Ulises Juárez / Energía a Debate
La utilización de energías renovables impulsa el crecimiento económico, crea nuevas oportunidades de empleo, mejora el bienestar humano y contribuye a un futuro seguro para el clima, concluye el estudio “Energía en México: Hacia un Bienestar Sustentable. Un Análisis Económico”, presentado este miércoles por el consorcio formado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), la Iniciativa Climática de México (ICM) y la organización alemana AgoraEnergiewende.
Las energías verdes, continúa el documento, también fomenta la autosuficiencia y la seguridad energéticas, dado que las fuentes renovables son inagotables o, en su caso, se renuevan en periodos cortos, además de que son un recurso autóctono, por lo que el país depende menos de las importaciones y de factores externos, como el precio internacional de los combustibles.
El documento, presentado de manera virtual, es un modelo económico que tiene como objetivo estimar la forma en que las políticas públicas en el sector eléctrico afectan a las industrias de los combustibles y de la electricidad en México, así como su impacto en el medio ambiente, con variables socioeconómicas como el Producto Interno Bruto (PIB) y el empleo.
“Un país como México, que tiene abundancia de recursos naturales, tendría que ser un país que se beneficiase mucho más de esta abundancia energética que otros, porque simplemente hay una diversidad de energética solar, eólica, bioenergética, hídrica y hasta geotérmica que es única”, dijo el Mtro. Philipp D. Hauser, asociado senior internacional y para América Latina de AgoraEnergiewende.
“Ese fue el principio del estudio, para mostrar de forma cuantitativa como una trayectoria de desarrollo con las energías renovables podría traducirse en beneficios para la población”, agregó durante la inauguración del evento.
Para el Dr. Adrián Fernández Bremauntz, director ejecutivo de ICM, el estudio es uno de los primeros en su tipo que explícitamente buscó analizar cuáles serían las diferentes implicaciones de carácter económico, en términos del PIB, en empleos y en costos de la energía para los diferentes sectores productivos, asociados con diferentes escenarios o rutas de las renovables.
“La relevancia de este estudio es que atiende al corazón de un planteamiento que se están haciendo todos los países en el mundo, especialmente los del G20, que es cómo podemos recuperarnos económicamente de la crisis de la de la emergencia en buena medida por el COVID-19”, expresó.
Anotó que el desafío es la recuperación económica, analizando qué políticas públicas, en particular en el área de energía, se deben seguir para que esa recuperación no sea solo limpia y ambientalmente benigna, sino que también sea la más favorable también en empleo, bienestar y de riqueza.
En su oportunidad, el Dr. Daniel Ventosa-Santaulària, director de División e investigador de la División de Economía, celebró en representación del Dr. Sergio López Ayllón, director general del CIDE, que el Centro haya podido contribuir con este documento a lograr un mejor entendimiento de las implicaciones que tienen las decisiones que se están tomando en cuestiones de política energética.
Algunos resultados
Los resultados del estudio fueron presentados por el Dr. Juan Rosellón, profesor e investigador de la División de Economía; el Dr. Pedro Hancevic, coordinador académico de la Maestría en Economía Ambiental, y el Dr. Héctor Núñez Amórtegui, profesor investigador titular en la División de Economía, todos del CIDE, quienes estuvieron a cargo de la elaboración del documento.
Expusieron que para el estudio se plantearon dos escenarios de crecimiento económico, ambos con horizontes al 2035 y 2050, de acuerdo con el desarrollo de las fuentes de energía.
El primero, llamado “escenario 4T”, se refiere a la agenda de política de la administración actual en la que tiene como objetivo primordial fortalecer a las empresas estatales, por lo que prioriza la generación de energía de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y sus empresas subsidiarias a partir de combustibles fósiles.
Por escenario “verde” se entiende aquel construido con las proyecciones realizadas por Iniciativa Climática de México, en el que existe un proceso acelerado de descarbonización con la introducción masiva de energías renovables y electrificación de la industria y el transporte.
Ambos toman como escenario base el 2018, año en que dio inicio la actual administración federal, para calcular las proyecciones a futuro.
Así, el estudio concluyó que, de optar por el modelo de desarrollo “verde”, México podría tener para 2050 un excedente económico de 82.3% por encima del que ofrecería el actual modelo 4T.
Y para el año 2035, plantea que la diferencia entre ambos modelos sería de 11.3%, con ventaja del modelo basado en fuentes de energía renovables.
Este excedente económico del sector energético del país toma en cuenta el excedente que obtienen, por un lado, los productores de combustibles y electricidad –la diferencia entre el costo de producción y el precio de venta–, y por el otro lado, los consumidores, cuyo excedente es la diferencia entre su disposición a pagar por la electricidad y los combustibles y el precio que realmente pagan por ellos.
La suma de ambos excedentes resulta en el excedente social, que incluye las ganancias ambientales en la reducción de emisiones a la atmósfera.
En virtud de lo anterior, en 2018 se calculó un excedente económico de 228.90 miles de millones de dólares anuales (mdd/a). Para 2035, en el escenario 4T, este excedente se incrementará a 307.86 miles de mdd/a, una cifra que podría crecer 11.3% si el país optara por el escenario “verde”, que permitiría que el excedente económico llegue a los 342.49miles de mdd/a.
Para 2050, en el escenario 4T, llegará a los 471.39 miles demdd/a, con un considerable incremento de 82.3% por encima de esta última cifra si México aplicara un modelo verde, obteniendo de esta manera un excedente económico estimado en 859.25miles de mdd/a.
Sobresale que para el año 2050, en el escenario 4T, el sector eléctrico del lado de los consumidores podrá alcanzar un excedente económico de unos 287.5 miles de mdd/a, cifra que aumentaría un 64.7% si se sustituyera por el modelo “verde”.
Del lado de los productores de energía, para el mismo año, la diferencia entre ambos escenarios sería de un elevado 1,275.4%, refiere el estudio.
Los beneficios ambientales también son significativos. El estudio plantea un escenario base para 2018 de 15.23 miles de mdd/a en costos por daños al medio ambiente. En el escenario 4T, este monto se elevará a 18.28 miles de mdd/a para 2035 y a 25.36 miles de mdd/a para 2050.
En el escenario “verde”, prevén las tres organizaciones, estos costos se reducirían 55.7% y 71.1%, respectivamente.
Respecto a la economía del país, el documento apunta que, si bien habría crecimiento económico en los dos escenarios, el escenario verde tendría un aumento anualizado del PIB de 3.65% y 3.74% en los años 2035 y 2050, respectivamente. Esto representaría una diferencia de 1.03% y de 1.20% mayor con respecto al escenario 4T.
Entre las conclusiones, el estudio plantea que, en el escenario 4T, el suministro de combustibles para energía aumentaría, con el gas natural sería como principal combustible, mientras que en el escenario verde el uso de combustibles fósiles disminuiría significativamente con un alza importante en la capacidad instalada de generación eléctrica renovable y la reducción en sus costos.
Así mismo, la demanda de electricidad aumentaría de manera importante en el escenario verde, debido al menor precio de la electricidad y la electrificación de los sectores de la industria y el transporte, agrega.
Respecto a la demanda de combustible para el transporte, prevé que se mantendría prácticamente igual en el escenario 4T respecto al 2018. En cambio, disminuiría significativamente en el escenario verde. Esta disminución, añade, sería consecuencia principalmente de la electrificación del sector.