Reuters
Los productores de crudo podrían tener que reconsiderar sus políticas de bombeo tras la recuperación de la demanda en China, el segundo mayor consumidor de petróleo del mundo, afirmó el director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Fatih Birol.
China, el mayor importador mundial de crudo y el segundo comprador de gas natural licuado, se ha convertido en el mayor factor de incertidumbre en los mercados mundiales de petróleo y gas en 2023, ya que los inversores tienen dudas sobre su velocidad de recuperación tras el fin de las restricciones por el Covid en diciembre.
“Esperamos que cerca de la mitad del crecimiento de la demanda mundial de petróleo este año proceda de China”, dijo Birol a Reuters en los márgenes de la conferencia India Energy Week. Asimismo, añadió que la demanda china de combustible para aviones se está disparando, lo que ejerce una presión al alza sobre la demanda.
El grupo productor de la OPEP+ molestó a Estados Unidos y a otros países occidentales en octubre cuando decidió recortar la producción en dos millones de barriles diarios desde noviembre hasta 2023, en lugar de bombear más para reducir los precios del combustible y ayudar a la economía mundial, como aconsejaba Washington.
Birol dijo que espera que una situación así no se repita y expresó su deseo de que la OPEP+ -que incluye a miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y aliados como Rusia- vuelva a desempeñar un papel constructivo en el mercado a medida que mejore la demanda.
En una reunión celebrada el miércoles, la OPEP+ renovó la actual política de producción del grupo, manteniendo los recortes acordados el año pasado.
Por otra parte, Birol señaló que los precios máximos del petróleo ruso probablemente redujeron los ingresos de Moscú por exportaciones de petróleo y gas casi 30 por ciento en enero, unos ocho mil millones de dólares, en comparación con el año anterior.
Los países del G7, la Comisión Europea y Australia aprobaron esta semana un tope de 100 dólares por barril para el gasóleo y de 45 dólares por barril para productos rebajados, como el combustóleo, a partir del 5 de febrero.
Esta medida sigue a otra similar que aplicaron el 5 de diciembre y que prohíbe los seguros, la financiación y el corretaje de crudo ruso transportado por vía marítima, a menos que se venda por debajo de un tope de precio de 60 dólares.
Birol señaló que los mercados de combustibles podrían tener dificultades a corto plazo, a medida que las rutas comerciales mundiales se “reorganicen” para dar cabida a una Europa que recurre más a las importaciones de China, India, Oriente Medio y Estados Unidos. Esto podría obligar a otros mercados, como el latinoamericano, a buscar salidas alternativas.
Europa decidió poner fin a las importaciones de combustible refinado ruso a partir del domingo.
Birol afirmó, sin embargo, que el equilibrio del mercado de combustibles podría mejorar a partir del segundo semestre, a medida que se vaya añadiendo más capacidad de refinación a nivel mundial.