El 12 de diciembre del 2015 en la conferencia COP21 de París se logró un acuerdo histórico para combatir el cambio climático y acelerar la implementación de acciones e inversiones necesarias para un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono. Se acordó que todos los países tengan una causa común y el compromiso por emprender esfuerzos ambiciosos para combatir el cambio climático y adaptarse a sus efectos brindando el máximo apoyo a los países en vías de desarrollo.
Desde entonces los gobiernos y los medios de comunicación se han vuelto consecuentes seguidores de las empresas para que rindan cuentas de las consecuencias sociales de sus acciones. En ese sentido la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) se ha convertido en una prioridad ineludible para los líderes empresariales. Hasta ahora numerosas empresas han venido incorporando los esfuerzos de la RSE, asociados a las relaciones públicas, independiente del portafolio de proyectos; sin embargo, los accionistas esperan más de quienes dirigen para pensar en programas adecuados a sus estrategias empresariales.
En muchos casos, los enfoques predominantes de la RSE están fragmentados y desconectados de los negocios y sus estrategias, lo cual dificulta aprovechar al máximo las oportunidades para que las empresas se beneficien y, al mismo tiempo, a la sociedad. Si las empresas analizaran sus oportunidades de RSE como parte de sus principales decisiones empresariales, podrían entender que ello puede ser, más que un costo, una fuente de innovación y ventaja competitiva, tal como lo destaca el catedrático Michael Porter en su libro La ventaja competitiva de la filantropía corporativa. Allí se establece que la RSE puede convertirse en una fuente de enorme progreso social, utilizando parte de los recursos generados de sus proyectos, así como la experiencia y conocimientos de aquellas actividades que benefician a la sociedad.
Cada día un grupo más numeroso de organizaciones clasifican a las empresas en función de sus esfuerzos en RSE, atrayendo una publicidad considerable. Como resultado, la Responsabilidad Social Empresarial se ha convertido en una prioridad ineludible para los líderes empresariales de todos los países. Los debates sobre la RSE ya son un tema relevante en las asambleas de accionistas. Los países que firmaron el Acuerdo de París han actualizado las normativas gubernamentales y exigen cada vez más información relacionada con los esfuerzos de Responsabilidad Social.
“Los debates sobre la RSE ya son un tema relevante en las asambleas de accionistas”.
El Reino Unido es un ejemplo de esta realidad. Allí las empresas públicas que cotizan en la bolsa deben transparentar los riesgos éticos, sociales y medioambientales en su informe anual. Estas exigencias demuestran claramente hasta qué punto las audiencias externas interesadas intentan que las empresas rindan cuentas por los problemas sociales que estas causan, y exponen los potenciales riesgos financieros para cualquier empresa cuya conducta se considere inaceptable.
Históricamente la industria petrolera le ha otorgado una importancia relevante a sus relaciones con las comunidades donde operan, apoyando el desarrollo de programas específicos en diferentes áreas las cuales incluyen salud, educación y mejoras en la infraestructura y calidad de vida de dichas comunidades; pero sigue siendo una asignatura pendiente lograr que exista una conexión de esos proyectos sociales con los gobiernos e instituciones responsables de tales áreas, a fin de mantener su permanencia en el tiempo y evitar su desaparición de los proyectos una vez que las empresas culminan sus actividades operativas en dichas regiones.
Percibir la Responsabilidad Social como una oportunidad más que una obligación requiere de una manera de pensar nueva y diferente por parte de aquellos que tienen inherencia en la toma de decisiones corporativas, esta mentalidad se volverá cada vez más necesaria para el éxito de toda empresa, independientemente de su giro comercial.
Las opiniones vertidas en la sección «Plumas al Debate» son responsabilidad exclusiva de quienes las emiten y no representan necesariamente la posición de Energía a Debate, su línea editorial ni la del Consejo Editorial, así como tampoco de Perceptia21 Energía. Energía a Debate es un espacio informativo y de opinión plural sobre los temas relativos al sector energético, abarcando sus distintos subsectores, políticas públicas, regulación, transparencia y rendición de cuentas, con la finalidad de contribuir a la construcción de una ciudadanía informada en asuntos energéticos.