Falacia es nada más que un engaño o mentira que se esconde bajo algo, en especial cuando se pone de manifiesto su falta de verdad.
Eso es lo que hicieron los dignatarios de Estado del área de energía del ex presidente Evo Morales. Engañaron y mintieron por muchos años, no sólo a su pueblo, sino que creemos también a su presidente.
Al calor de una herencia recibida de los anteriores gobiernos y de condiciones favorables de mercado externas inigualables –como son: 1) reservas de gas natural y líquidos, 2) contrato de gas firmado con Brasil, 3) infraestructura desarrollada de gas natural a Argentina y Brasil, 4) déficit crónico de gas en Brasil y Argentina, 5) precios elevados de exportaciones de gas natural vinculados al precio del petróleo, 6) elevada renta gasífera con regalías e Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) de la anterior gestión de gobierno, y muchos otros factores–, el gobierno del ex presidente Morales generó exportaciones de gas natural e ingresos dantescos cercanos a los 37 mil millones de dólares en sus 14 años. Qué hicieron o cómo despilfarraron estos recursos es materia de análisis para economistas.
Estos ingentes recursos recibidos permitieron que el sector hidrocarburos fuera manejado nefastamente. Todo fue ideado por el finado Carlos Villegas (ex Ministro y Presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, YPFB), quien, desde su posición ideológica y de total desconocimiento de la industria, llevó a Bolivia a la situación donde nos encontramos hoy en día. Las sucesivas autoridades de energía no pudieron corregir y siguieron engañando al pueblo sobre una industria que se venía en picada.
En octubre de 2013, hacíamos notar al Sr. Villegas que tendríamos un serio déficit para cumplir nuestros contratos de gas natural y abastecer el mercado interno el año 2017, si no invertíamos masivamente en exploración. El texto en esta liga es prueba. Fuimos fustigados con mucha dureza por nuestros análisis. El tiempo nos dio la razón y las evidencias son las elevadas multas y penalidades por incumplimiento en los contratos de gas que llegaron de Brasil y Argentina.
No obstante esto, no se fortaleció la exploración y las autoridades se limitaron a falsearnos y hacer festejos políticos sobre descubrimientos y nuevas reservas inexistentes. Adulteraron certificaciones de reservas de gas y petróleo. Hemos descubierto “un mar de gas” fue la cúspide de la mentira. Nuestras reservas y producción están declinando muy fuerte, pero con algo de nueva exploración en camino.
El gobierno del MAS dejó una bomba de tiempo en las relaciones y negociaciones del nuevo contrato de gas con Brasil que concluía en 2019. El o los nuevos contratos debían estar firmados por lo menos un año antes y habrá que hacerlo ahora en 70 días. Por los incumplimientos del contrato de gas con Argentina, se negoció una adenda y habrá que renegociarlo este año en condiciones difíciles, siendo un contrato de hasta 2026. Nos dejaron sin contratos de gas, pero nos falsearon con cerca de 200 memorándums de entendimiento (MOUs) con empresas y gobiernos de todo el mundo.
Lo que es peor, con reservas declinantes, se dio inicio a tres proyectos del tipo “elefantes blancos” de supuesta industrialización del gas natural y que son otra bomba de tiempo para YPFB: (1) La planta de urea (con un costo de mil millones de dólares) mal ubicada, que opera a entre 30 y 40 por ciento de su capacidad y que no cubre ni sus costos operativos aun con gas de 0.96 dólares por millón de BTU (que se compara con un precio de exportación 5 ó 6 dólares por millón de BTU); (2) La planta de Gran Chaco de gas licuado del petróleo, GLP (con un costo de 700 millones de dólares) que opera a media capacidad de un solo modulo (de dos) y que también tiene serios problemas para cubrir costos operativos, y (3) la planta de Mini GNL de Rio Grande (220 millones de dólares) para supuestamente dotar de gas a áreas rurales a todo Bolivia y que tiene serios problemas técnicos, operativos y que la dejaron abandonada (otra carga para YPFB). Nos mintieron también que habría una planta de polipropileno cuando no había ni reservas de gas, ni mercado ni recursos económicos. Nos falsearon con la industrialización.
Nos dijeron que Bolivia seria el corazón energético de América del Sur y que exportaríamos GLP, gas y energía eléctrica a todos lados. Se construyeron proyectos de generación eléctrica sin demanda ni mercados. Hoy tenemos casi 2,000 megawatts, MW, de capacidad ociosa. Según nuestros análisis, aun la prevista exportación de energía eléctrica de 300 MW a Argentina (con 70 millones de dólares ya invertidos) es antieconómica y no beneficiosa para el país. Nos engañaron sobre las exportaciones de gas y electricidad.
Y para finalizar estamos seguros que nos falsearon sobre la salud de las empresas estatales de hidrocarburos (YPFB, “La fuerza que transforma Bolivia”) y de electricidad (ENDE). Las politizaron al extremo, hicieron sus feudos para empleos del partido de turno y las llenaron de corrupción. Las nuevas autoridades del sector de hidrocarburos y de energía tienen la responsabilidad de transparentar el detalle de todo lo descrito.
*Ex ministro de Hidrocarburos de Bolivia y actual socio director de Gas Energy Latin America.