Un estudio del Instituto para la Gobernanza de los Recursos Naturales (NRGI, por sus siglas en inglés) señala que Petróleos Mexicanos no está preparado para los impactos que tendrá la transición energética en su negocios.
El estudio, titulado “Pemex y la transición energética: respuestas oportunas a retos crecientes” fue presentado durante un seminario virtual bajo el mismo nombre, que fue liderado por Rosanety Barrios, coordinadora de temas de energía del equipo de Xóchitl Gálvez.
El documento advierte que la petrolera podría entrar en un entorno en el que su negocio sea afectado, situación que puede desencadenar una crisis y dañar las finanzas públicas del país.
En este sentido, explicó que la transición energética reducirá la presencia de los hidrocarburos en los mercados, lo que impactará a la compañía en el largo plazo.
Se espera que el precio del crudo caiga conforme avanza la transición energética, lo que reduciría los ingresos de Pemex y su capacidad para ejercer nuevas inversiones, metiendo mayor presión a su situación financiera.
Así, la aportación de Pemex a las finanzas públicas podría reducirse desde 18 hasta 3 por ciento.
Otro problema que puede enfrentar Pemex en el corto plazo es que varios activos petroleros podrían quedarse sin presupuesto, pues la empresa no tendría dinero suficiente para invertir, desarrollarlos ni acceder a capital en el mercado de valores, debido al incremento del costo de los proyectos con alto contenido de gases de efecto invernadero.
Dentro de los activos petroleros que podrían quedar varados financieramente hay 24 proyectos, dentro de los cuales se encuentran campos como Zama y Trion, según las especialistas.
El informe señala que, según análisis recientes, alrededor de 10 mil millones de dólares en activos de Pemex podrían no ser rentables en el Escenario de Compromisos Declarados (APS) de la Agencia Internacional de Energía.
Esto tendría un impacto severo en las comunidades vinculadas a la industria petrolera, particularmente en estados como Campeche y Tabasco, que son responsables de 50 y 41 por ciento, respectivamente, de la producción total de Pemex.
Por otra parte, la empresa enfrenta una deuda que supera los 100 mil millones de dólares, la más alta del mundo en su sector. Este nivel de endeudamiento coloca a Pemex en una posición extremadamente vulnerable, especialmente en un escenario de reducción de la demanda de petróleo.
Ante este panorama, es crucial que Pemex y el Gobierno mexicano tomen decisiones estratégicas para garantizar la sostenibilidad de la empresa, la estabilidad de las finanzas públicas y la seguridad energética del país, concluye el estudio.