El Wilson Center recomendó a quien quede como próximo presidente de México asumir como compromiso de que el país está abierto a las nuevas inversiones, la liberación de permisos en materia energética y ofrecer un marco regulatorio parejo.
“Una fuerte señal del nuevo presidente de que México está abierto a los negocios, con un compromiso de entrega de permisos más rápida y un campo de juego regulatorio igualitario haría mucho”, expuso.
Recientemente, el Mexico Institute perteneciente al Wilson Center publicó el documento “El próximo presidente de México. Desafíos y recomendaciones”, consistente en un conjunto de ensayos sobre temas como energía, migración, TMEC, seguridad, agua y nearshoring.
En la parte energética, el documento aseguró que durante las dos últimas administraciones federales, su visión sobre el sector estuvo en un “caso clásico” de péndulo político entre la modernización y la tradición, representadas, respectivamente, por la política de apertura del ex presidente Enrique Peña Nieto, con su reforma energética de 2013, y la estatista del actual mandatario.
“Para tener éxito, el sistema energético de México debe combinar elementos tanto de modernidad como de tradición, tanto de liberalización como de un papel para el Estado, y debe servir a los intereses del sector empresarial y proporcionar un acceso asequible a la energía para la población. La eficiencia y la productividad deben equilibrarse con la preocupación por la equidad energética”, sugirió el Instituto.
Sin embargo, reconoció que bajo la administración de Peña Nieto, la rápida liberalización del sector energético dio lugar a enormes oportunidades de generación de riqueza para un pequeño porcentaje de la población, así como para los inversores extranjeros, pero no logró generar ningún sentido de legitimidad en la población en general.
Asimismo, dijo que los problemas que enfrenta Petróleos Mexicanos (Pemex), como disminución de su producción de hidrocarburos, corrupción y niveles de deuda “paralizantes”, siguen sin resolverse.
Por el otro lado, apuntó que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador disuadió la inversión privada en los sectores de hidrocarburos y de electricidad, lo que significa que México sigue siendo altamente dependiente de las importaciones de energía y vulnerable a la posibilidad de escasez de electricidad en el momento exacto en que necesita energía abundante, asequible y limpia, debido al nearshoring.
En este sentido, el instituto indicó que el desafío para el próximo gobierno es sentar las bases para un sector energético que satisfaga la demanda creciente, al tiempo que se cumplen las condiciones de acceso equitativo a la energía, sin dañar irreparablemente el medio ambiente. Para hacerlo, se requiere del presidente de México una visión que equilibre la seguridad energética, la equidad y la sostenibilidad.
Por ello recalcó que las preocupaciones ideológicas deben tener un segundo plano para servir a los intereses de las personas y las empresas.
Actuar con decisión en controversias TMEC, aconseja
En el mismo documento, el Wilson Center recomendó a los gobiernos de México, Estados Unidos y Canadá “actuar con decisión” para resolver las principales disputas, incluidas las del sector energético, en el marco del tratado comercial entre los tres países, TMEC, antes de que llegue la fecha de revisión de este mecanismo de cooperación.
De no hacerlo, advirtió, afectará los cálculos del sector privado sobre el costo de hacer negocios.
El estudio recordó que los tres países están obligados a revisar el tratado comercial en 2026 para discutir el funcionamiento del TMEC, evaluar las recomendaciones remitidas por los gobiernos y decidir sobre cualquier acción apropiada necesaria que podría incluir una extensión del acuerdo por otros 16 años.
Asimismo, se evaluará qué tan bien se han resuelto las diferencias entre los miembros sobre la implementación del tratado.
Por ello, el Wilson Center sugirió que las disputas en materia energética generadas por los cambios en las políticas públicas por parte del gobierno mexicano y que afecta las inversiones de sus socios, junto con las otras de otras áreas de la economía, se diriman antes de esa fecha.
“Antes de la revisión, México, Estados Unidos y Canadá deberían actuar con decisión para resolver las mayores disputas en curso.
También recordó que las principales disputas se refieren a las políticas energéticas de México, el tratamiento de los inversores y el uso de la regulación; la política y el enfoque regulatorio de México para el maíz modificado genéticamente; el hecho de que los Estados Unidos no respondan a la constatación de un grupo especial del TMEC de que debe modificar su método de cálculo de las normas de origen de los vehículos, y las políticas lecheras de Canadá.