O. Daniel Salomón Sotomayor[1]
Si concibiéramos al mercado energético mexicano como una competición deportiva, ¿qué tipo de juego sería? ¿Qué tipo de reglas queremos para nuestro mercado? ¿Cuál debe ser la garantía que tengan los equipos al saltar a la cancha? La respuesta parece muy sencilla: queremos reglas justas, imparciales, que permitan disfrutar del juego.
Desafortunadamente, la realidad es más compleja. En nuestro juego, dos equipos son propiedad del Estado y nuestros árbitros son una extraña agrupación que igualmente forma parte del Estado.
En 2011, la OCDE publicó las Directrices de la OCDE sobre el Gobierno Corporativo de las Empresas Públicas[2]. En dicho documento, se compilan las recomendaciones a los gobiernos para diseñar la organización corporativa de las empresas públicas en mercados abiertos. Lo anterior producto del intercambio de experiencias entre países miembros.
Garantizar un marco jurídico y regulatorio efectivo para empresas públicas
La primera recomendación descrita en las Directrices mencionadas tiene por objeto que tanto el marco jurídico y regulatorio de las empresas, garantice la igualdad de condiciones en los mercados en los que compiten las empresas del sector público o privado. De las recomendaciones más importantes destaca la importancia de que deba “existir una clara separación entre la función de propiedad del Estado y las demás funciones que puedan influir sobre las condiciones para las empresas públicas, especialmente en lo que refiere a regulación del mercado”[3].
Dicha recomendación es clara, las instituciones (reglas del juego)[4] deben buscar que tanto organizaciones públicas como privadas tengan igualdad de condiciones en los mercados en los que compiten. De ahí que la petición del Comisionado Presidente de la Comisión de Reguladora de Energía cobra mucho sentido: “La mejor manera de entender nuestro trabajo, es pensarnos como árbitros. Estamos aquí para brindar certeza sobre las reglas del juego y para garantizar piso parejo. Somos entes técnicos, guardianes de la transparencia y garantes de la rectoría del Estado”.[5]
Tomando esta idea, podemos coincidir en que el equipo que juegue con la casaca de empresa pública deberá dar su mejor esfuerzo, respetando las reglas del juego. Por su parte, el árbitro del juego, debe permanecer independiente, imparcial y objetivo. Cuando el equipo público anote gol, dicho gol irá al marcador y los múltiples aficionados estarán en su derecho a celebrar la acción de su equipo. Cuando se cometa una falta, sea del equipo que sea, el silbante está para sancionar y que el equipo imputado acate la marcación.
Lo primero que se le viene a la mente a un equipo, aficionado o dueño ante una marcación en contra, es arremeter contra el cuerpo arbitral, eso puede verse en cualquier parte del mundo en cualquier deporte. Señalamientos directos hacia la persona o a los familiares de los referees se corean en las tribunas. Basta recordar el trágico #NoEraPenal del mundial 2014[6], tuvimos que ver el video varias veces en repetición para darnos cuenta que Robben se había tirado un clavado digno de juegos olímpicos.
¡Ahí está el detalle! Los analistas y aficionados tuvieron que analizar las pruebas, revisar la regla y contrastar la decisión del árbitro para hacerse de una opinión respecto a la polémica jugada.
Las diferencias que puedan existir entre equipos, dueños o aficionados con el árbitro debe discutirse con argumentos técnicos. Discutamos sobre las jugadas, las interpretaciones de las reglas, las marcaciones y los criterios, evitemos la descalificación personal y las presiones al cuerpo arbitral. En nuestro mercado energético, nuestras reglas del juego contemplan la revisión de las decisiones regulatorias por un tercero. Como si se tratara del Video Assistant Referee (VAR) los miembros del poder judicial pueden revisar la decisión tomada por los reguladores y validar o revocar la decisión.
Las reglas son mejorables, ese debe ser el centro de la discusión regulatoria. Es decir, podemos modificar los medios para llegar a un fin en común. Lo anterior, no implica quedarnos sin silbantes: ellos están para garantizar que todos los participantes en este juego cuenten con oportunidades para lograr sus objetivos. Tampoco implica que las reglas del juego apoyen a nuestros equipos preferidos, eso sería injusto para el resto de participantes.
¿Por qué nos interesa que existan más equipos?
La respuesta es simple: sin importar el resultado o el equipo al que apoyemos, los aficionados esperan un espectáculo con excelentes jugadas y muchas anotaciones. Como muestra, está lo sucedido ante la crisis de suministro de combustible que se vivió a principios de este año, donde Exxon Mobil fue el ejemplo de un equipo que brindó espectáculo[7]. En diversos puntos del país ofreció alternativas para disminuir el impacto de la escasez de combustible[8], con esas jugadas los aficionados se vieron directamente beneficiados.
Parte de las premisas para lograr garantizar la igualdad de condiciones en los mercados en los que compiten las empresas públicas y privadas dependen de la labor de los reguladores, sin embargo, es necesario que dichos esfuerzos se complementen con medidas internas:
1) Simplificación de prácticas operativas dentro de las empresas públicas;
2) El régimen jurídico de las empresas públicas debe permitir a los acreedores defender sus derechos e iniciar procedimientos en su contra;
3) Las empresas públicas no deben verse eximidas de la aplicación de leyes y regulaciones de carácter general;
4) En caso de disputas, las partes deben tener acceso a una compensación eficiente y a un fallo imparcial;
5) Marco jurídico flexible para que las empresas públicas puedan realizar ajustes en su estructura de capital cuando sea necesario para conseguir objetivos de la empresa pública; y
6) Las empresas públicas deben enfrentar condiciones competitivas a la hora de acceder a financiamientos, sobre todo en su relación con bancos e instituciones financieras del Estado[9].
Como conclusión, y aprovechando que se discuten modificaciones a la Ley de Petróleos Mexicanos, valdría la pena revisar el documento de Directrices en su totalidad para discutir los detalles de las reglas del juego. Dicho documento tiene recomendaciones para la actuación del Estado como propietario, el tratamiento equitativo de accionistas, la relación con partes interesadas, transparencia y divulgación y responsabilidades de los directivos. Dejemos de culpar a los árbitros, que se definan las mejores reglas y que los equipos salgan a la cancha a competir.
¡Play Ball!
[1] Licenciado en Derecho por el CIDE. 5 años de experiencia en el Sector Energético; miembro de la Academia Mexicana de Derecho Energético y de Senior Energy Professionals.
[2] OCDE: Directrices de la OCDE sobre el Gobierno Corporativo de las Empresas Públicas. Disponible en: https://www.oecd.org/daf/ca/corporategovernanceofstate-ownedenterprises/48632643.pdf
[3] Ibid. Pág. 13, apartado I, inciso A.
[4] Carlos Stark: Regulación, Agencias Reguladoras e Innovación de la Gestión Pública en América Latina.
[5] Palabras de Guillermo García Alcocer, Comisionado Presidente de la CRE, en conferencia de prensa. (15 de febrero de 2019) Disponible en www.gob.mx/cre/es/archivo/prensa
[6] Aristegui Noticias: “No era penal”, sigue en redes polémica por “falta” a Robben (3 de julio de 2014).
[7] El Financiero: Exxon Mobil, el ‘amortiguador’ en la crisis de desabasto (8 de febrero de 2019).
[8] El Financiero: Exxon Mobil activa protocolo especial para abastecer de gasolina a sus estaciones en México (21 de enero de 2019).
[9] OCDE. Ibid. Pág. 13.