Baterías, más allá del CAPEX

El primer proyecto de almacenamiento que conocí en México se centraba justamente en almacenamiento. “No es un parque solar con almacenamiento, es una central de almacenamiento con un generador solar”, me decían.

A pesar de todos los problemas que tuvo para entrar en operación (un desafortunado contexto político y un regulador casi totalmente ajeno y sin conocimiento), el parque ahora opera y tengo la certeza de que debe ser una de las centrales más rentables que hay en México. Por eso me llama la atención que ahora, al menos a gran escala, haya nerviosismo cuando se habla de la necesidad de baterías y la preocupación de lo que significa para el CAPEX. En realidad la exigencia debería ser únicamente reglas claras para los servicios que el almacenamiento va a ofrecer al sistema.

Pero vamos por partes.

Es un poco falaz que toda central eléctrica no convencional requiera baterías. Si bien las baterías pueden facilitar la labor del operador del sistema eléctrico, su ausencia no es el acabose del sistema. Europa y China han acelerado la instalación de capacidad de almacenamiento, pero el mayor volumen se dio inicialmente detrás del medidor, y fue principalmente para ahorrar los costos de adquisición de energía en horarios de alto precio.

El maltrato al sistema eléctrico durante el sexenio pasado, que se mezcla con el crecimiento de la demanda, dejan al sistema en una realidad difícil: no se ve cómo antes de 2028 (en el mejor de los casos) se puedan acabar los disturbios en el sistema eléctrico por la falta de energía y/o transmisión suficiente. Y aunque SENER/CNE están haciendo las cosas razonablemente bien para acelerar la inversión, considerando el marco jurídico judicial en contra, los proyectos llevan su tiempo y no se pueden construir con varita mágica.

Pero el maltrato al SEN no solo se refleja en disturbios y apagones, sino en el alto costo de la energía, dado por la necesidad de operar algunas centrales ineficientes. Ante esto, generar a costos bajos, almacenar a costo medio y satisfacer así las necesidades con costos previsibles y estables es una ventaja ante el inevitable crecimiento del costo energético constante que tendrá la red.

Por eso, la pregunta más que ser: ¿cuánto me costará ponerle baterías a mi central eléctrica?, debería plantearse: ¿qué mecanismos podré usar para generar valor de la mano de las deficiencias y desarrollo del sistema eléctrico?

Imaginemos, por ejemplo, que un sistema de almacenamiento de energía no solo haga las funciones detrás del medidor que la propia empresa pida, sino que pueda ofrecer regulación primaria a la red, en algún momento que eso sea más rentable que mantener la actividad productiva interna de su compañía.

Al final del día, la realidad es que no hay algo escrito sobre la capacidad de almacenamiento que debe tener alguna central eléctrica, ni un centro de consumo, de hecho depende de las funciones que espere el sistema eléctrico o el consumidor de cada caso.

Sería un error de los inversionistas y/o del regulador limitar el universo de posibilidades que tiene una central al interactuar, o no, con la red, pues el almacenamiento se vuelve el candado, abierto o cerrado, que permite la transición energética, agregar más capacidad renovable, bajar los costos de energía, al mismo tiempo de mantenerla estable y segura.

“Sería un error de los inversionistas y/o del regulador limitar el universo de posibilidades que tiene una central al interactuar, o no, con la red”.

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