Ulises Juárez / Energía a Debate
La transición energética no puede considerarse aislada del sistema socioeconómico, considera la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA, por sus siglas en inglés), y advierte que las regiones del mundo con una alta dependencia de las importaciones de combustibles fósiles y/o con cadenas de abasto domésticas no diversificadas deberán enfrentar retos en el ajuste de su abasto de energía.
En el contexto del Día de la Tierra, celebrado hoy, la IRENA presentó este mes su informe Global Energy Transformation: A Roadmap to 2050 (edición 2019), donde argumenta que, para que la transición a fuentes y tecnologías renovables tenga éxito, las políticas públicas deben basarse en una valoración más integrada de las interacciones entre el sector energético en evolución y la economía.
Argumenta que los cambios en el sistema energético tienen impactos en toda la economía. A nivel global, agrega, la transición energética promete beneficios para el Producto Interno Bruto (PIB), en la creación de empleos y el bienestar humano.
Para este estudio, la IRENA plantea dos escenarios al año 2050, uno inercial, o “caso de referencia”, que considera las actuales políticas energéticas de los países, así como los compromisos hechos por cada uno en sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés), además de sus perspectivas y proyecciones energéticas.
El otro escenario, llamado “caso REmap”, consiste en un análisis de ruta de las energías renovables que incluye tecnologías de bajo carbono y eficiencia energética que generen una transformación en el sistema energético mundial que, a su vez, limite el alza de la temperatura global por debajo de los 2 grados centígrados con relación a la temperatura registrada en la era pre-industrial.
“Para el año 2050, la transición energética en el escenario REmap produce mejoras relativas del PIB y del empleo en toda la economía de 2.5 por ciento y 0.2 por ciento, respectivamente”, prevé el documento.
La IRENA también advierte sobre algunas barreras para la transición energética. “Como en el caso de cualquier transición económica, algunas regiones y países obtendrán mejores resultados que otros. Las regiones con alta dependencia de las exportaciones de combustibles fósiles y/o cadenas de abasto débiles o no diversificadas enfrentarán un reto de ajuste”, prevé la Agencia. Y sentencia: “El fracaso para abordar los aspectos distributivos también puede introducir barreras significativas en la transición”.
De acuerdo con el documento, con base en los planes y programas actuales, el sector energético global verá una inversión acumulativa por 95 mil billones de dólares en el periodo hacia el 2050.
“La transición hacia un sistema energético global descarbonizado requerirá inversiones en escala por más de 16 por ciento (15 mil billones de dólares adicionales para el 2050). En total, se invertirían 110 mil billones de dólares en el sistema energético, representando un promedio de 2 por ciento del PIB global por año en ese periodo”, estima la Agencia.
En este sentido, la IRENA señala que los tipos de inversión cambiarán, con un giro en su composición alejándose del sector de los combustibles fósiles y yendo hacia la eficiencia energética, las renovables y la infraestructura que las posibilite.
Respecto a los subsidios, apunta que para 2015 totalizaron por lo menos 605 mil millones de dólares y se prevé que se incrementen hasta los 850 mil millones para 2050, en el escenario de referencia. En contraste, aclara, en el escenario REmap, podría haber un declive en este renglón hasta los 470 mil millones de dólares para el final del periodo.
“Los tipos de subsidios cambiarían drásticamente, alejándose de los combustibles fósiles y de las tecnologías de generación renovable, hacia tecnologías necesarias para descarbonizar los sectores del transporte y de la industria”, dice el reporte.
Habría beneficios monetarios. IRENA asegura que el total de los ahorros a partir de los subsidios evitados y de los daños ambientales y a la salud serán de tres a siete veces más grandes que los costos adicionales del sistema energético.
“En términos monetarios, el total de los ahorros resultantes del escenario REmap podría alcanzar entre los 65 y 160 mil billones de dólares durante el periodo al 2050”, calcula la IRENA. “Visto de manera diferente, por cada dólar gastado, la recompensa estaría entre los 3 y 7 dólares”.
El documento de la IRENA toca otros temas que tendrán un papel importante en la transición energética global, entre ellos, destaca que la electricidad será la principal energía utilizada en el 2050. También prevé que las energías solar y eólica dominarán el crecimiento en la generación con base en renovables.
Todo lo anterior, con impactos positivos en el cambio climático y en la reducción de los gases de efecto invernadero, si la tendencia cambia a un escenario tipo REmap, propuesto por la propia Agencia.
Consulte el documento en la página de la IRENA.