La inversión mundial en energía aumentará un 8% en 2022 hasta alcanzar los 2.4 billones de dólares, debido principalmente a la energía limpia, según reveló un nuevo informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE).
“Aunque alentadora, la inversión en crecimiento todavía está lejos de ser suficiente para abordar las múltiples dimensiones de la crisis energética actual y allanar el camino hacia un futuro energético más limpio y seguro”, consideró el organismo internacional en su reporte “Inversión mundial en energía 2022” (World Energy Investiment 2022).
De acuerdo con los resultados a junio de 2022, el crecimiento más rápido en la inversión en energía proviene del sector eléctrico, principalmente en renovables y redes, y de la eficiencia energética.
Sin embargo, el aumento del gasto en energía limpia no se distribuye uniformemente, toda vez que la mayor parte se produce en las economías avanzadas y en China. En algunos mercados, apuntó, las preocupaciones por la seguridad energética y los altos precios están impulsando una mayor inversión en suministros de combustibles fósiles, sobre todo en carbón.
“No podemos darnos el lujo de ignorar la crisis energética mundial actual o la crisis climática, pero la buena noticia es que no tenemos que elegir entre ellas: podemos abordar ambas al mismo tiempo”, dijo el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol.
“Un aumento masivo en la inversión para acelerar las transiciones de energía limpia es la única solución duradera. Este tipo de inversión está aumentando, pero necesitamos un aumento mucho más rápido para aliviar la presión sobre los consumidores de los altos precios de los combustibles fósiles, hacer que nuestros sistemas de energía sean más seguros y encaminar al mundo para alcanzar nuestros objetivos climáticos”, agregó.
La AIE encontró que la inversión en energía limpia creció solo 2% anual en los cinco años posteriores a la firma del Acuerdo de París en 2015. Pero desde 2020, el ritmo de crecimiento se ha acelerado significativamente hasta el 12%.
Destacó que el gasto se ha visto respaldado por el apoyo fiscal de los gobiernos y por el auge de las finanzas sostenibles, especialmente en las economías avanzadas. Las energías renovables, las redes y el almacenamiento ahora representan más del 80% de la inversión total del sector eléctrico.
Por su parte, el gasto en energía solar fotovoltaica, baterías y vehículos eléctricos ahora está creciendo a tasas consistentes con alcanzar cero emisiones netas globales para 2050.
La Agencia indicó que las estrechas cadenas de suministro también juegan un papel importante en el aumento general de la inversión. “Casi la mitad del aumento general en el gasto es un reflejo de mayores costos, desde mano de obra y servicios hasta materiales como cemento, acero y minerales críticos. Estos desafíos están disuadiendo a algunas empresas de energía de recuperar sus gastos más rápidamente”, aclaró.
Asimismo, subrayó que, partiendo de una base baja, se está produciendo un rápido crecimiento del gasto en algunas tecnologías emergentes, en particular, baterías, hidrógeno de bajas emisiones y utilización y almacenamiento de captura de carbono. Se espera que la inversión en almacenamiento de energía en baterías se duplique con creces hasta llegar a casi 20 mil millones de dólares en 2022.
La AIE también especificó que, a pesar de algunos puntos positivos, como la energía solar en India, el gasto en energía limpia en las economías emergentes y en desarrollo (excluyendo a China) permanece estancado en los niveles de 2015, sin aumento desde que se alcanzó el Acuerdo de París.
En este sentido, dijo que los fondos públicos para apoyar la recuperación sostenible son escasos, los marcos de políticas suelen ser débiles, se acumulan nubes económicas y los costos de endeudamiento aumentan. “Todo esto socava el atractivo económico de las tecnologías limpias intensivas en capital. Se necesita hacer mucho más, incluso por parte de las instituciones internacionales de desarrollo, para impulsar estos niveles de inversión y salvar las crecientes divergencias regionales en el ritmo de la inversión en transición energética”.
Otra señal de advertencia viene en forma de un aumento del 10% en la inversión en el suministro de carbón en 2021, liderado por las economías emergentes de Asia, con un aumento similar probable en 2022. Aunque China se comprometió a dejar de construir centrales eléctricas de carbón en el extranjero, una cantidad significativa de nueva capacidad de carbón está ingresando al mercado interno chino.
El factor Rusia-Ucrania
La AIE refirió que la invasión rusa en Ucrania ha hecho subir los precios de la energía para muchos consumidores y empresas de todo el mundo, perjudicando a hogares, industrias y economías enteras, con mayor severidad en el mundo en desarrollo, donde la gente menos puede permitírselo.
Algunas de las deficiencias inmediatas en las exportaciones de Rusia deben cubrirse con la producción en otros lugares, en particular de gas natural, y también se puede requerir una nueva infraestructura de GNL para facilitar la diversificación del suministro fuera de Rusia. Si bien la inversión en petróleo y gas aumentó un 10% con respecto al año pasado, se mantiene muy por debajo de los niveles de 2019, afirmó.
De acuerdo con el documento, el gasto actual en petróleo y gas está atrapado entre dos visiones del futuro: es demasiado alto para un camino alineado con limitar el calentamiento global a 1.5 °C, pero no lo suficiente para satisfacer la creciente demanda en un escenario en el que los gobiernos se apegan a las políticas actuales y no cumplen sus compromisos climáticos.
Los altos precios actuales de los combustibles fósiles están generando problemas para muchas economías, pero también están generando ganancias inesperadas sin precedentes para los productores de petróleo y gas. Se espera que los ingresos del sector mundial del petróleo y el gas aumenten a 4 billones de dólares en 2022, lo que representa más del doble de su promedio de cinco años, y la mayor parte se destinará a los principales estados exportadores de petróleo y gas.
Sin embargo, la Agencia estima que estas ganancias inesperadas brindan una oportunidad única para que las economías productoras de petróleo y gas financien la tan necesaria transformación de sus economías, y para que las principales compañías de petróleo y gas hagan más para diversificar sus gastos.
La proporción del gasto de las empresas de petróleo y gas en energía limpia está aumentando lentamente, y el progreso es impulsado principalmente por las grandes empresas europeas y un puñado de otras empresas. En general, la inversión en energía limpia representa alrededor del 5% del gasto de capital de las empresas de petróleo y gas en todo el mundo, frente al 1% en 2019.
En este contexto, la Agencia reconoció que las tecnologías de energía limpia requieren una gran cantidad de minerales críticos y, por ello, por primera vez, el informe incluye una revisión detallada de las tendencias de inversión en minerales críticos.
“Se necesita una inversión mayor y más diversificada para frenar las presiones de los precios actuales y crear cadenas de suministro de energía limpia más resistentes. El gasto en exploración a nivel mundial aumentó un 30% en 2021, y el aumento en los Estados Unidos, Canadá y América Latina ofrece la perspectiva de una oferta más diversificada en los próximos años”, aseguró.