Introducción
La energía es básica para realizar nuestra vida cotidiana en lo individual y en colectivo. Nos ayuda a comunicarnos mejor con otras personas, a automatizar los procesos de producción, a tener acceso a mejores servicios (de salud, transporte, educación, entre otros) y por supuesto, nos permite oportunidades económicas. La empleamos a diario para todo lo que hacemos y, justamente por eso, es un sector estratégico de la economía del mundo.
Desde 1944 a la fecha se han presentado acuerdos, protocolos y reportes mundiales asociados a las metas de cambio climático con implicaciones globales, nacionales y subnacionales, para todas las partes interesadas (empresas, personas y gobiernos). También el nexo Clima-Diversidad (Biodiversidad), el cual aparece referido a partir de 1988 con el IPCC (Intergovernmental panel on Climate Change), pasando por diferentes estudios, reportes y acuerdos marco globales y, no menos importante, las Conferencias de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, conocidas como “COP”, en los últimos 26 años[1].
Cruzando las referencias anteriores, hay que añadir el nexo con la Agenda 2030[2], la cual se conoce desde 2015 y contiene los 17 objetivos de desarrollo sustentable (ODS). Para fines de este artículo, nos concentraremos en el objetivo 5 sobre igualdad de género y el 7 sobre energía asequible y no contaminante.
De lo anterior y con todo lo que implica, vemos cada vez más una discusión y pronunciamientos basados en evidencia en diferentes foros, sobre las fuentes de generación de energía, el uso responsable, la mitigación y adaptación al cambio climático, así como la seguridad energética, lo que nos lleva a la “transición energética” en México. Esta la podemos concebir como la integración evolutiva y pronunciada del uso de fuentes renovables para producir energía, así como una reconfiguración del sistema energético[3] (tecnología, infraestructura, políticas públicas, mercados, regulaciones y patrones de consumo) con un componente social que involucra la perspectiva de género y la diversidad.
A partir de lo presentado, se hace necesario el cambio hacia un modelo de desarrollo económico más equitativo, permitiendo la reducción de brechas sociales que pasan por la reducción de la pobreza.
Dado que cada individuo interactúa de forma distinta con las fuentes y el sistema energético en los países y poseen niveles caracterizados de acceso, conocimiento y asequibilidad a dichas fuentes de energía también diferentes, es necesario incluir un enfoque de género en las políticas, instituciones y proyectos energéticos con el fin de dar una mejor respuesta a las realidades, necesidades e intereses de las mujeres y los hombres.
Ejemplos de relacionamiento del ODS 5 (Igualdad de Género) con el sector energético
Igualdad de oportunidades para el hombre y la mujer
- La energía es un sector productivo en la que las mujeres pueden incorporarse a la vida laboral en un empleo formal.
- La energía favorece el acceso a la información y comunicación.
- Las respuestas energéticas son parte de los temas claves de las agendas de las mujeres políticas en el nivel central y local.
Fuente: INMUJERES (2018)
Líneas de acción recomendadas para incluir la perspectiva de género
De acuerdo con la “Guía de género y energía para capacitadoras(es) y gestoras(es) de políticas públicas y proyectos”, publicado en 2014 conjuntamente con Energía, HIVOS, OLADE, UICN y el Gobierno de Canadá, algunas de las recomendaciones para definir objetivos y acciones en las organizaciones y territorios donde se desarrollen los proyectos energéticos deben estar relacionados con alguna(s) de las siguientes categorías:
Recapitulando, incorporar las diferentes necesidades[4] de mujeres y hombres en el sector de energía es esencial para crear un sistema energético inclusivo y sostenible, independientemente de la fuente primaria (renovables o fósiles) y del segmento de la cadena a la que pertenezca ese proyecto o intervención (exploración, generación, distribución, entrega, etc.).
Por ello la formación continua y certificada del tema es ineludible y permanente. Debemos evitar la simulación y asegurarnos que, bien sea desde el ámbito público, privado o de la integración regional, contemos con políticas, programas y proyectos que demuestren su compromiso real con el enfoque de género dentro del sector energético en las organizaciones en donde estos proyectos se diseñan, implementan, monitorean y cierran.
