Después de impulsar una reforma que haría que solo el Estado tuviera la capacidad de explorar y explotar el litio, y usarla como premio de consolación después de que no pasara la reforma energética propuesta por el presidente, resulta que el mismo mandatario ya se echó para atrás.
Durante la semana pasada el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que realizará una licitación especial para empresas estadounidenses y canadienses que quieran explorar y explotar el litio en México.
Puso como condición que el litio se quede en el país y se transforme en Sonora.
Pero esto hubiera resultado impensable hace unos meses. Cierto es que Litio para México no iba a tener los recursos suficientes para ser exitosa, y también que se requería la inversión privada. Pero el cambio de actitud difícilmente es un arranque de lucidez, sino que parece una moneda de cambio dentro de las mesas de controversia del TMEC. Una moneda de cambio en la que podría haber cooperación internacional para acelerar la transición en México y evitar las sanciones transfronterizas. Veremos.
Gas natural, el tema recurrente
En diferentes foros hubo un tema recurrente: el gas natural es el combustible de la transición energética y visto desde diferentes puntos, México no está listo para la transición.
Por una parte, el país depende en 70 por ciento del abasto de Estados Unidos, lo que significa un riesgo para la seguridad energética del país, según el discurso ultranacionalista del gobierno.
Por otra parte, México, tiene la capacidad de aumentar su producción, pero el presidente decidió prohibir la técnica de explotación además de que la estrategia de negocio de Pemex va hacia el petróleo y se olvida del gas natural.
El peso específico de este combustible crece cada vez más con el paso del tiempo y el país se mantiene en la misma línea. Parece que la disyuntiva es clara: urge un cambio de visión estratégica si es que realmente se busca reforzar la tan mencionada seguridad energética.
Al cabo que es poquito
Parece que en Marina Nacional, las multas de la CNH los tienen sin cuidado. Ixachi y Quesqui siguen quemando gas de forma acelerada y sin aprovechar el recurso, lo que ha llevado al regulador a imponer cuatro multas.
Pero en Pemex prefieren pagar las sanciones que parar la explotación en esos campos y corregir los problemas.
Y es que consideran que las multas “son chiquitas” para el tamaño de la empresa.
Aquí hay dos preguntas: sería bueno subir los montos de las sanciones y la segunda es, dónde está la ASEA, de Ángel Carrizales, que es la que debería estar reforzando con castigos por daño ambiental.