La posición del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) frente a la reforma eléctrica que propone el gobierno federal debería pasar a la historia como un serio riesgo al medio ambiente de los mexicanos y como una violación flagrante a los principios de los partidos verdes a nivel mundial.
Los partidos verdes existen en gran parte del mundo y nacen como un movimiento alternativo a los partidos tradicionales de izquierda o derecha, liberales o conservadores, porque en lugar de plantear una agenda amplia basada en una serie de valores, se concentran en un ideal o valor específico y buscan influir en el sistema político de forma transversal, en este caso y de forma primordial, el medio ambiente.
En su mayoría son resultado de la revolución sobre la sustentabilidad que se desarrolló en los 1970s-1980s y si partimos de la clásica cita de Max Weber: “Política es la aspiración a participar en el poder o influir en la distribución del poder”, inicialmente estas organizaciones políticas más que la aspiración a participar en el poder, tenían como fin influir en la distribución del poder para posicionar en la agenda la sustentabilidad.
Los primeros partidos verdes aparecieron en Australia, Nueva Zelanda, Suiza y Reino Unido en los 1970s y comenzaron a diseminarse en el resto de Europa entre los 1980s y 1990s con la creciente relevancia de la sustentabilidad, el medio ambiente y el cambio climático del nuevo orden mundial posterior a la guerra fría. En México, como parte de esa misma ola, en 1993 se fundó el Partido Verde Ecologista de México.
En 2001, alrededor de 800 delegados de partidos verdes de 72 países en el mundo se reunieron en Australia para firmar la Carta de los Verdes Mundiales basado en seis principios rectores: sabiduría ecológica, justicia social, democracia participativa, alto a la violencia, sustentabilidad y respeto a la diversidad.
La Carta de los Verdes Mundiales se revisó en 2017 y en ella reconocen la crisis climática como uno de los grandes retos de la sociedad mundial y establecen su compromiso para limitar el incremento de la temperatura global a no más de 1.5 grados, para lo cual las emisiones deberían haber bajado para 2020.
La agenda de los verdes considera, entonces, trabajar para apoyar la transición a una economía global cero emisiones, promover una moratoria a los combustibles fósiles, detener la deforestación, promover impuestos a las fuentes no renovables y utilizar los fondos para financiar la adopción de energías renovables y programas de eficiencia energética.
Después de revisar la historia y principios de los Verdes a nivel mundial es imposible justificar los argumentos y acciones del PVEM en la propuesta de reforma constitucional en materia eléctrica que promueve el gobierno federal, ya que, a pesar de que se establezca en el texto constitucional, no abona a la transición energética.
“…el verde apoya una iniciativa que apuesta a que con el cambio de despacho primero se utilicen las plantas de CFE que usan diesel, combustóleo y carbón mineral”.
En vez de ello, el verde apoya una iniciativa que apuesta a que con el cambio de despacho primero se utilicen las plantas de CFE que usan diesel, combustóleo y carbón mineral. En contradicción, las plantas hidroeléctricas no podrán incrementar su capacidad en gran proporción y dependerán en gran medida de la cantidad de agua almacenada durante las temporadas de lluvia.
El PVEM se alió a un proyecto que no establece impuestos a las fuentes fósiles y, por el contrario, elimina el único instrumento financiero que se tenía para promover la instalación de energías renovables, los Certificados de Energía Limpia (CEL). Además, en lugar de limitar la generación sucia, la promoverá.
Por ello, y si los mexicanos tuviéramos una memoria de largo plazo confiable, la posición del Partido Verde Ecologista de México frente a la reforma eléctrica que propone el gobierno federal debería pasar a la historia como una violación a los principios internacionales de los partidos verdes, en contra de la lucha histórica de estas organizaciones a nivel mundial y en contra de nuestro medio ambiente. A menos que el verde sea solo por el color de los billetes.
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