La importancia y necesidad de una norma oficial mexicana (NOM) para aires acondicionados en el sector comercial.
Luisa Sierra, Isabel Moreno, Daniel Chacón y Adrían Fernández
Desde la entrada en vigor del Protocolo de Montreal en 1989, el Estado Mexicano se comprometió a eliminar el consumo de las sustancias agotadoras del ozono (SAO) de la estratósfera, esa frágil capa de ozono ubicada entre 7 y 20 km de altura (dependiendo de la latitud) que protege a la Tierra de los rayos ultravioleta del sol, dañinos para la vida en el planeta. En un esfuerzo por actualizar y fortalecer las medidas para mitigar y minimizar el uso de las SAO, en 2016, se aprobó la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal. Esta enmienda tiene el objetivo de reducir el uso de hidrofluorocarbonos (HFCs), a través de la búsqueda de alternativas para reemplazarlos mediante equipos más eficientes y menos nocivos para la atmósfera. Nuestro país ratificó la Enmienda de Kigali en 2018. La adopción de esta enmienda a nivel mundial no sólo ayudará a recuperar la capa de ozono en la atmósfera, sino que contribuirá a mitigar el cambio climático, teniendo el potencial de evitar hasta 0.5ºC de aumento de temperatura[1].
Nuestro país ha logrado eliminar el 99% del máximo nivel de consumo de las SAOs, y ha alcanzado sus metas de reducción de hidroclorofluorocarbonos (HCFCs)[2]. Asimismo, se han creado normas que especifican las formas adecuadas de tratamiento de los gases refrigerantes de manejo especial. A estos gases se les considera como residuos peligrosos de conformidad con la legislación ambiental, lo que implica la formulación de un programa de manejo, disposición y destrucción para dichos gases. Actualmente, se está trabajando bajo la Enmienda de Kigali para reducir en 80% la producción y el uso de HFCs en equipos de refrigeración y aire acondicionado. A pesar de que estos últimos dañan en mucho menor medida la capa de ozono que los CFCs, tienen un potencial de calentamiento global que es entre 140 y 11,700 veces mayor que el dióxido de carbono (ponderado en un horizonte de 100 años[3]).
En México se aprobó la Ley General de Cambio Climático y la Estrategia Nacional de Cambio Climático, instrumentos donde se establece el fortalecimiento a programas de buenas prácticas de refrigeración, recuperación y disposición final de CFC, HFC y HFCF y se regulan las emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero[4]. Por otra parte, mediante el Programa Especial de Cambio Climático se establecieron, entre otros aspectos, el control de emisiones de refrigerantes con alto potencial de calentamiento global y se impulsó el desarrollo de proyectos de factibilidad tecnológica para sectores de aire acondicionado comercial[5].
Además, la Estrategia de Transición para Promover el Uso de Tecnologías y Combustibles más Limpios, mandatada por la Ley de Transición Energética (2015), establece metas de eficiencia energética para dos periodos, 2016 – 2030 y 2031 – 2050. Dichas metas se miden en términos de una tasa promedio anual de reducción del consumo de intensidad final. Para el primer periodo, se establece una tasa de reducción anual de 1.9 y 3.7 para el segundo periodo. Esta Estrategia, también define que el mayor ahorro de energía en edificios comerciales puede darse gracias a la eficiencia en iluminación y aires acondicionados. [6]
En el terreno internacional, diversos actores de carácter filantrópico se unieron para crear el programa Kigali Cooling Efficiency Program (K-CEP), siendo Iniciativa Climática de México una de las instituciones que colaboran con este esfuerzo en el caso de nuestro país. El Programa Kigali busca reducir el uso de HFCs, a través de la promoción de alternativas eficientes de enfriamiento que sean accesibles para toda la población. Asimismo, K-CEP busca el desarrollo de políticas, normas, programas y mecanismos de financiamiento para que los países en vías de desarrollo puedan integrar soluciones de eficiencia energética en sus sistemas de enfriamiento que reduzcan emisiones y contribuyan al desarrollo sustentable[7].
