Una mirada hacia la transición energética desde Magdalena II
Hace unos días me invitaron a visitar un parque solar fotovoltaico en el estado de Tlaxcala. Tras el recorrido, junto con los datos que tengo de que el Centro y Occidente del país son regiones importadoras de energía eléctrica y, sobre todo, de la urgente necesidad que tenemos en México de avanzar en la transición energética, me llevaron a las siguientes reflexiones.
¿Se imaginan un México asentado en la transición energética mirando hacia el futuro de la energía sostenible, con costos bajos de generación, tarifas accesibles para todos, con un Sistema Eléctrico Nacional (SEN) que nos garantice el suministro?
Esto puede ser posible con voluntad política, responsabilidad hacia las generaciones futuras, apostando a la innovación tecnológica, incentivando nuevamente la inversión privada a través de la certidumbre jurídica, órganos regulatorios fuertes y confiables, y con un pensamiento abierto y racional que vea al sector privado como un socio y que se ocupe del bienestar de los mexicanos.
¿Se imaginan también un México que transite de manera pronta a la descarbonización, es decir, que logremos sustituir las energías fósiles por energías limpias y con muy bajas o cero emisiones? En especial me refiero al combustóleo, que es uno de los combustibles más contaminantes con los que se genera electricidad y que más gases de efecto invernadero (GEI) emite, aproximadamente 898 gCO2 por KWh, lo que genera importantes problemas de salud; además, por supuesto, de que la generación eléctrica en nuestro país por centrales termoeléctricas es de las más costosas, alrededor de 1,500 pesos por MWh.
La realidad es que México sí tiene la capacidad de lograrlo. Las energías renovables son el pilar de la transición energética y cada día son más eficientes y con menores costos de generación. Lo que requerimos es que vuelvan a crecer en el país, por lo menos al ritmo que lo venían haciendo antes del 2019, pero también necesitamos la integración de tecnologías de innovación de almacenamiento de energía como las baterías, el bombeo hidroeléctrico y el hidrógeno, que guarden la capacidad eléctrica necesaria para complementar la variabilidad de las renovables, así como la incorporación de las smart grids, o redes inteligentes, que permitan el intercambio direccional de la energía y de la información.
Estos servicios brindarían mayor firmeza, resiliencia y eficiencia al SEN, menores costos de operación, reducción de picos de demanda, mayor seguridad, costos más bajos de generación y precios menores para los mexicanos.
Con esta perspectiva, ¿qué les parecería entonces que pudiéramos construir más parques de energía renovable y lográramos sustituir las viejas termoeléctricas alimentadas por combustóleo?
Les cuento lo que hoy ya tenemos en México. Hace unos días, Enel Green Power nos invitó a conocer La Magdalena II, el primer parque solar fotovoltaico del estado de Tlaxcala, el cual se encuentra ubicado en los municipios de Tlaxco y Hueyotlipan. Su construcción tuvo un costo de casi 180 millones de dólares y generó cerca de mil empleos diarios, en su pico. Ahora, para la operación y mantenimiento, cuentan con alrededor de 70 personas laborando.
Magdalena II posee con una capacidad de 220 MW. Para que se den una idea, la generación de este parque alcanzaría para dar electricidad a 72,600 hogares en una hora, solo que no está dirigido a los usuarios básicos, es decir, al consumo residencial, porque el único dueño de este sector es la CFE. El parque solar fotovoltaico vende su energía al mercado mayorista; esto es que cualquier empresa, PyME o personas con actividad empresarial puede comprarle de manera directa, a través de un suministrador de servicios calificados (SSC) o de un comercializador.
Este parque cuenta con un interesante desarrollo tecnológico. Una de sus características principales es el tipo de paneles que se instalaron: bifaciales. Se preguntarán ¿qué quiere decir esto? Pues que sus celdas solares reciben irradiación no solo por la parte de arriba, como los monofaciales, sino que también son capaces de recibirla por la parte de abajo. Sí, la que ve hacia el suelo. ¿Y cómo funciona esto? Los módulos bifaciales no tienen un acrílico opaco en la parte posterior, sino que están expuestos como los frontales y, con el reflejo del sol en la tierra (o techos), logran captar la irradiación, digamos, de refilón. Esto los hace un 10 o 15 por ciento más eficientes que los tradicionales. Además, instalaron trackers, es decir, seguidores que permiten a los paneles orientarse de acuerdo con la posición del Sol, ayudando con ello a que los paneles se mantengan más tiempo en un ángulo de 90 grados o en perpendicular respecto a los rayos del astro. Esto puede incrementar la generación hasta en un 25 por ciento, según su ubicación geográfica.
Otro tema relevante del parque es que en Tlaxcala las altas temperaturas no son un factor que afecte la eficiencia de los paneles; sin embargo, el polvo sí lo es. Magdalena II cuenta con un SCADA (Supervisory Control and Data Acquisition, es decir, Supervisión, Control y Adquisición de Datos), sistema que en tiempo real alerta si algún tracker se detuvo o si los paneles están sucios. Esto último es importante para que no pierdan eficiencia, de manera que, si detectan algo, mandan a su equipo de limpieza que consiste en un tractor que tiene implementado un rodillo para limpiarlos. Les comparto el video porque hasta ganas me dieron de operarlo. Su sistema es mixto, ya que para las épocas de poca humedad los limpian con aire comprimido.
También cuentan con un dron que vuela a una distancia aproximada de 30 metros de altura y que genera imágenes con una paleta de colores que permite ver el patrón de daños en los paneles, entre otros avances tecnológicos del parque.
Imaginen ahora que con los avances tecnológicos que acaban de leer, se pudieran construir cuatro Magdalenas II en la zona Centro y Occidente del país de la mano con su respectivo almacenamiento. Esto nos permitiría desplazar a la Central Termoeléctrica de Tula (CTT) que hoy solo funciona en un 40%, es decir, que genera alrededor de 838 MW. Además, evitaríamos alrededor de 16 mil muertes prematuras, así como pacientes con enfermedades asociadas a la contaminación de la CTT en su zona de influencia y se reducirían 265 toneladas anuales de PM 2.5 y más de 98 mil toneladas de dióxido de azufre, según un estudio llevado acabo en el 2021 por Greenpeace. Sería un gran avance para nuestro país, ¿no lo creen?
Además, con empresas con la filosofía como la de Enel Green Power, las comunidades podrían estar más integradas y se respetarían sus decisiones. “Si la comunidad no quiere parque, no hacemos parque”, afirmó Bruno Riga, Country Manager de la compañía[1]. Agregó que, si hay condiciones y se puede generar comunidad, la empresa contribuirá al crecimiento y desarrollo de las comunidades vecinas a sus parques fotovoltaicos, como lo hace en los municipios colindantes a Magdalena II donde ha apoyado con talleres de huertos locales, de siembra diversificada y riego, aprovechamiento de productos del huerto y hasta la instalación de infraestructura para invernaderos.
Aquí el tema es por qué tipo de futuro queremos apostar los mexicanos: uno sustentable y que camine hacia la transición energética y a la descarbonización para que las futuras generaciones logren disfrutar de salud y las maravillas de nuestro país, o por un México gris y del siglo pasado. ¿Cuál prefieren?
Por cierto, para finalizar, además de agradecer a Enel Green Power por la invitación al parque solar fotovoltaico Magdalena II, también agradezco mucho a CPEF por la capacitación que he recibido y que me permite conocer con mayor profundidad la técnica de la industria fotovoltaica.
[1] Bruno Riga es Director de América Central y México de Enel Green Power y Thermal Generation.
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