David Shields
Con un gobierno petrolero y precios del crudo recuperados, hay quienes anticipan que habrá ingresos excedentes que impulsarían a la economía nacional. Tristemente, no es así, porque los gobiernos en turno –y el de López Obrador no es la excepción– suelen encontrar otras prioridades para ellos, muchas veces improductivas o de tipo político. En los hechos, indirectamente vía la Tesorería de la Federación, este año los excedentes “se quemarán” para subsidiar el precio de la gasolina a los consumidores.
Desde hace ya muchos años, cuando suben los precios del petróleo, éstos no se traducen en beneficios para la economía nacional. Entra más dinero al país por la exportación de crudo, pero sale más por la importación de combustibles. Esa importación suele comerse cerca del 70 por ciento de los ingresos por la exportación.
En lo que va de este año, gracias a la recuperación económica global y a los recortes de producción de la OPEP+, la mezcla mexicana de exportación promedia más de 60 dólares por barril. Su precio actual es de 71 dólares, contra un nivel presupuestal de 42 dólares. Pero el volumen exportado está 20 por ciento por debajo de los 1.2 millones de barriles diarios presupuestados. Si el precio y ese volumen se mantienen en su nivel actual en el segundo semestre, los excedentes en el año serán del orden de 6 mil millones de dólares.
Esos ingresos fortuitos se utilizarán, sobre todo, para subsidiar los precios de los combustibles al consumidor, compensando una menor recaudación del IEPS. Ese subsidio (o “estímulo fiscal”) ya se acerca a los 3 pesos por litro y tiene como único fin mantener un precio estable de la gasolina.
Siendo así, casi no habrá excedentes para otras prioridades, empezando por el supuesto “rescate” de Petróleos Mexicanos (Pemex). De hecho, no se sabe de dónde saldrá el dinero para rescatar a Pemex ni que exista una estrategia clara para hacerlo. Dada la magnitud de los pasivos financieros y laborales de Pemex (del orden 180 mil millones de dólares en total), ese rescate será difícil y caro.
Si la estrategia se limita a cubrir sólo pérdidas de operación y obligaciones de deuda con vencimiento de corto plazo, eso implicaría dedicarle cerca de 3 puntos del PIB al rescate en los próximos años. Pero va implícito que el gobierno no asumiría ni siquiera una parte de los pasivos de Pemex y seguirían muy restringidos los niveles de inversión en los campos petroleros –que están la mitad de lo que antes se gastaba en ese rubro–. Adicionales serían las erogaciones en Dos Bocas y en Deer Park.
Se percibe que el enorme gasto de capital en esos dos proyectos de refinación resultará muy superior a cualquier beneficio económico, agravando aún más la situación financiera de Pemex. El costo de avanzar hacia la supuesta autosuficiencia en combustibles, así como está planteado, será altísimo e injustificable si el mundo se mueve ahora hacia la movilidad eléctrica.
Una política agresiva de rescate y mejora de Pemex, con un aumento moderado de la producción de crudo y con cambios profundos en las operaciones y estructura de la empresa, probablemente implicaría gastar 12 puntos del PIB ó más (sin contabilizar Dos Bocas y Deer Park), lo cual es poco factible o justificable. Y obvio, jamás habría excedentes que alcancen para ello.
Persiste este grave riesgo sistémico para el país. Habría que aplicar reformas acertadas que le den viabilidad económica a Pemex y le permitan refundarse con recursos autogenerados, reorientando y racionalizando sus actividades, dando prioridad a alianzas productivas y a la sustentabilidad, contaminando menos, como ya lo hacen otras grandes petroleras.
Pero el gobierno no muestra ningún interés en esto. Lo único que intenta es patear el bote, sin rescate alguno. Su discurso patriotero no es visionario ni moderno. Las soluciones reales llegarán sólo cuando una correcta reingeniería financiera y técnica sustituya a la ideología y los prejuicios.
Artículo publicado hoy en el periódico Reforma.
David Shields es analista de la industria energética. Su e-mail: david.shields@energiaadebate.com