La Organización Latinoamericana de la Energía (OLADE)
Citando la información introductoria de la OLADE en su página web, esta “nace en el contexto de la búsqueda de una nueva relación económica más equitativa entre los países más desarrollados y aquellos en vías de desarrollo, teniendo como objetivo el compromiso solidario con la defensa de los recursos naturales de la región y la cooperación técnica en las políticas de desarrollo sostenible e integral. El 2 de noviembre de 1973 se suscribe el Convenio de Lima, el instrumento constitutivo de la organización. Forman parte de OLADE 27 países de América Latina y el Caribe: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú́, Uruguay, Venezuela, Barbados, Cuba, Granada, Guyana, Haití́, Jamaica, República Dominicana, Surinam, Trinidad y Tobago, México, Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá”.[5]
El programa de formación de Género y Energía de OLADE en 2022
En congruencia con el objetivo de la OLADE y el apoyo de socios estratégicos internacionales, se llevó a cabo un programa especializado en género en el primer trimestre de este año. Agradezco al valioso equipo en Quito, Ecuador, encabezado por Marcela Reinoso, y del Ministerio de Medio Ambiente de Alemania (iniciativa IKI) por el financiamiento de dicha formación, para recibir este contenido semipresencial con la dirección técnica de la experta internacional Sissy Larrea, quien ha desarrollado muchos proyectos y asesorías para varios segmentos del sector energético en países de Latinoamérica.[6]
Enfatizar la importancia de la fase presencial, en la cual aplicamos herramientas prácticas para desarrollar proyectos con enfoque de género y diversidad, tanto en el sector público como privado, así como de la cooperación internacional e integración regional, tales como:
- matrices de evaluación rápida para programas o proyectos, diseño de objetivos de proyecto y la estrategia de comunicación, tanto en teoría como en práctica.
Los proyectos individuales se enfocaron en energía renovable, hidrocarburos, transición energética, hidrógeno, electromovilidad, planes y programas institucionales, entre otros. Nos permitieron el intercambio no solo de información, sino del uso e interpretación de aprendizajes a partir de los países de origen.
Fue una excelente experiencia al compartir con 400 personas inscritas durante la fase virtual (activos en roles técnicos, gerenciales o directivos, docentes y cooperantes), concluyendo con este encuentro presencial con 30 participantes seleccionados, profesionales de 16 países de Latinoamérica. Este fue desarrollado del 15 al 18 de marzo pasado en la sede de la OLADE. Si bien fuimos mujeres la mayoría de la concurrencia, tuvimos la oportunidad de compartir con un número muy importante de hombres. Fue una experiencia educativa que recomiendo ampliamente para quienes estamos involucrados con este importante sector.
A continuación, algunas fotografías de esta gran generación de agentes de cambio provenientes de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay.
Anticipamos cada vez más la implementación y difusión del enfoque de género en proyectos energéticos, en nuestros ámbitos de influencia, en los países donde residimos y/o podemos colaborar. Una buena noticia para la evolución de los modelos de desarrollo desde este importante sector.
#Género #Diversidad #Energía #Latinoamérica
PH.
Foto 1 – Sesiones plenarias
Foto 2
Foto 3 – Representación 2022 Latinoamérica
Foto 4 – Representantes 2022 – Latinoamérica
(Academia, sector público, privado y organismos internacionales)
Notas:
[1]Universidad de Harvard, Programa Zofnass para la Infraestructura Sustentable, Marzo de 2022
[2]ONU, Objetivos de Desarrollo Sostenible, Julio de 2022, https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/
[3]Open Edition Journals, La transición energética en México: disyuntivas, tensiones y avances en la ejecución del proyecto nacional
Julio de 2022, Daniel H. Villavicencio C. et Julio César Millán
[4]Pasando por lo que se conoce como “transversalización de género” que se refiere a considerar las consecuencias de cualquier acción, política o programa de acuerdo con el género.
[5]OLADE, Acerca de OLADE, Julio 2022, https://www.olade.org/olade/
[6]OLADE, Género, diversidad y energía son los temas que se tratan en el curso que se desarrolla en la sede de Olade, marzo de 2022, https://www.olade.org/noticias/genero-diversidad-y-energia-son-los-temas-que-se-tratan-en-el-curso-que-se-desarrolla-en-la-sede-de-olade/
*/ Eneida Góngora es economista con amplia experiencia profesional en Latinoamérica en la dirección de proyectos energéticos. Es ENVISION Sustainability Professional por el Institute for Sustainable Infrastructure (EEUU) y miembro de SUMe (Sustentabilidad para México A.C.). Es Fundadora de Optimum Projectus Consulting, así como directora y miembro de Women’s Energy Network – Mexico Chapter. Actualmente es presidenta del G100 México para el ala de Energía Renovable y Solar (Women Economic Forum-All Ladies League).
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