El valor petrolero cerró con una baja superior a 10 por ciento, debido a un rebote en los mercados.
El WTI cerró el día en 109.7 dólares por barril, lo que representó una caída de 11.32 por ciento, mientras que el Brent bajó a 112.61 dólares (-12.01 por ciento). La Mezcla Mexicana de Exportación siguió el ritmo del resto de los mercados al caer a 105.97 dólares, lo que representa una contracción de 11.41 por ciento.
De acuerdo con especialistas del mercado financiero, los inversionistas consideran que el impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania ya fue absorbido por la economía internacional, incluso cuando la tensión por el conflicto se mantiene sin cambios y con las nuevas sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y el Reino Unido, quienes dejarán de consumir energéticos provenientes de Rusia.
Para Norbert Rücker, jefe de Economía e Investigación de Next Generation en Julius Baer, el aislamiento de Rusia deja un hueco en el mercado petrolero, la fluidez de la situación y la incertidumbre de cómo se ajustarán las cadenas de suministro crea un nerviosismo extremo en los mercados petroleros y alimenta el aumento del precio del petróleo.
Sin embargo, la prohibición de las exportaciones, dice el especialista, no representa un cambio fundamental, pues “el mundo no está a punto de quedarse sin petróleo, estamos presenciando una crisis de precios en lugar de una crisis de suministro. Más allá de la incertidumbre a corto plazo, confiamos en que el alza del precio del petróleo siga patrones más o menos conocidos. Tales movimientos bruscos hacia arriba generalmente siguen movimientos hacia abajo en semanas o meses, no en años”.
Para Gabriela Siller, directora de Análisis Financiero de Banco Base, los mercados seguirán con altibajos causados por la evolución del conflicto entre Rusia y Ucrania.
La especialista añadió que durante la jornada, un asesor en materia de política exterior del presidente de Ucrania, informó que el gobierno ucraniano consideraría aceptar las demandas hechas por Rusia respecto a que Ucrania se mantenga en un estatus de “neutralidad” entre la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Rusia, siempre y cuando se pueda garantizar la seguridad de su país.
Por su parte, Norbert Rücker consideró que los mercados energéticos se mantendrán como el centro de atención sobre los impactos económicos del conflicto.