Que me lleve la huesuda un lunes,
porque el domingo disfruto del atardecer,
que me hace sentir,
la persona más feliz,
por lo mucho por hacer,
Se dice por ahí que el día de muertos en México representa una celebración a la memoria de un ser querido, un ritual que privilegia el recuerdo sobre el olvido. Claro que para cómo están los tiempos políticos, más vale privilegiar el olvido sobre el recuerdo.
Quien anda queriéndose regresar –otra vez– de la dimensión del Más acá es el fantasma de la contrarreforma energética constitucional, quien ha tomado la forma de ánima primorosa. Es un ente primoroso que le gusta que le llamen Alma Primorosa o Alma Primorose, por sentirse inclusiva o simplemente rasposa, es igual. Justo cuando todo el mundo creía que ya estaba bien enterrada y envuelta en un petate, a consecuencia de la crudota del “no pasará, “no pasará”, “no pasará” de aquél reventón maratónico que se echaron en la Cámara de Aficionados, a la porra de la TNT no les quedó de otra que guiarla a su recorrido al Mictlán.
Ahora se les ocurre traerla de vuelta en el día de muertos y, para lograrlo, han colocado un platillo suculento de petróleo, gas y electricidad, con decoración nacionalista. Imagínense esto: papel picado de colores verde, blanco y rojo, flores de cempaxúchitl, cigarros, obvio de chocolate, ¡si no explotamos!, por eso tampoco hay veladoras, calaveritas de azúcar, pan de muerto, una coca cola de 2 litros, cacahuates, botanita, un dominó y hasta un celular para que no sintiera hambre y soledad a su regreso a nuestra realidad.
También le pusieron la canción oficial del movimiento del amor –eaa, eaa, eaa–, el pueblo puede salvar al pueblo –para arriba, para abajo, eaa, eaa–, dando Alma Primorosa sus mejores pasos de baile al ritmo de salsa.
Claro que todos sabemos que el día de muertos se trata de un retorno transitorio de las ánimas de los difuntos, en este caso, de Alma Primorosa, quien regresa a los brazos de Papi Poder, a la dimensión desconocida de la TNT, para cotorrear con la porra y degustar del petróleo, gas y electricidad nacionalistas, que le han sido ofertadas en el altar puesto en su honor. Pero, ¿saben una cosa?, no le resulta suficiente, desea de todo corazón entrar en acción, siente la necesidad imperiosa de regresar permanentemente, aunque sea solo por un día, ¡un día a la vez!
Es así que a Alma Primorosa se le ocurre organizar una fiesta de disfraces, tipo Halloween para poderse infiltrar en el fiestongo y convencer de su causa a alguno de los asistentes. Pa’ pronto manda a imprimir un montón de panfletos y les pide a los niños que los distribuyan, aprovechando que andaban pidiendo calaverita en los cantones, gritando trick or treat, pateando con todas sus fuerzas aquellas puertas de quienes no les daban dulces, al tiempo que repartían los panfletos por igual.
Un panfleto que quedó tirado por ahí fue recogido por una corcholata y ¡qué corcholata! Por lo pronto se puso su capa negra en su jorobada espalda y se perdió en la oscuridad. Era un tipo muy misterioso.
Para entonces se llegó el día de la fiesta. Tuvo muy buena aceptación, el aforo estaba a reventar. Había todo tipo de asistentes, de todas las porras, de todos los colores, se podía cotorrear a gusto porque finalmente no se distinguían entre ellos, aunado que el alcohol corría como un río y qué decir de la hierbabuena milagrosa, se podían hacer hasta señales de humo y la música a todo volumen, toque y toque, punchis, punchis, repunchis, pum, pum, pum.
Alma Primorosa se abre espacio entre los asistentes, trataba de acercarse con alguien y exponerle su causa, pero nadie le ponía atención. Los pocos que sí no agarraban la onda, por incrédulos, idos o pasados, además una fiesta no era propiamente el lugar para atender estos asuntos. Se inunda por un instante en la depresión total, prefiere regresarse al Más acá.
De pronto se le acerca la corcholata misteriosa, se había disfrazado del conde Drácula, le dirige la palabra con voz suave pero con un colmillo que hacia surco. Alma Primorosa se deja seducir, su mirada la ha cautivado, le comenta que él puede ayudarla a regresar de forma permanente que la necesita para llegar a la grande, pero tiene que trabajarlo con las fuerzas antagónicas. Quienes se oponen un día pero al otro se les olvida, que le tenga paciencia, que tenía la bendición del mismísimo Papi Poder, se emociona, se la cree.
Luego llega Frankenstein, un cuate al que le gusta mucho viajar por todo el mundo y hacer alianzas con los güeros, le promete algo atrevido, le ofrece convertirla en Miss Universo, pero del Más acá, le sugiere que lo mejor es que se quede allá. Queda desconcertada.
No para ahí, llega la zombi quien reina la capirucha, le dice:
–No le creas a Frankenstein, él no es el consentido, sino yo mera. Yo te voy a ayudar, claro, si tú me ayudas, porque conmigo tendrás tu carnet rosa de permanencia voluntaria.
Al momento irrumpe Chumy disfrazado de Presidente de México con su banda presidencial. Trató de dirigirle la palabra pero fue imposible.
Alcanzó a susurrar: –No tienes futuro aquí. ¡Fuera! –luego de que súbitamente se empezó a escuchar entre los asistentes el grito de ¡Presidente! ¡Presidente! ¡Presidente! Terminan por llevárselo al backstage para tranquilizarlo del susto.
Finalmente le dirige la palabra el hombre lobo, del meritito Zacatuercas. Le ofrece su regreso pero no como Alma Primorosa, sino como Alma Real.
–¡Qué locura! –declara Alma Primorosa, se va por un refresco, necesitaba aire fresco. Se le aparece el Dr. Arcángel, ex comisionado de la ANH, con una luz brillante que alumbraba todo el puesto de chescos. Le exhorta a desistir de su activismo y agrega:
–Lo que fue ya no será –le insiste: –Deja que los muertos entierren a sus muertos, tu tiempo ya fue y no será, a pesar de todas las tentaciones del poder. El ferrocarril fue descarrilado, es mejor dejarlo así, no más caos apocalíptico, no más complacencias, no más ambiciones feroces, no más extorsiones. Hay que privilegiar y permitir la estabilidad y continuidad de México Mágico. Al final de cuentas, el marcador quedó frágilmente empatado y sabes muy bien que cada sexenio Don o Doña Poder presentará su propia iniciativa de reforma o contrarreforma energética constitucional. Hay que privilegiar y permitir la libertad y la democracia propia de los votos de los ciudadanos. Déjalo ir, déjalo ir de una vez por todas. ¡Es suficiente!
Un estruendo muy fuerte se escucha en la fiesta. Se creyó que había tronado una bocina tipo bazuca, pero no. Es Papi Poder, quedan todos quietos y petrificados. Toma el micrófono y declara:
–Mexicanos, ¡que siga la fiesta! ¿Qué? ¿Qué? ¡Que siga la fiesta! ¿Qué? ¿Qué? ¡Qué siga la fiesta! ¡Qué siga la fiesta! ¡Qué siga la fiesta!
–Electrifícate–