La semana pasada se dio a conocer que hay ciertas discrepancias al interior del Consejo de Administración de Pemex por los ya preocupantes altos montos de recursos que están literalmente devorando las Dos Bocas de la refinería del presidente López Obrador.
Tan solo en recientes semanas, el Consejo aprobó entre jalones y pellizcos unos 6,500 millones de dólares más para cubrir algunos detallitos que no se habían contemplado nada más para el presente año.
Lo cierto es que por ahora el pueblo de México no sabe bien a bien cuánto se han gastado hasta el momento en la construcción de la faraónica obra que ya fue inaugurada con bombo y platillo pero con un avance menor del 50 por ciento. Los datos no son públicos y no hay Dios ni ley que hagan a la Cuarta Transformación revelar el monto.
Pero hay un rayito de esperanza. O no. También esta semana Rocío Nahle, la secretaria de Energía y directora de Obra de la refinería “Olmeca”, prometió que daría a conocer cuántos recursos se han invertido, el problema es que no dijo cuándo lo hará.
En fin, mientras que en Pemex hay quienes se truenan los dedos porque las finanzas de la empresa están pasando en directo de la austeridad republicana a la miseria del Santo Job –brincándose la pobreza franciscana–, la secretaria Nahle continúa presumiendo en Twitter los avances de la refinería.
Botón de muestra
Esta semana trascendió en los medios que BP dejará la actividad de upstream en el país.
La empresa tenía tres áreas contractuales que ganó de las rondas petroleras.
Todo podría parecer normal, si no fuera por el entorno complejo relacionado con la política energética del país.
Esta opinión proviene de Guillermo García Sánchez, de la Universidad de Texas, quien ve que las empresas difícilmente se quedarán en México con la intención de invertir.
En la voz del especialista, las empresas del sector energético en general se quedarán a ver cuánto dinero pueden recuperar antes de salir del país. Esa es una cara de la realidad de lo que le queda a la administración del presidente López Obrador.
Entre las que deciden quedarse, como Shell, o CNOOC, hay proyectos interesantes.
Por ejemplo, Shell acaba de obtener permiso de la CNH para perforar el pozo Akul, en aguas ultra profundas del Golfo de México, que podría tener hasta 500 millones de barriles de petróleo crudo equivalente, volumen que representarían para México 40 mil millones de pesos de ingresos.
Los contrastes son cada vez más evidentes, habrá que ver hacia dónde se va el fiel de la balanza.
El primer escalón
El martes inician las mesas de consulta dentro del T-MEC, mismas que pidieron Estados Unidos y Canadá.
El primer round durará 70 días y si no hay acuerdo, seguiremos al segundo nivel que serán los paneles.
En total, ya con paneles incluidos, el proceso podría durar 10 meses, es decir, habría resultados definitivos para Mayo de 2023.
El entorno es complejo, porque hasta el momento, nadie ajeno a la Cuarta Transformación cree que México tenga argumentos para ganar en las mesas, y aunque todavía sea muy difícil cuantificar los daños, el costo, en cualquier instancia, será muy grande y tardaremos muchos, muchos años en pagarlos.