Con las ventas registradas en las estaciones de servicio, la demanda se está examinando con el fin de establecer un precio máximo al público, esto por parte de la administración actual en conjunto con la Secretaría de Energía, Pemex y diversos organismos que conforman el mercado de los combustibles, cuyo propósito consiste en controlar la inflación no subyacente en el ámbito del costo de los energéticos, ya que se han incrementado, para el mes de enero, hasta un 6.34% en forma anual, y un 1.11% en forma mensual, teniendo en cuenta principalmente estas variaciones debido al costo de la gasolina.
Estos incrementos tienen un impacto directo en los costos del transporte y la movilidad de las personas, trayendo como consecuencia la disminución del flujo de dinero de cada persona.
Pero antes de pensar en poner un precio máximo a la gasolina, deberá ser analizada en detalle la manera en cómo este producto llega a las estaciones de servicio, de cuyo precio final al público solo tienen el control de un 8% y el resto 52% depende del mercado, mientras que un 40% es del gobierno respecto a los impuestos.
La gasolina llega siempre a centros de almacenamiento, llamadas de manera general y por la PROFECO, terminales de almacenamiento y reparto (TAR), desde donde es enviada en millones de litros a las estaciones de servicio. En este punto existe el precio subtotal que es cobrado al consumidor final, donde incluye el costo del mercado, e impuestos (92 % del precio total), sin el costo de la estación de servicio.
La gasolina para que llegue a las TAR puede ser por dos vías:
Importando: Proviene principalmente de los Estados Unidos. El sendero a seguir para que un litro de gasolina llegue a México comienza desde una refinería, donde algún privado o PEMEX compra. Para ello, en la mayoría de los casos existen los agentes llamados intermediarios que están autorizados por parte de las refinerías a vender el producto, o es comprado en la frontera de Estados Unidos con México en centros de almacenamiento de empresas que tienen el permiso de las refinerías para poder vender. Una vez concluida la adquisición, se requiere que las mercancías sean transportadas por medio de barcos, ferrocarriles o unidades motrices hasta la frontera o los puertos del Golfo de México, lo que representa un costo adicional. Al llegar a la frontera o puerto, debe ser declarado y el importador debe tener un permiso para introducirlo a México, otorgado por la Secretaría de Energía, y así mismo estar dentro del patrón de importadores/exportadores de la Secretaría de Economía. Adicionalmente, también debe adicionar el costo de un agente aduanal para poder declarar la introducción definitiva al país del combustible. En el pedimento de salida de la gasolina, ya está incluido el IEPS y el IVA, según sea el costo reportado por el importador.
La gasolina puede ser movida por ductos, ferrocarriles o unidades motrices a las diferentes TAR privadas o de PEMEX, para lo cual debe ser calculado el costo. Adicionalmente, deberá integrar el costo del almacenamiento de cada litro, y su operación de entrada y salida. En el caso de PEMEX, existen tarifas autorizadas y reguladas en forma anual. Las TAR pueden ser centros de almacenamiento dentro de una refinería de la empresa estatal o alguna construida bajo un permiso emitido por la CRE, de PEMEX o privados.
Finalmente, tiene que ser enviado a las estaciones de servicio, donde el costo del transporte dependerá de qué tantos kilómetros de distancia están de la TAR. La suma de todo lo anterior, la estación de servicio no tiene control.
Refinando: Actualmente, solo existe una empresa que tiene el control del mercado de refinación, y es PEMEX. Esta obtiene productos petrolíferos que son comercializados o distribuidos por ésta o por medio de privados, desde las propias TAR dentro de estas, o son enviadas a otras que cuenta la empresa del Estado, en diferentes partes de la República mexicana bajo un costo de transporte por ductos, y/o unidades motrices. En el precio al que la empresa vende al mercado incluye en el costo de la operación, almacenamiento, materia prima, IEPS, e IVA, en lo que la estación de servicio no tiene control.
En la actualidad, la empresa estatal tiene el control para cubrir la demanda de gasolina en un 82 % y los privados solo el 18 %, para que sea entregado a las estaciones de servicio. Por lo tanto, el precio promedio actual está regido por los costos calculados por parte de PEMEX, debido a que importa y produce y comercializa en las TAR, y que en muchas regiones del país son utilizados como referencia para poner los precios finales al consumidor.
En consecuencia, al comprender que la estación de servicio no tiene el control del precio unitario final al consumidor, podemos plantear tres posibles formas que podrían ayudar a disminuir el precio de la gasolina:
1.- Establecer almacenes satelitales más próximos a las estaciones de servicio, con el objetivo de reducir costos en transporte y seguridad de este.
2.- PEMEX podría ofrecer un mayor descuento en las TAR, a los comercializadores, distribuidores o estaciones de servicio, derivado de tener en mayor proporción en el mercado, y tener el control de lo importado, y de los petrolíferos salientes de las refinerías.
3.- Negociar con refinerías de EUA por parte de PEMEX, mayores descuentos, o eliminar intermediarios que tiene la empresa del Estado para la compra de combustibles. Al tener un mayor margen, podría bajar el precio en las terminales de distribución y reparto.
En estos puntos anteriores no está incluido eliminar el IEPS, debido a que podría crear un mayor déficit al erario ante la falta de ingresos que reduzcan el actual, derivado de un incremento en el gasto del país. Sin olvidar que la fórmula del IEPS incrementa al impuesto con base en la inflación, observada en cada cierre de año.
La gasolina, su precio de compra para ser importada de los Estados Unidos, es bajo. Pero incrementa su precio final en las TAR al poner los costos necesarios para que lleguen a México. El costo de refinación de PEMEX para las gasolinas fluctúa entre 5 y 7 pesos por litro. Este valor no ayuda a tener un margen que ofrecer de descuento para el consumidor final. Por lo tanto, el secreto de poder bajar el precio de la gasolina está en las terminales de almacenamiento y reparto, al tener el control del producto importado o entregado por refinerías.
“El secreto de poder bajar el precio de la gasolina está en las terminales de almacenamiento y reparto”.
La única forma: PEMEX podría dar un mayor descuento al ser ahora una empresa social, responsable y no productiva, dando pie a forzar al mercado a tener una mayor competencia por los privados que están actualmente en el mercado de las TAR.
Un precio máximo no ayuda, debido a que la forma de bajar el precio está en el 52% del costo que depende de las variables del mercado en México.
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