No es un secreto que el famoso 54-46% de energía público-privada en la red significa un freno al desarrollo del sector eléctrico y del país.
En el gobierno lo saben y por eso tomaron una decisión política: mantener el discurso de la proporción pero exclusivamente en lo que se refiere al despacho eléctrico. Entonces se le da la vuelta a la regla de dos formas principales: parte de la energía generada por centrales privadas será reconocida como de CFE, mientras que por otro lado se fortalecen dos formas de generación que no se consideran dentro de la contabilidad: generación distribuida y autoconsumo.
Con estos dos modelos, la generación en sitio puede aportar cantidades grandes de energía que no “viajan” a través del sistema, pero que satisfacen sus necesidades, sin que sumen al 46 por ciento de energía privada.
¿Cómo funcionan estos modelos?
Generación distribuida, ya la conocemos, es la generación sin necesidad de permiso detrás del medidor. Ese modelo pasará del límite de 500 kilowatts a 700 kilowatts. Sin embargo, nada en la ley o en el decreto dice que los modelos de contraprestación serán los mismos o parecidos. Desde hace años hay la intención (y totalmente justificada) de eliminar el netmetering o intercambio neto de energía. Hace dos años, un proyecto de la CRE buscaba eliminar el intercambio neto en media tensión.
Por otro lado, el autoconsumo pretende que se instalen hasta 20 megawatts de capacidad de generación en sitio y se consuma todo ahí, o los excedentes se regalen o vendan a CFE. A esta modalidad de generación se le dará un trámite simplificado o rápido, dado que no está diseñada para que su energía sea despachada; sin embargo, no hay reformas a la ley en materia ambiental ni social, por lo que estos permisos deberán contar con aprobación en ambos asuntos.
Ahora, ¿de qué tamaño es la necesidad de estos proyectos que no “suben energía a la red”? Hagamos cuentas.
Generación distribuida tiene un mercado potencial de más de 4 millones de usuarios, de los cuales medio millón ya tiene paneles. Pero hablamos de proyectos relativamente pequeños. Si la tendencia se mantiene, este sexenio pueden acumularse unos 9 mil megawatts nuevos para llegar a 14 gigawatts de capacidad instalada.
En autoconsumo el mercado es también enorme.
En 2023, CFE Suministrador de Servicio Básico tenía 968 usuarios en taifa DIT o DIST, mientras que en el Registro de Usuarios Calificados se encontraban más de 1,300 usuarios. Los usuarios DIT y DIST tienen un consumo promedio cercano a 79 megawatts por hora diarios. Considerando este promedio, los cerca de mil usuarios podrían satisfacer su demanda con centrales eléctricas de entre 1 y 20 megawatts. No suenan raros mil permisos de generación de 20 megawatts de capacidad, que permitirían al país cumplir con su meta de 45 por ciento de energía proveniente de fuentes limpias y al mismo tiempo satisfacer la demanda industrial creciente.
Se requieren alrededor de 45 gigawatts de capacidad nueva de generación entre eólica y solar para cumplir con los objetivos de energía limpia. El gobierno ha anunciado unos 14 gigawatts nuevos, entre públicos y privados, de parques de gran escala. Si sumamos unos 9 gigawatts de solar, faltarían unos 20 gigawatts de energía limpia, que podrían venir de autoconsumo.
Esto significaría un nuevo modelo eléctrico en los hechos, fortaleciendo la generación en sitio y descentralizando al sistema, lo que hará necesaria una fuerte inversión en baterías, tanto en la red como en sitio, esto porque parece que CENACE quiere obligar a los generadores de renovables a tener baterías, además de que podría resultar un buen negocio generar energía de más en sitio y guardarla en baterías en lugar de consumir energía de la red.. Si bien desaprovecharía las economías de escala, disminuirían las pérdidas en conducción.
¿Es un modelo viable? Sí. Pero al modelo le duele la falta de confianza que genera la reforma judicial. Y sin certeza, se complica la inversión.
Le dieron bien la vuelta al 54-46, pero se antoja más complicado generar certeza con la reforma judicial a cuestas.
“Le dieron bien la vuelta al 54-46, pero se antoja más complicado generar certeza con la reforma judicial a cuestas”.
Como dije en la primera entrega de esta serie, el problema de esta nueva ley no está en el modelo industrial, sino en el usuario pequeño que no tendrá las ventajas del gran consumidor. Además de algunos errores repetidos de la LIE. De eso hablaremos en la cuarta entrega.
(Lea aquí la segunda parte de este material)
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