Desde aquellos días en 1985 en los que, trabajando en la CFE en temas de ahorro y uso eficiente de la energía, me encontré con pequeños libros publicados por la propia Comisión intitulados Estadísticas por Entidad Federativa. Me hice gran aficionado a coleccionar información detallada del consumo de electricidad en México. En estos cuadernos encontré, publicados anualmente por estado y por tarifa, tabulados de consumos de electricidad y número de usuarios que desglosaban, con detalle que no se obtenía en ningún otro lado, a qué tipo de usuarios, cuánto y en donde se consume el fluido eléctrico en nuestro país.
Poco a poco, fui armando series de tiempo que hoy se extienden por más de tres décadas y que me han servido varias veces para identificar patrones relevantes del consumo eléctrico en México.
Fue con esas tablas que descubrí la relevancia de las viviendas de Mexicali como usuarias de electricidad, con consumos anuales por usuario hasta cinco veces lo que se registraba para –digamos– el Distrito Federal. Como sabemos, Mexicali es un lugar con altas temperaturas en el verano y vivir allí requiere de mucha electricidad para mantener fresco el interior de las casas (o irse a vivir a Tijuana, donde llega la brisa fresca del mar…).
Esos datos me sirvieron cuando, allá en la CFE, hice mis primeros cálculos del posible impacto de aislamiento térmico de techos sobre el consumo de electricidad en esa localidad. Este estudio sirvió, un par de años después, para dar elementos para la creación de un fideicomiso (el FIPATERM) para financiar el aislamiento térmico de más de cien mil techos de viviendas con alto consumo de electricidad y bajarles hasta 30% de su consumo en verano.
También me sirvieron, ya como series de tiempo que armé a mano, para llevar a cabo los análisis que hice en mis trabajos para mi tesis de Maestría en la Universidad de California en Berkeley, que trató sobre el uso del aire acondicionado en el norte de México, en general, y en Mexicali, en particular.
En la Conae los usé para defender el Horario de Verano, usando esos datos para evidenciar la reducción del consumo de energía eléctrica en usuarios residenciales.
Más adelante me sirvieron, con información detallada del Fide y la que reportaba la Secretaría de Energía de los usuarios de electricidad (que, por cierto, no las presentaba por tarifa, sino por agregados de usuarios), para descubrir que lo que la Secretaría reportaba en la categoría de “mediana industria” incluía miles de instalaciones del sector servicios (como edificios de oficinas, hospitales, escuelas y supermercados, entre otros) conectadas a media tensión. Con esos datos pude documentar y afirmar que, en México (para el año de 2005), los edificios (residenciales y del sector servicios) consumían más electricidad que los usuarios industriales.
Estando en la Conuee, cuando los datos ya no estaban disponibles al público (lo estuvieron por algunos años en la página de la CFE), tuve la oportunidad de recibir las series de tiempo mensualmente y utilizarlas para evaluar el gran impacto de las Normas Oficiales Mexicanas aplicables a equipos eléctricos en usuarios residenciales; poder estimar el creciente peso del consumo de electricidad para el confort térmico en regiones de clima cálido (que ya representa una tercera parte del consumo de todo el sector), y la reducción del 25% del consumo para alumbrado público a partir de 2015 (resultado del cambio de tecnología a LED).
Sin embargo, al salir de la Conuee dejé de recibir esos datos y me quedé sujeto a otras fuentes de estos, en particular los del Sistema de Información Energética y las prospectivas del sector eléctrico de la Sener.
El hecho es que, por algunos meses, me desconecté de los flujos de información y no fue sino hasta inicios de este año que me he interesado en actualizar lo que son las series de tiempo que he armado por más de 30 años.
El problema es que, ahora que los busco, ya no los encuentro.
Por un lado, al SIE-Sener lo cambiaron y, cuando pude entrar hace unos meses, me encontré que contenía menores detalles sobre la demanda de electricidad que una versión previa. Esta semana, cuando quise entrar de nuevo, al sistema no lo encontré en la página de la Sener y, cuando lo ubiqué por Google, me rechazó una y otra vez, aun cuando intenté entrar como un usuario nuevo.
Por otro lado, las Prospectivas del Sector Eléctrico, que incluían series de tiempo para ventas de electricidad por tipos de usuario para los diez años previos y lo planeado para los siguientes 15, dejaron de reportar con ese detalle desde hace ya cerca de 10 años.
Me quedé a oscuras, pues, y lo peor es que esto significa que analistas de la demanda y uso final de energía como yo no tendremos datos básicos para dilucidar el reflejo, por ejemplo, del acelerado proceso de electrificación del transporte, o de la instalación de celdas fotovoltaicos, en el consumo eléctrico de las viviendas.
“Analistas de la demanda y uso final de energía como yo no tendremos datos básicos para dilucidar el reflejo, por ejemplo, del acelerado proceso de electrificación del transporte, o de la instalación de celdas fotovoltaicos, en el consumo eléctrico de las viviendas”.
Es posible que alguien, con válida razón, me diga que mi problema es mi edad, que ya no veo bien y que mis habilidades informáticas han caducado. No obstante, a nombre de los viejitos que nos gusta ver los detalles de cómo se usa la electricidad en México, espero que alguien haga más fácil darle seguimiento, con el mayor nivel de detalle posible, de lo que ocurre del otro lado del medidor. ¿Será posible o nos quedaremos en este apagón?
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