Decía Ezra Pound que “…la técnica de la infamia es comenzar dos mentiras a la vez y lograr que el pueblo discuta acaloradamente sobre cuál de ellas es la verdad”. Pues bueno, en la discusión de los niveles de contaminación a la atmósfera provenientes de la Refinería de Cadereyta que afectan al Área Metropolitana de Monterrey (AMM), el gobierno federal, desde la Presidencia y desde el propio PEMEX, están difundiendo dos mentiras: que la refinería cumple con las normas de calidad del aire y que otras industrias del área contaminan más que ella. En ambas mentiras comparan de manera deliberadamente equivocada, peras con manzanas. Veamos:
1. La Subdirectora de Producción de Petrolíferos de PEMEX aclaró ayer “…que los monitoreos de la calidad del aire en la zona de influencia de la refinería cumplen con los parámetros establecidos en las normas de salud NOM-022-SSA1-2019 y la NOM-025-SSA1 2021”. Al respecto, hay que decir que el monitoreo perimetral que realiza PEMEX no mide la contaminación en los sitios donde la pluma contaminante de sus chimeneas toca tierra y población expuesta. O sea, las estaciones de monitoreo están ubicadas donde no llega su contaminación. Peor aún, las normas de emisión que debería de estar reportando PEMEX son las que fijan valores máximos permisibles de emisión en chimenea: la NOM-043, NOM-148, NOM-137 y NOM-085, todas ellas emitidas por la SEMARNAT. Esta información debería ser de libre acceso, publicada en la plataforma digital del Registro de Emisiones y Transferencia de Contaminantes (RETC) que extraña, pero explicablemente, no opera ni se ha actualizado en esta Administración.1
Cabe aclarar que las normas referidas son obsoletas y extremadamente laxas, si las comparamos con las de la Agencia Estadounidense de Protección al Ambiente (la EPA) porque PEMEX sí cumple en su refinería de Deer Park, ubicada en Texas.2
PEMEX y la CFE han hecho una captura regulatoria desde hace medio siglo en el sector ambiental y han impedido su actualización. Ideal sería que PEMEX le proporcionara a los mexicanos la misma información pública, los mismos indicadores de contaminación al aire, agua y por residuos sólidos, que muy diligentemente reporta en los Estados Unidos.
2. De manera ominosa, el Gobierno de México, en su cuenta de X (@GobiernoMX) publicó ayer una infografía que tituló “¿Quién es quién en los contaminantes en Monterrey?” y compara las emisiones de bióxido de carbono (CO2) de Iberdrola, Ternium y PEMEX. Pero esas emisiones de un gas de efecto invernadero no son las de interés público en Monterrey, pues no son tóxicas. Las emisiones de interés y que han sido el centro de preocupación de los regiomontanos, son las de partículas finas (PM10 y PM2.5), así como las de Bióxido de Azufre (SO2) y Óxidos de Nitrógeno (NOx), todos ellos contaminantes tóxicos y los dos últimos precursores de contaminantes secundarios (partículas y ozono). Además de esas emisiones, como lo hace en Texas, PEMEX debería reportar sus emisiones fugitivas de Compuestos Orgánicos Volátiles (COV), como el Benceno, el Xileno o el Tolueno, que son cancerígenos. Pero no lo hace.
La Refinería de Cadereyta es responsable del 94% de las emisiones de SO2 y el 46% de todas las emisiones industriales en el AMM, de acuerdo con el nuevo Programa Integral de Gestión de la Calidad del Aire 2023-2033 (PIGECA). Obviamente, PEMEX no se ha querido adherir con sus compromisos de reducción de emisiones al programa y ni siquiera va a las reuniones.
Para empantanar más la discusión pública, PEMEX dió a conocer ayer su “Plan de Sustentabilidad”, tratando de mostrar su preocupación institucional por el medio ambiente, incluyendo un anexo con supuestas líneas de descarbonización. Reitero la palabra supuestas, pues la descarbonización se entiende a nivel internacional y la gestión climática global, como el proceso de transición hacia energías limpias, mayoritariamente renovables, y el abandono de los combustibles fósiles; no la reducción de gases de efecto invernadero mediante acciones de eficiencia energética, control de fugas, reparación de equipos o cambio de quemadores como son las medidas incluidas en el citado plan que debieron haber realizado desde el siglo pasado.
Hay que decirlo en términos claros y modernos, el Plan de Sustentabilidad de PEMEX es GREENWASHING, un término en inglés que se utiliza para describir acciones de mercadotecnia y falsedad de compromisos que realizan las empresas para crear una imagen ilusoria de responsabilidad ambiental. Hacer greenwashing desde el gobierno es altamente reprobable, pues debería ser el gobierno quien sancionara estas prácticas, como ocurre con las nuevas directivas europeas de Responsabilidad Corporativa, y no quien las utilice para fines políticos.
1 Ver: https://www.gob.mx/semarnat%7Cretc/articulos/registro-de-emisiones-y-transferencia-de-contaminantessus siglas en inglés),
2 Ver: https://echo.epa.gov/detailed-facility-report?fid=110031267064