La semana anterior se realizó el XIII Congreso Conjunto de Asociaciones de Energía. La invitación de los empresarios del sector se hizo extensiva a la aspirante del Frente Amplio por México, Xóchitl Gálvez, y la de Morena y amigos, Claudia Sheimbaum.
La primera asistió al compromiso y expuso de forma somera sus planes para el sector.
La otra no se presentó, no mandó asesor, cercano, amigo o cosa similar.
Al más puro estilo de la 4T, Sheimbaum brilla por su ausencia en las reuniones donde no hay control de la audiencia. Si así va a seguir el modelito en campaña, ¿qué tan probable es que se repita el sexenio perdido en el sector energético si Claudia llega a la presidencia?
Botón de muestra
Hablando de sexenios perdidos: el nuevo secretario de Energía, Miguel Ángel Maciel Torres, reconoció que Pemex no va a alcanzar las metas del presidente.
No es que eso sea algo que no esperábamos, sino simplemente es la confirmación de una administración que ha defraudado permanentemente.
La meta no se alcanzará aunque el mismo presidente la redujo más de 25 por ciento. Nada más para recordar, al inicio del sexenio el mandatario dijo que la producción de petróleo de Pemex sería de 2.6 millones de barriles diarios, pero la redujo a dos millones de barriles.
Pues bien, no Octavio Romero ni Maciel Torres creen que en 2024 se alcance esa extracción.
Lejos de eso, la producción mantiene su tendencia a la baja, comparada con el cierre del sexenio anterior.
Legado… familiar
La extitular de la Sener y suspirante por la gubernatura de Veracruz, Rocío Nahle, sí dejó un legado en la Secretaría… nomás que fue para su compadre.
El empresario, casualmente veracruzano, Arturo Quintanilla Hayek, recibió al menos 20 contratos en Pemex por más de 590 millones de pesos durante la gestión de Nahle.
Dice el presidente que “amor con amor se paga”. ¿Será por eso la insistencia de que le hayan hecho una ley a modo a la zacatecana, para que pueda aspirar sin mayor contratiempo a ser gobernadora de Veracruz?