(Esta colaboración se publicó hoy en el diario Reforma)
A inicios de 2015 coincidí en una reunión con personal de CFE. Les pregunté ¿En qué empresa de CFE quedarán? Esperaba que respondieran que en Generación, Transmisión, Distribución o Suministro. Respondieron que no pasaría eso, que la reforma se aplicaría pero CFE seguiría igual.
Dos años después, cuando CFE se amparó contra el pago de excedentes generados por paneles solares, le compartí a un amigo trabajador de CFE el borrador de un artículo que explicaba el tema. Minutos después me respondió “no tengo idea de que habla tu texto, lo mío es que esta cosa funcione”.
Esas experiencias explican el verdadero problema de CFE, que no fue considerado en la reforma de 2013 ni se atiende en la iniciativa de reforma de Bartlett.
“En otras palabras, no se resuelve el problema de tener una CFE poco competitiva, sino que nos hace pagar para mantenerla así”.
La gran desventaja de CFE de cara a la reforma de 2013 fue que en general no estaba lista ni se preparó para competir, pero se le lanzó al ruedo. Me explico.
Los operadores de las centrales de CFE debían asegurarse de que la central estuviera activa y disponible el mayor tiempo posible, a cualquier costo. Se aseguraba de tener las refacciones necesarias, dar o contratar el mantenimiento y contar con los combustibles suficientes, por citar algunos ejemplos. Hacer esto era la prioridad y el costo de hacerlo no era problema; finalmente nadie más que CFE podía generar energía para dar a los mexicanos y entonces se tendrían que solventar los costos, ya fuese con el pago de las facturas o con subsidios. No había incentivos para buscar ser más eficientes, disminuir costos, al fin el usuario y el gobierno pagaban.
El problema es que la reforma puso a CFE en medio de la competencia sin preparar a los trabajadores. En general, pocos entendían lo que se venía con la reforma; no se les explicó que los recursos ya no eran infinitos, ni que la única forma de asegurar el despacho era disminuir los costos de operación al mismo tiempo que se tenían las máquinas a punto. Hubo quien entendió el nuevo contexto y trabajó para corregir, también directivos que entendieron el asunto y querían llevar a CFE por el camino de la competitividad, pero a la llegada de Bartlett fueron eliminados y reemplazados por otros que no tenían idea del ecosistema de competencia. Se tomaron decisiones como si estuvieran en monopolio, lo que empeoró los números. Entonces las utilidades de la empresa en 2017 y 2018, se convirtieron en pérdidas de 2019 en adelante.
El paso del tiempo bajo esta operación como monopolio fue acrecentando los problemas en CFE. De ahí que un megawatt hora generado por un ciclo combinado privado contratado por CFE cueste menos de la mitad que el generado por la propia CFE, a pesar de ser la misma tecnología y combustible. De ahí mismo que esa diferencia crece en el tiempo y CFE termina desplazado con la entrada de cada vez más privados.
Y aquí hay algo importante, mejorar la competitividad no es un asunto de capricho, sino que es una necesidad para bajar los costos a los usuarios, lograr tarifas más bajas para los hogares, costos más bajos para la industria, costos más bajos de los productos que consumimos, atractivo para que la industria se establezca en el país y se generen empleos. La reforma de 2013 impulsó la competitividad, lo cual fue bueno para el país, pero no se preparó a CFE para eso.
La iniciativa presentada al Congreso en septiembre pasado en lugar de preparar a CFE para ser competitiva nos regresa al viejo esquema, con lo que haría que los consumidores paguemos los costos altos de CFE, en lugar de hacer a CFE más competitiva. En otras palabras, no se resuelve el problema de tener una CFE poco competitiva, sino que nos hace pagar para mantenerla así, sacrificando recursos públicos, haciendo pagar más caro al usuario, sacrificando empleos e incluso la transición energética, con la promesa de atenderla por decreto, sin tener planes reales para ello.
La reforma de 2013 no preparó a CFE, la de 2021 nos haría pagar por ello a todos, en lugar de solucionarlo.