La ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés), promovida por el gobierno de Estados Unidos, fue aprobada por el Senado de ese país.
Dentro de la IRA, impulsada por Joe Biden, se establece una bolsa de 374 mil millones de dólares al gasto energético, dentro de los que se estipula un estímulo fiscal de siete mil 500 dólares para la venta de autos eléctricos nuevos que sean fabricados en Norteamérica.
Esto beneficia a manufactureras como Tesla, mientras que otros fabricantes como General Motors y Ford, deberán asegurarse que sus vehículos se fabriquen en América del Norte y dejen de depender de China para la cadena de suministro de las baterías de autos eléctricos.
En este sentido, la Alliance for Automotive Innovation, una alianza de cabildeo de grupos automotrices que fabrican autos y camiones ligeros para su venta en Estados Unidos, expresó previo a la aprobación de la iniciativa ante los legisladores estadounidenses sus preocupaciones sobre la propuesta, al considerar que eliminaría la posibilidad de depender de cadenas de proveedurías fuera de Norteamérica, principalmente de China, para las baterías y los minerales cruciales para el desarrollo de autos eléctricos, lo que los descalificaría para obtener el estímulo fiscal por cada venta.
Sin embargo, la legislación resulta benéfica para empresas como General Motors, que tiene planeado desarrollar la nueva versión de su camioneta Blazer, que será totalmente eléctrica y sería armada en la planta de Ramos Arizpe, Coahuila.
En este sentido, la Secretaría de Economía celebró que la aprobación en el Senado de los Estados Unidos del Plan para la Reducción de la Inflación, no discrimine a vehículos producidos en México, al considerar la manufactura de baterías y vehículos eléctricos en Norteamérica para incentivar su adopción.
En su cuenta de Twitter, la dependencia que dirige Tatiana Clouthier destacó que en la región, México, Estados Unidos y Canadá producen en conjunto para competir globalmente.