El diesel y el azufre
Una de las características del petróleo crudo mexicano, sobre todo del Maya, es que tiene un contenido alto en azufre. Así es, es un asunto de la naturaleza, no es culpa del gobierno ni lo agregaron los neoliberales.
El problema de tener alto azufre en el crudo es que los productos de su refinación salen altos en azufre, a menos que se agregue a la refinería una parte al proceso que le retire este elemento. Para eso se usa generalmente una planta hidrodesulfuradora.
Aguas, eso no es una parte aislada de la refinación, es el proceso que permite sacar el máximo provecho de los hidrocarburos y obtener productos (naftas o combustibles) de mejor calidad.
Al quemarlo en los motores de combustión interna y en conjunto con el combustible, el azufre se convierte en óxido de azufre y esa cosa hace daño en los pulmones, o se mezcla con agua para generar algo que conocemos como ácido sulfúrico. En pocas palabras, daña la calidad del aire y la salud.
Como parte del proceso regulatorio, la Comisión Reguladora de Energía emitió hace unos años una norma en la que restringe el contenido de azufre del diesel, cosa que no iba a ser de un día para otro pues era imposible cumplir. Al mismo tiempo, Pemex debía realizar inversiones en sus refinerías para lograr producir diesel ultra bajo en azufre.
La onda es que hubo otras prioridades y no se atendió esta necesidad, por lo cual Pemex no cumple con la norma. Y entonces, decidieron “apoyar” a la petrolera estatal dándole chance de seguir aventando azufre a nuestra atmósfera y pulmones. Hay que sacrificar la salud del pueblo por el bien del pueblo, me imagino que pensaron en la CRE.
Afortunadamente no solo Pemex importa diesel a México, sino también otras empresas, sobre todo norteamericanas.
A estas otras empresas se les exige cumplir la norma de meter solo diesel ultra bajo en azufre. Y como las empresas privadas están en condiciones de desigualdad, reclamaron al gobierno americano y éste, a su vez, hizo lo mismo con el gobierno mexicano. La falta de piso parejo, he ahí la queja.
Como puede ver, de nuevo este reclamo nada tiene qué ver con la soberanía nacional, ni con el Capítulo 8 de la propiedad de los hidrocarburos en el subsuelo. Si el Estado mexicano defiende esta omisión a la norma, el Estado mexicano estará defendiendo el derecho a seguir afectando la salud de los mexicanos y al medio ambiente. Todo sea por el sueño del presidente de refinar más. ¿La salud del pueblo bueno?, esa puede esperar. Recuerde que esto es por el bien del pueblo bueno.
Ahora Pemex decide tomar otra “solución” que puede ser peor: instalar coquizadoras que generan coque, un compuesto más sucio y menos eficiente incluso que el combustóleo.
Llama la atención que un gobierno que se lanza contra empresas por fabricar y vender productos con alto contenido de azúcares o grasas, en busca del bienestar social, sea el mismo que modifique una norma para permitir a Pemex seguir produciendo diesel con veneno incluido.
“Llama la atención que un gobierno que se lanza contra empresas por fabricar y vender productos con alto contenido de azúcares o grasas, en busca del bienestar social, sea el mismo que modifique una norma para permitir a Pemex seguir produciendo diesel con veneno incluido”.
Pero insisto, todo sea por la idea del presidente de que refinar mucho es por el bien del pueblo bueno, aunque el pueblo bueno pierda dinero, salud y calidad ambiental por ello.
El tratado de libre comercio no solo aborda los temas de competencia y trato igualitario a las empresas de los tres países, sino que también obliga a los estados-parte a cumplir con una serie de condiciones ambientales.
La norma exclusiva para Pemex para producir y vender diesel alto en azufre no es solo una condición de desigualdad, sino también va en contra de la agenda ambiental, lo que termina por afectar a los mexicanos.
Derogar esta excepción mejoraría sin duda la salud de los mexicanos y el ambiente de nuestro país. O sea que por ese lado habría que dar las gracias al gobierno del vecino país del Norte por esta consulta específica al TMEC.
(Lea la segunda entrega de esta serie aquí)
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