En México sucedió el 30 de octubre, en Estados Unidos una semana después, el 6 de noviembre. En ambos países finalizó el horario de verano (HV), estacional o daylight saving time. En México, el Congreso legisló recientemente para que esa modalidad nunca vuelva; mientras tanto, en Estados Unidos el Senado aprobó este año unánimemente convertirla en medida permanente mediante la SunshineProtectionAct, cuya votación está pendiente en la Cámara Baja. En México, durante 26 años el horario de verano permitió ahorrar energía, evitar toneladas de emisiones contaminantes pero dando cientos de tardes soleadas. Sin embargo, también fue motivo de malestar para una mayoría de la población que hoy celebra su derogación.
“Simplemente, los políticos se aprovechan del vox populi como comodín, como joker, en el juego de cartas de la política”.
Las encuestas revelan que entre un 45% y un 71% de los mexicanos apoyaban abrogar el horario por malestar en su salud. En nuestro vecino del norte, por el contrario, las mayorías piden tardes más largas y los legisladores argumentan responder a ese clamor en un acto de unión nacional para dar más felicidad a las familias. En ambos casos, sin embargo, ninguno de los cuerpos legislativos en sus mayorías se detuvo a considerar los aspectos relevantes, los costos y beneficios para todos. Simplemente, los políticos se aprovechan del vox populi como comodín, como joker, en el juego de cartas de la política.
El horario de verano y la eficiencia energética
En México, desde 1996, la alineación de los husos horarios de México con Norteamérica consideró criterios económicos como el ahorro de energía y la eficiencia en la integración de las actividades económicas de la región. Ya probada la política, se notó también que en ese periodo del año se daba un beneficio al medio ambiente por reducciones de emisiones contaminantes a la atmósfera. No olvidemos que tres cuartas partes de la generación de electricidad en nuestro país se produce a partir de fuentes fósiles.
En cuanto al ahorro de energía, la iniciativa original del presidente López Obrador hizo un énfasis en el declive histórico de los ahorros por el horario de verano. Y es que desde el 2013 se han dado ahorros en consumo de electricidad por los avances tecnológicos que han aumentado la eficiencia energética en refrigeración, aire acondicionado y la sustitución de lámparas incandescentes por tecnología LED. Según los datos expuestos, en 2021 México consumió 327,000 GWh contra un ahorro por el horario de verano equivalente a 537 GWh, lo que resulta en 0.16% del consumo, y traducido a pesos en 1,138 millones. Sin embargo, en el dictamen para la votación se aplicó otro cálculo a las cifras de ahorro de energía (pág 30) para concluir que el ahorro para la administración pública sería de 78 millones de pesos, cifra que no afectaría la operación de la CFE. La metodología para llegar a estos estimados no es clara.
Según el proyecto de presupuesto 2023, el presupuesto anual del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) es una cifra cercana al ahorro de energía que el horario de verano permitió en 2021 (1,065 mdp). Según la exposición de motivos original, en 2019 el ahorro en energía por el horario de verano fue equivalente a 876 GWh, o 1,875 mdp, cifra muy semejante al presupuesto para 2023 del programa social Jóvenes Construyendo el Futuro (1,116 mdp). Es decir, el dinero ahorrado todavía es significativo y, desde mi punto de vista, no debió minimizarse. Además, la pérdida de dicho ahorro se traducirá en mayor facturación en el verano por parte de la CFE a sus clientes, o en la necesidad de mayor subsidio a la CFE para nivelar sus resultados financieros. Ya veremos, consumidores, cómo va la factura eléctrica en 2023 y años subsecuentes.
A esto habría que añadir un tema relevante. Como lo mencionó la experta Rosanety Barrios, el aprovechamiento de la luz solar despresuriza la demanda pico de energía, lo que disminuye el estrés máximo del Sistema Eléctrico Nacional (SEN). Por su parte, en un interesante hilo, Eduardo Prud’homme explicó también que el cambio de horario no se trata realmente sobre ahorrar energía, sino sobre buscar la mayor eficiencia del sistema para desplazar las cargas a momentos del día más propicios para bajar los costos marginales y en vista del largo plazo. Retirar el HV, a juicio de los expertos, en la mayor parte del territorio nacional implica la presencia de picos de demanda más pronunciados y más carga en momentos del día con costo variable mayor.
Lo anterior, sin duda, impactará en el verano de 2023 con un mayor estrés de la red de transmisión y distribución, en la confiabilidad del sistema y en las estructuras de costos de la CFE y de los clientes, tanto industriales como residenciales. Finalmente, las tarifas tendrán probablemente que sufrir ajustes con efectos inflacionarios en la economía general. A la fecha, no hay un solo estudio que revise de manera técnica estos impactos. Los senadores debieron, antes de deliberar y votar, solicitar al Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) un estudio pormenorizado. ¡Quizá ni siquiera se les ocurrió!
El Congreso debió incluir un análisis del impacto en los planes de inversión en el sistema. Por ejemplo, en generación eléctrica, según el gobierno federal, en el 2010 la demanda evitada por la aplicación del HV le permitió al SEN diferir la inversión equivalente a una nueva planta de generación de 855 MW. Igualmente importante, la abrogación del HV requería una revisión del presupuesto de la CFE para asegurar la inversión de nuevas líneas de transmisión y distribución del SEN, cuestión que los diputados omitieron absolutamente.
