El desarrollo de proyectos de energía eólica inició con CFE en 1994 con el parque de La Venta, en el Istmo de Tehuantepec. Hay que hacer notar que tiene ya 30 años.
¿Qué tanto ha cambiado el sector eólico? Pongamos en perspectiva.
Los aerogeneradores solicitados por CFE para La Venta eran de 225 kilowatts. La capacidad de un generador moderno, en el mar, es de hasta 14 MW, 62 veces la capacidad cada máquina de la empresa estatal. Si comparamos peras con peras y consideramos la capacidad de generación de las turbinas eólicas en tierra, ya son mayores a 6 MW, o sea 26.6 veces la capacidad de un generador en La Venta. En la zona de Istmo se han instalado aerogeneradores de 3 MW, 13.3 veces la capacidad de los instalados por CFE.
Los aerogeneradores de CFE en Oaxaca han tenido una degradación paulatina pero constante. Problemas operativos comunes, equipos parados por meses e incluso prácticas de canibalismo, o sea, tomar piezas de uno para reparar otro.
Pero no es solo eso. A juzgar por comentarios realizados por personal de CFE en la “Estrategia de Transición para Promover el Uso de Tecnologías y Combustibles más Limpios”, publicada la semana pasada en el Diario Oficial de la Federación, el conocimiento sobre eólico quedó muy atrás en la empresa del Estado.
Retomo comentarios del punto 5.1.1.3 del documento:
“…se debe tener en cuenta el ruido generado por la rotación de las aspas y del no uso del terreno a excepción de ciertas aplicaciones…”
Sobre este comentario vale la pena acotar: Si, los generadores generan ruido. Sin embargo, los aerogeneradores tienen un espacio de seguridad alrededor de ellos. Fuera de ese espacio el ruido desaparece. Además, cada vez se diseñan máquinas que producen menos ruido. Incluso, cuando las normativas sobre emisión de ruido son exigentes, los aerogeneradores pueden estar equipados con tecnología de reducción adicional de ruido. Sobre el uso del terreno, los aerogeneradores junto con los caminos, plataformas, obra eléctrica e infraestructura de almacenamiento, todo junto, usan menos de cinco por ciento de área total de los parques. Casi todo el resto del terreno se puede usar, por ejemplo, en agricultura y ganadería. Así sucede en Oaxaca o Tamaulipas. En el norte, incluso, los dueños de los terrenos llegan a considerar sacarse la lotería por tener un generador en sus tierras.
Otro comentario:
“También hay que incluir el impacto visual de este tipo de tecnologías, así como, considerar los aspectos: social, cultural y de comportamiento (preferencias del consumidor y prejuicios sociales), tradiciones y dispersión de la población”.
Aquí podemos explicar también. Sin duda los primeros proyectos eólicos en el país fueron algo complejos. Sin embargo, los asuntos sociales se han vuelto muy distintos. Al grado de que, al día siguiente de que fue rechazada la reforma Constitucional del presidente en materia eléctrica, los dueños de las tierras urgieron al gobierno a construir la línea de transmisión necesaria para el desarrollo de nuevos parques en el Istmo. Podemos agregar también que hace unos años se agregó a nuestro marco regulatorio el cumplimiento de la Evaluación de Impacto Social (EVIS). En ella se evalúan los impactos positivos y negativos de cada proyecto, así como las medidas de mitigación y compensación. En nuestro país no se construye un proyecto sin una EVIS aprobada por SENER.
Y el último comentario:
“En general, las energías limpias presentan un alto costo inicial asociado a su infraestructura y maquinaria, las energías limpias con alta variabilidad requieren una inversión adicional para compensar la intermitencia”.
¿Es alta la inversión requerida para aerogeneradores? Comparado con algún generador que use combustibles es cierto. Sin embargo, no usan y por lo tanto no pagan gas, diesel ni combustóleo. Al no usar combustibles, su costo de generación es muy bajo. La importancia de una central de generación es el costo final al que puede entregar la energía. Las renovables tienen el costo más bajo.
Ahora, la variabilidad de las renovables es algo altamente predecible. Los sistemas de pronóstico del clima permiten saber de forma confiable cuánto va a generar y a qué hora un aerogenerador o un panel fotovoltaico. “Compensar la intermitencia” se hace mediante una programación adecuada de las centrales y al contar con generadores que ofrezcan alta flexibilidad al sistema eléctrico. Una de las formas es con hidroeléctrica, ¿no decía la actual administración de CFE y el presidente que la hidroeléctrica es barata?
A juzgar por estos extractos, tal parece que CFE ha evolucionado poco en su conocimiento tecnológico y en general de las condiciones de desarrollo de proyectos eólicos. En solar lo que tenemos son sobrecostos insultantes.
“Tal parece que CFE ha evolucionado poco en su conocimiento tecnológico”.
En el punto final de la estrategia, la propia CFE reconoce que hay “Carencia de instituciones profesionales, capacidad institucional limitada”. Eso explica el extravío de los comentarios anteriores.
Todo esto es preocupante, sobre todo si pensamos que CFE, en mercado o monopolio, debe ser un actor importante en el futuro del sistema eléctrico y no que siga viendo la tecnología con una perspectiva de hace 30 años.
Tal vez de ahí nace la actitud de luditas de algunos directivos, que han frenado de facto la transición energética.
Quien quiera que llegue a la presidencia requiere desarrollar una empresa de futuro, que aporte a la transición energética y un sistema eléctrico fuerte, resiliente y, además, de bajo costo, de la mano con el sector privado, y no repetir el freno de este gobierno.
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