Sistemas de Aire Acondicionado
Los sistemas de aire acondicionado son hoy en día una necesidad básica que puede mejorar el nivel de vida de las personas, cubriendo una de las necesidades para alcanzar el confort térmico[8]. Por ejemplo, al mejorar el confort térmico de los espacios, aumenta la productividad de las personas que laboran en ellos y permite mantener equipos electrónicos encendidos sin sobrecalentarse. Diversos factores, como el crecimiento urbano y el aumento en la densidad urbana, han ocasionado que el uso de equipos de acondicionamiento de aire haya aumentado 50% en la última década, incrementando a su vez la demanda de energía. Lo anterior se vuelve de suma relevancia particularmente para países con zonas de altas temperaturas (i.e. climas tropicales y secos), los cuales representan una gran parte del territorio de México.[9]
El uso de dichos equipos representa un impacto ambiental negativo debido a que la generación de la energía eléctrica necesaria se produce principalmente a partir de fuentes fósiles. Además, durante su manufactura, operación y disposición, se presentan fugas de compuestos refrigerantes destructores de la capa de ozono y causantes del cambio climático. El uso de equipos de acondicionamiento de aire también presenta retos a la red eléctrica, ya que es necesario cubrir esta demanda durante horas pico, lo que puede poner en riesgo la estabilidad de la red.[10] En 2016, la Agencia Internacional de Energía (IEA) estimó que la energía utilizada para equipos de acondicionamiento de aire representó aproximadamente el 10% de la demanda total de electricidad a nivel global. En México el uso de estos equipos representó el 14% del consumo total nacional.[11]
Regulación de equipos de aire acondicionado en México
Derivado de lo anterior, es necesario transformar el mercado de aires acondicionados para poder migrar a tecnologías más eficientes, disminuyendo el consumo de energía eléctrica y el uso de gases refrigerantes. En México, con el liderazgo de la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (CONUEE) se han formulado y aplicado normas y políticas públicas para fomentar la eficiencia energética en viviendas. Gracias a estos esfuerzos, tan sólo para el período 2001 – 2018 se tuvieron ahorros de energía en el orden de 212 mil GWh. Esto se traduce en 106 MtCO2e, 212 mil millones de pesos para los usuarios y 424 mil millones de pesos para el gasto público. El 60% de dichos ahorros se logró mediante la creación e implementación de las Normas Oficiales Mexicanas (NOMs).[12] Hoy en día, México cuenta con 32 NOMs vigentes en materia de eficiencia energética y un sistema robusto de programas encaminados a mejorar la eficiencia energética.[13]
En 2018 se aprobaron la NOM-023-ENER-2018 que hace referencia al aire acondicionado tipo dividido, descarga libre y sin conductos al aire; y la NOM-026-ENER-2015 referente a eficiencia energética en aire acondicionado tipo dividido (inverter) con flujo de refrigerante variable, descarga libre y sin ductos de aire. Cabe destacar que estas NOMs establecen los límites mínimos de eficiencia energética estacional (REEE)[14] que deben contar los equipos vendidos en México; los métodos empleados para verificar la eficiencia y, la información de etiquetado de dichos productos, incluyendo los gases que utilizan. Estas normas fueron desarrolladas en sintonía con los estándares en los Estados Unidos, ya que ambos comparten similitudes comerciales, técnicas y operativas. Sin embargo, aún es necesario y urgente desarrollar en nuestro país un estándar para la regulación de aires acondicionados comerciales.
Los aires acondicionados comerciales se utilizan en edificios de oficinas, escuelas, hospitales, hoteles, centros comerciales, entre otros. En general, el aire acondicionado ocupa, después de la iluminación, el mayor porcentaje de consumo de energía eléctrica. En la siguiente gráfica, se muestra la demanda energética asociada a enfriamiento de espacios para el año 2015[15]. La figura aísla la carga de enfriamiento asociada a equipos de aire acondicionado de cada sector y la compara con la carga de base más los sectores de “no enfriamiento” (alumbrado público, bombeo y agricultura). La demanda de energía nacional anual por enfriamiento de espacios en 2015 fue de 22.6TWh, lo que representa el 8.9% de la electricidad total generada en ese año. Suministrar esta energía a los consumidores cuesta alrededor de 75 mil millones de pesos al año y más de la mitad de esta cantidad es pagada por el gobierno mediante subsidios[16].