El horario de verano y el impacto ambiental
En materia ambiental, si por lo menos dos tercios de la planta generadora del SEN trabaja con base en tecnologías de fuentes fósiles (combustóleo, diésel y gas natural principalmente), los legisladores debieron considerar las afectaciones en materia de emisiones de gases de efecto invernadero como consecuencia del cambio en la norma de los husos horarios. La presión aumentada en los picos de demanda por la eliminación del HV forzará el próximo verano al SEN a continuar usando plantas altamente contaminantes. Lo anterior, hay que decirlo, impactará negativamente al aumentar estacionalmente las emisiones de gases de efecto invernadero y partículas suspendidas a la atmósfera por una mayor generación de electricidad con fuentes fósiles. Esta omisión en la iniciativa del presidente López Obrador y en el proceso legislativo es por demás grave.
De acuerdo con cifras oficiales del 2015, la aplicación del HV evitó la emisión de 466 mil toneladas de CO2e, mientras que para 2018, el Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica (FIDE) reportó que gracias al HV se dejaron de emitir 546 mil toneladas de CO2e y se evitó quemar 1.43 millones de barriles de petróleo crudo. Desafortunadamente, el gobierno federal no ha publicado datos actualizados respecto de este tipo de ahorros en emisiones a la atmósfera recientes. Era necesario para el debate parlamentario que se solicitara al FIDE un reporte histórico con datos recientes y el cálculo transparente de equivalencias en ahorros.
Impactos económicos y sociales del horario de verano
En materia de impactos económicos y sociales, también hay aspectos qué comentar. Por ejemplo, en el ámbito comercial, la eliminación del HV podría traer problemas logísticos para las operaciones de comercio exterior ubicadas en el Centro y Bajío del país, según ha considerado el Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (Comce). Existen muchas empresas ubicadas en el interior del país, en la zona del Bajío y en la región Centro que han tenido incrementos importantes en materia de exportaciones e intercambios comerciales, financieros y de servicios con Estados Unidos.
Es cierto que la nueva ley de los husos horarios procuró un espacio para el ejercicio del federalismo a fin de que los gobiernos estatales y municipales sometan a consideración del Congreso y de la Secretaría de Gobernación mantener el HV, junto con la franja de la frontera norte que permanecerá consistente con los husos horarios que adopte Estados Unidos. Esto, que de primera mano parece una buena idea, podría ocasionar cierto caos interno en México. Ya veremos si en el futuro surgen y se aprueban estas solicitudes. El hecho de contar con distintos husos horarios en demarcaciones contiguas podría causar molestia y confusión a la población. Se antoja como una medida de letra muerta al ser ilógica y caótica en materia de logística, turismo y hasta eventos sociales. Sin embargo, podría suceder. Históricamente, esto pasó en Estados Unidos en los años sesenta y fue tal el caos que obligó al gobierno federal a regresar al sistema de husos horarios actual que aplica a regiones geográficas amplias sin distinciones locales.
En cuanto a impacto en seguridad pública, la luminosidad en las tardes es un factor relacionado con la percepción de seguridad que tampoco se atendió en el Congreso. Según estudios de geolocalización del delito, sabemos que de lunes a viernes, por las mañanas de las 6:00 horas al medio día, y por la tarde de 18:00 a 22:00 horas, se presenta la mayor cantidad de delitos en las calles. Es decir, los ciudadanos estarán expuestos a inseguridad relacionada con la falta de luminosidad natural, ya sea por la mañana o por la tarde. La iniciativa del presidente López Obrador da prioridad a la seguridad para los transeúntes en las mañanas, pero no brinda datos sobre los impactos por las tardes, por lo que la información era insuficiente para tomar la mejor decisión. En Estados Unidos, por ejemplo, en el diario de debates del Congreso quedó registrado que los senadores consideraron más conveniente garantizar luz solar por seguridad a la población que regresa a casa por las tardes frente a los riesgos de asaltos por las mañanas.
En relación a la salud pública, tanto el presidente López Obrador como los legisladores morenistas y opositores que suscribieron su propuesta coincidieron en señalar que las afectaciones a la salud por el HV superan los ahorros en energía. Sin embargo, en la iniciativa no presentaron evidencia que demostrara sus dichos. Por ejemplo, señalaron algunos estudios científicos que muestran correlaciones entre el HV y cierta somnolencia en las primeras semanas de adaptación, pérdida de sueño de 27 minutos por la noche, aparición de infarto agudo al miocardio, desequilibrios en los biorritmos del cuerpo, irritabilidad y falta de concentración. No obstante, la exposición de motivos no brindó datos duros sobre este tipo de afectaciones en términos reales, por lo que no podemos conocer cuántas personas realmente han sido afectadas por el cambio de horario en sus 26 años de aplicación.
En fin. Como podemos apreciar, el horario, en cualquiera de sus modalidades, se ha convertido en motivo de queja o disfrute de la gente y esto para los políticos es sumamente rentable. Dado que la eficiencia energética seguirá contribuyendo a mayores ahorros de energía en el futuro, su incidencia en la decisión sobre qué huso horario utilizar será cada vez más irrelevante. Sin embargo, con respecto a los impactos ambientales y sociales, sobre todo en materia de seguridad pública y salud, el tema seguirá apareciendo cíclicamente en la conversación pública hasta que se sume la suficiente masa crítica –a favor o en contra– que permita a los políticos utilizar el horario nuevamente como joker en el juego legislativo. Que no nos sorprenda si en un futuro surgen las circunstancias políticas propicias para dar gusto a los futuros adultos, que hoy son los jóvenes que anhelan gozar de más tardes luminosas.
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