Redacción / Energía a Debate
La cancelación de la cuarta subasta de largo plazo supone una calificación negativa para México en su sector eléctrico porque eleva las dudas acerca del compromiso del país en las inversiones en energías renovables y en el futuro del fondeo privado para los nuevos proyectos energéticos.
En un análisis emitido la semana pasada, la calificadora de riesgos de inversión Moody’s recordó que el 31 de enero pasado, el Centro Nacional de Control de la Energía (Cenace) anunció la cancelación de la cuarta subasta de energía a partir de fuentes renovables, después de que tanto el operador del sistema eléctrico como la Comisión Federal de Electricidad (CFE) suspendieran dicha subasta bajo el argumento de revisar el proceso llevado a cabo por la administración anterior.
“La cancelación coincide con el plan de la nueva administración de incrementar su dependencia en la generación convencional, incluyendo el gas natural doméstico y la energía hidroeléctrica”, dice el reporte de Moody’s.
La calificadora también destacó que, como resultado de las tres subastas anteriores, los precios de las energías renovables fueron de los más baratos del mundo y añadió que los inversionistas privados que buscaban oportunidades de inversión a través de las subastas “agregaron estabilidad a la red eléctrica de México por medio de la diversificación”.
Asimismo, Moody’s advirtió que la cancelación de la cuarta subasta y la pérdida potencial de más contratos de energía barata conllevan el riesgo de tener repercusiones tanto en la red como en la CFE, ya que las plantas más viejas y menos eficientes continúan conectadas afectando la curva de despacho de México.
Respecto al plan del presidente Andrés Manuel López Obrador de invertir para modernizar las plantas hidroeléctricas del país, Moody’s también advierte que un aumento en esta tecnología “lleva el riesgo de una red no diversificada que depende de plantas más viejas y menos eficientes, más que de (plantas) de renovables recién construidas y de ciclo combinado”.