precios se elevaran más de un 40% la semana pasada, creando preocupaciones de que la inflación podría empeorar. Desde el comienzo de la guerra en Ucrania, Alemania se ha estado preparando para un recorte y ha aprovechado los recursos, incluida la seguridad de terminales flotantes para importar gas natural licuado que la proteja de una posible falta de suministro. La economía más grande de Europa todavía depende de Rusia para el 35% de sus necesidades de gas.