El presidente ruso, Vladimir Putin, firmó este martes un decreto en el que prohíbe la exportación de petróleo ruso a los países que se adhieran a la política de fijación de precio máximo sobre el hidrocarburo.
En consecuencia, la medida se aplicará a los países de la Unión Europea, el b integrado por Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos; así como a Australia, quienes recientemente anunciaron un tope de 60 dólares por barril de crudo ruso como sanción por la invasión de Moscú sobre Ucrania.
El decreto del mandatario ruso establece que la medida entrará en vigor el 1 de febrero y se extenderá hasta el 1 de julio de 2023.
La medida también incluirá en el veto a los derivados del petróleo, aunque en este caso la fecha de inicio todavía no es anunciada por el gobierno ruso.
En este sentido, el documento precisa que Rusia no cumplirá con los suministros de petróleo con destino a personas físicas y morales, cuyos contratos incluyan de manera directa o indirecta los mecanismos de fijación de límites de precios.
“La prohibición se aplicará durante todas las fases del suministro hasta el comprador final”, subraya y especifica que el presidente ruso se reserva la posibilidad de introducir excepciones a través de una “decisión especial” y su objetivo final es salvaguardar los intereses nacionales de Rusia.
La implementación de la medida será vigilada por el Ministerio de Energía del Kremlin.
El gobierno añadió que la decisión fue adoptada debido a las acciones inamistosas que contradicen la legislación internacional y que son aplicadas por Estados Unidos, así como otros países y organizaciones, en referencia a la decisión por la que fijaron un tope al precio del crudo ruso para aumentar la presión sobre el país para disminuir los recursos disponibles para la ofensiva contra Ucrania.
Para compensar la baja en las ventas de petróleo que tendrá el gobierno ruso, el viceprimer ministro de ese país, Alexander Novak, mencionó que Moscú podría reducir su extracción de petróleo entre cinco y seis por ciento a comienzos del 2023.
La semana anterior, el presidente ruso advirtió que el tope a los precios implementado por Occidente puede conducir a una “destrucción” del mercado energético internacional, ya que una reducción de su inversión en el sector puede derivar en una reducción de los suministros que, a su vez, provocaría una fuerte alza en los precios.