El sector de las energías renovables cerró el año pasado en 13.7 millones de empleos, lo que representó un incremento de 7.3 millones de empleos desde 2012 a nivel mundial, de acuerdo con un informe de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) en conjunto con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
De acuerdo con la décima edición del documento Energías renovables y empleos: revisión anual, sólo entre 2021 y 2022, el sector registró un incremento de un millón de empleos.
El informe encontró que la energía renovable incrementa su atractivo para las inversiones, lo que lleva a la creación de empleo en un número cada vez mayor de países.
Sin embargo, el documento aclara que la mayoría de los empleos se concentran en China, con 41 por ciento del total, al tiempo que Brasil, la Unión Europea, India y Estados Unidos representan 36 por ciento del total.
Energía fotovoltaica se mantiene como líder
El reporte señala que la energía solar fotovoltaica se mantuvo como el mayor empleador del sector, al acumular 4.9 millones del total, lo que significa casi 36 por ciento del total.
En segundo lugar aparecen las fuentes hidroeléctrica y de biocombustibles, al representar, cada una 2.5 millones de empleos. En cuarto sitio aparece la energía eólica, con 1.4 millones de puestos laborales
El director general de IRENA, Francisco La Camera, destacó que el año anterior fue excepcional para los empleos en el sector, pese a los desafíos que enfrentó el sector.
“Crear muchos más millones de empleos requerirá un ritmo mucho más rápido de inversiones en tecnologías de transición energética. A principios de este mes, los líderes del G20 acordaron acelerar los esfuerzos para triplicar la capacidad global de energías renovables para 2030, en línea con nuestras recomendaciones antes de la COP28. Hago un llamado a todos los responsables políticos para que aprovechen este impulso como una oportunidad para adoptar políticas ambiciosas que impulsen el cambio sistémico necesario”, comentó.
Por separado, Gilbert F. Houngbo, director general de la OIT, comentó que es necesario desarrollar e implementar políticas específicas para que las oportunidades de empleo generen inclusión social, sostenibilidad y desarrollo de habilidades, así como garantizar la protección social, la seguridad y la salud en el trabajo, así como otros derechos en el sector.
En este sentido, el documento abunda que la calidad de los empleos importa tanto como su cantidad, señala el estudio. Para avanzar en la justicia social, la transición hacia un futuro energético más limpio debe ser justa e inclusiva para todos; trabajadores, empresas y comunidades.
“Por lo tanto, son indispensables marcos coherentes e integrados, centrados en los salarios, la seguridad y la salud en el trabajo y los derechos en el trabajo, y basados en un diálogo social eficaz. Las Directrices de la OIT para una transición justa hacia economías y sociedades ambientalmente sostenibles proporcionan una referencia central para la formulación de políticas y acciones para apoyar una transición justa que los gobiernos y otras partes interesadas pueden aprovechar”, añadió el estudio.
Entre las áreas de oportunidad, el estudio destaca la necesidad de ampliar la educación y la formación y aumentar las oportunidades profesionales para los jóvenes, las minorías y los grupos marginados, a lo que sumó una mayor equidad de género.
“Por el momento, los empleos en energías renovables siguen estando distribuidos de manera desigual entre hombres y mujeres. Actualmente, la tecnología solar tiene el mejor equilibrio de género en comparación con otros sectores, con el 40 por ciento de los empleos ocupados por mujeres”, señala.