La visión estatista de la energía ha llevado a México a perder la oportunidad de usar de mejor manera sus recursos y utilizar mejores tecnologías a lo largo de muchos años, además de que es necesario preservar el Estado de Derecho para aprovechar las ventajas del nearshoring, coincidieron analistas y representantes de la industria.
Cristina Massa Sánchez, socia de la firma González Calvillo, destacó que en el país se ha confundido la soberanía energética con la noción de que todo debe hacerlo una empresa del Estado, esto en referencia a Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Durante el V Foro Energético Anáhuac, la especialista dijo que en la actual administración se ha intentado corregir con una carga política la reforma energética de 2014 con argumentos de que se entregaban los recursos a los extranjeros y, con ello, la pérdida de la soberanía en el sector.
“Eso ha traído, además, esta respuesta dura de ‘se entregó el país, se regalaron los recursos, se perdió soberanía, se les dio a los malvados capitalistas yanquis y de otras nacionalidades’, perdiendo la noción de que un watt producido en México y consumido por los mexicanos no es muy importante con qué tecnología fue producido o de dónde era la empresa matriz porque esa energía se produce y se consume en gran medida en México”, expuso en su participación.
En la mesa “Tendencias y desafíos en la innovación energética: cooperación internacional y nearshoring”, Massa agregó que esta postura de ahora y de antes de la reforma de 2014 ha impedido que se aprovechen de mejor manera los recursos energéticos y las mejores tecnologías.
En este sentido, José Ramón Ardavín, directivo ejecutivo de la Comisión de Estudios del Sector Privado para el Desarrollo Sustentable, consideró que dicha reforma no era perfecta, pero era mejor que la situación actual en la que se encuentra el sector.
Al respecto, insistió en que para innovar son necesarias las inversiones y, para que lleguen al país en el contexto del nearshoring, es indispensable la certeza jurídica y el respeto al Estado de Derecho.
Igualmente, subrayó en que las empresas que están trayendo inversiones a México en el contexto de la relocalización necesitan agua suficiente, capital humano capacitado y energía, pero no solo en suficiencia, sino que sea limpia, ante sus metas en los indicadores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés).
“Si México quiere estar en el nearshoring, ser un socio confiable, tenemos que sumarnos a la agenda de la Transición Energética, del siglo XXI, de la metas al 2030, al 2050. No podemos estar en una agenda de 1950”, expresó.
Igualmente, el representante empresarial afirmó que la sustentabilidad va de la mano con la competitividad.
“No son excluyentes. Hoy en día con la tecnología están perfectamente de la mano”, apuntó.
Y dijo que no se ser sustentable es no ser competitivo.
“Si el país asume una ruta no sostenible, tampoco será competitivo”, reiteró.
En su oportunidad, Gerardo Hernández Vargas, vicepresidente del Comité de Energía de la Cámara de Comercio México-Norteamericana (AmCham), refirió que en el organismo están trabajando para tratar de aterrizar las inversiones de Estados Unidos en México, pero para ello se requieren al menos cuatro requisitos.
Enlistó en primer lugar el aumento de la capacidad de generación eléctrica y la expansión de las redes de transmisión y de distribución.
“Con ello, permitir que los parques solares y eólicos lleguen. Siendo que es un monopolio del gobierno mexicano, debe haber maneras”, externó.
También dijo que se necesita inversión en la red de gasoductos, toda vez que sigue pendiente conectar la península de Baja California y el sur-sureste del país.
En este rubro también insistió en que se deben aprovechar los recursos mientras aún tengan valor, al tiempo que se debe reconocer que por ahora las energías tradicionales siguen siendo indispensables.
“El portafolio de energía debe ser amplio, la producción petrolera tiene que seguir mientras que ese insumo tenga valor. Si en diez años deja de ser útil, de nada sirve”, afirmó y dijo que deben retomarse las rondas petroleras.
Reguladores autónomos y fuertes
Los tres especialistas coincidieron en que el sector energético necesita reguladores independientes, autónomos y fuertes, que garanticen un piso parejo para todos los participantes, seguridad a las inversiones y que respeten el Estado de Derecho.
“En este entorno de andanadas en contra de los reguladores, hemos visto por ejemplo, a la Cofece teniendo un grado superior de autonomía”, destacó Cristina Massa.
Explicó que la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) tiene un grado constitucional por encima de los organismos reguladores del sector energético, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH).
Estos dos últimos organismos, indicó, siguen teniendo una vinculación con el gobierno federal, concretamente con la Secretaría de Energía (Sener), por lo que la Cofece ha sido objeto de constantes ataques por parte de la actual administración federal.
En este mismo renglón, Gerardo Hernández dijo que precisamente uno de los principales retos que la AmCham ve en el sector energético mexicano es la certeza regulatoria.
“Equidad regulatoria, tiene que haber piso parejo para los dos lados. Una CRE fuerte, robusta, con autonomía presupuestal y operativa”, aseveró.
Y, de su lado, Ardavín expresó:
“Que se detenga la polarización destructiva. Un personaje en particular ataca, considera enemigos a quienes no piensan como él, No se puede dar un ambiente de construcción. No es un tema de infraestructura, de dinero. Es recuperar la confianza”, afirmó.