El precio internacional del petróleo tuvo en agosto su segundo periodo consecutivo con pérdidas mensuales, afectado por las preocupaciones en torno al crecimiento económico global.
Al 31 de agosto, el precio del barril del West Texas Intermediate concluyó la sesión en 88.94 dólares por barril, lo que significó una caída de 9.82 por ciento en relación con el cierre de julio.
En particular el WTI tuvo un mínimo intradía en el mes de 85.73 dólares por barril, un monto no visto desde antes del inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania.
Por su parte, el Brent cayó 12.29 por ciento mensual, pero se mantuvo por encima de los 90 dólares por barril para cerrar el 31 de agosto en 96.49 dólares.
De acuerdo con Gabriela Siller, directora de Análisis Económico de Banco Base, las presiones a la baja sobre los precios internacionales del hidrocarburo están relacionadas con las preocupaciones en torno a la actividad económica.
La atención se centra en los aumentos a la tasa de interés referencial emprendidos por la Reserva Federal de Estados Unidos, que inició un ciclo alcista para intentar contener la alta inflación en ese país, lo que puede desacelerar la economía.
La especialista añade que otro temor es que Europa entre en recesión debido a la crisis energética.
En Asia también hay tensiones por una posible reducción de la actividad económica en China, pues la política del Covid del gobierno está provocando una menor confianza en el país y ha causado una reducción e incluso la cancelación en la inversión de las empresas, mientras que continúan las preocupaciones en torno al sector inmobiliario.
Un cuarto factor, añade Siller Pagaza, es la posibilidad de reactivar el acuerdo nuclear con Irán, lo que abriría la puerta a que el país de Medio Oriente vuelva a exportar petróleo.
La directiva de Banco Base mencionó que las pérdidas fueron limitadas, debido a que el mercado global todavía se enfrenta a un alto riesgo de escasez, debido a que la demanda se mantiene fuerte de cara al invierno, mientras que la oferta se mantiene limitada, al tiempo que los inversionistas especulan que la crisis energética en Europa pueda empeorar.