La utilización de las refinerías de Pemex cayó por debajo de 25 por ciento de su capacidad instalada la semana pasada, con dos refinerías, Madero y Minatitlán, totalmente paradas. La promesa de recuperar rápidamente la operación de las refinerías está lejos de cumplirse. Faltan recursos para mejorar el Sistema Nacional de Refinación, porque se manda casi todo el dinero a la construcción de la nueva Refinería de Dos Bocas, Tabasco.
Los promotores de Dos Bocas manejan un cálculo sencillo para justificar el proyecto. Basado en un precio de 60 dólares por barril de crudo y suponiendo un escenario óptimo en que la refinería procesaría 340 mil barriles por día y produciría hasta 290 mil barriles diarios de gasolina y diésel –volumen que parece optimista dado que la intención es procesar crudo pesado–, estiman una ganancia de 35 dólares por barril de crudo procesado, es decir, más de 4 mil millones de dólares al año.
Esta utilidad se basa en los costos de producción observados no en México, sino en las refinerías de Estados Unidos, donde, si el crudo está en 60 dólares, el valor de los refinados sería de 120 dólares por barril y el costo de operación sería de unos 25 dólares por barril (120 – 60 – 25 = 35 dólares de ganancia por cada barril). Sería rentable, pues.
La realidad de Pemex es mucho más compleja. Los costos y las eficiencias no son los de una refinería en el vecino país. La logística, tampoco. Y los directivos de Pemex carecen de conocimientos y capacidades de ejecución. Las fallas y deficiencias en las obras de reconfiguración en los últimos 25 años fueron deficientes por lo mismo.
Además, el costo de la nueva refinería no será de 8 mil millones de dólares, sino mucho más, y estará lista en 6 o hasta 8 años, no en tres. Apenas dentro de una década se empezará a recuperar costos, si es que aún hay crudo pesado en México para operarla, lo cual se ve difícil por la declinación de los grandes yacimientos de este tipo de petróleo.
La demanda mundial de petróleo no crecerá, sino que disminuirá por tratarse de un producto cada vez más repudiado por ser contaminante y dañino para la salud. El precio del petróleo está por debajo de 50 dólares otra vez y su potencial alcista parece limitado. Se estima que la demanda global podría caer hasta 4 por ciento tan sólo por el coronavirus.
Pero el factor más crítico que no contemplan los defensores de Dos Bocas en sus evaluaciones es que dentro de una década, se prevé un consumo mucho menor de combustibles líquidos en el transporte vehicular. Estaremos en plena era de los coches eléctricos. Sólo hay que mirar lo que sucede en Europa para tener una idea de lo que inevitablemente sucederá aquí.
El 40 por ciento del parque vehicular en Noruega es eléctrico (ya no híbrido) y en Suecia, el 30 por ciento. En Francia, es el 11 por ciento. En Alemania y Gran Bretaña, pasaron del 2.5 por ciento hace un año al 6.5 ciento hoy. El gobierno británico ha prohibido los coches con motores de combustión interna a partir del 2035 por razones ambientales y se prevé que el crecimiento exponencial del coche eléctrico irá eliminando el mercado para las gasolinas mucho antes de esa fecha. La venta de coches a gasolina ha disminuido 40 por ciento en Suecia y 18 por ciento en Gran Bretaña.
Sería ingenuo pensar que no ocurriría lo mismo en Estados Unidos y en México. Aunque los coches eléctricos podrían no ser la panacea para los retos globales de sustentabilidad, la preferencia del consumidor, quien buscará nuevos modelos económicos, limpios y versátiles, marcará la tendencia de mercado.
En el contexto del T-MEC los coches eléctricos serían la gran oportunidad para relanzar la alicaída industria armadora en México, que sigue siendo la primera fuente de divisas del país, muy por encima del petróleo. Pero Pemex no recoge las tendencias de las nuevas generaciones, ni siquiera busca reducir emisiones y la intensidad de carbono de sus productos. Su obsesión hoy es la soñada autosuficiencia en gasolinas, a pesar de que éstas se pueden traer con facilidad de casi cualquier parte del mundo.
Artículo publicado hoy en el Periódico Reforma. Léalo en el diario en esta liga.
Analista de la industria energética. Su e-mail: david.shields@energiaadebate.com