Fuente: LBNL (2017), Mexico Space Cooling Electricity Impacts and Mitigation Strategies. Lawrence Berkeley National Laboratory (LBNL).
De acuerdo con la IEA, en 2016, la capacidad de enfriamiento de los aires acondicionados en el sector comercial en México fue de 65 GW, mientras que el parque de aires acondicionados para este sector fue de 9 millones de unidades. La capacidad de los aires acondicionados comerciales puede ir desde las 7.5 hasta las 30 toneladas por unidad y utilizan de 18 MWh a 40 MWh al año.6 Para el sector comercial, la IEA ha identificado que existen equipos cuya eficiencia es casi del doble con respecto a la eficiencia promedio de los equipos utilizados en la actualidad.6 Si se logran introducir equipos eficientes en este sector, considerando lo anterior y que las ventas anuales para este sector en 2016 fueron de 1 millón de unidades en México (capacidad de enfriamiento de 6 GW anuales), se podrían tener ahorros acumulados de 39 TWh y 23 MtCO2e para el periodo 2019 – 2030.[17] Asimismo, de acuerdo con estimaciones iniciales del Lawrence Berkeley National Laboratory (LBNL), si en México se pudiera llegar a contar con regulaciones similares a las de Estados Unidos, se podrían obtener ahorros anuales por 4 TWh. Esto se traduciría en 400 millones de dólares adicionalmente a las reducciones de los subsidios que dicho ahorro implica. Este ahorro energético se traduciría también en una reducción de 2.3 MtCO2e anuales.
Con base en lo anterior, es evidente que una NOM que esté particularmente enfocada a aires acondicionados en el sector comercial puede traer beneficios tanto ambientales como económicos. La experiencia en el sector residencial muestra que el establecimiento de NOMs es primordial para incrementar la adopción de equipos eficientes, ya que el 90% del consumo eléctrico de una vivienda promedio en México se consume por medio de equipos sujetos a una NOM de eficiencia energética.6 Es por ello que se debe continuar avanzando de manera acelerada en regular la eficiencia energética en el sector comercial y avanzar con ello de manera significativa en el cumplimiento de los acuerdos firmados a nivel internacional relacionados con la protección de la capa de ozono y con la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero.
[1] ONU Medio Ambiente. Nota informativa sobre la ratificación de la enmienda de Kigali, 2017.
[2] SEMARNAT, Comunicado de Prensa Núm. 92/17, México, 2017.
[3] Climate Change, The science of climate change: summary for policymakers and technical summary of the working group I, 1995.
[4] Estrategia Nacional de Cambio Climático, 2013.
[5] Programa Especial de Cambio Climático, 2013.
[6] Estrategia de Transición para Promover el Uso de Tecnologías y Combustibles más Limpios, 2016
[7] https://www.k-cep.org/windows/
[8] NISO 7730 confort térmico “es una condición mental en la que se expresa la satisfacción con el ambiente térmico.
[9] SENER, Comparativo de eficiencia energética de aires acondicionados, México, 2018.
[10] UN Environment/ GEF, Energy-efficient and climate-friendly air conditioners, Paris, 2017.
[11] IEA, The Future of Cooling, 2018.
[12] CONUEE, Análisis de la evolución del consumo eléctrico del sector residencial entre 1982 y 2018 e impactos de ahorro de energía por políticas públicas, México, 2019.
[13] CONUEE, La normalización, herramienta clave para la industrialización, seguridad y la sustentabilidad, México, 2019.
[14] Mide la eficiencia energética de un equipo de enfriamiento con el cálculo basado en el promedio estacional vs condiciones de laboratorio (BTU/kWh). Entre más alto sea el REEE, mayor eficiencia tendrá el equipo
[15] LBNL (2017), Mexico Space Cooling Electricity Impacts and Mitigation Strategies. Lawrence Berkeley National Laboratory (LBNL).
[16] Ibid.
[17] Se consideró que las ventas anuales serían iguales a las de 2016, además de la eficiencia promedio para distintos equipos de aire acondicionado en el sector comercial tanto para los equipos utilizados a nivel mundial como para las mejores tecnologías disponibles. Asimismo, se consideró una capacidad promedio por un millón de equipos de 6 GW, y un factor de emisión de 0.582 tCO2e por MWh de electricidad consumida de la red en México.