Para que México pueda alcanzar el Net Zero en 2060 es necesario que se inicie la planeación dirigida a dejar de instalar plantas de generación de energía nuevas que utilicen combustibles fósiles, incluso el gas natural, así como retirar las plantas carboeléctricas, termoeléctricas convencionales y otras centrales térmicas que han superado su vida útil.
De acuerdo con el informe “Ruta Emisiones Netas Cero para México 2060, desde Sociedad Civil” (RENC-SC), lo anterior se logrará mediante el diseño de estrategias para retirar de operación a las centrales carboeléctricas, termoeléctricas convencionales y otras centrales térmicas que usen carbón, combustóleo, gas natural o diésel, que han superado ya su vida útil conforme al Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN) y en los permisos de generación otorgados, de forma que se garantice la seguridad y la confiabilidad del suministro eléctrico.
La estrategia, abunda Iniciativa Climática de México (ICM), debe acompañarse de la creación de un fondo especial y planes de negocio que permitan reposicionar y formar a las personas trabajadoras de las centrales desmanteladas y considerar las oportunidades específicas para las mujeres y grupos en situación de vulnerabilidad.
De acuerdo con los cálculos de ICM, esta primera etapa tendría el potencial de mitigar 153.9 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (MtCO2e) para 2060.
La segunda parte de esta iniciativa se basa en limitar la instalación de nuevas centrales eléctricas que funcionen con combustibles fósiles.
“Esta medida propone que se establezca como política nacional la no instalación de nuevas centrales de generación eléctrica que utilicen combustibles fósiles como energético principal. Además, esta medida considera maximizar el uso eficiente del contenido energético de las centrales de gas natural que aún permanezcan en operación, así como evitar el uso de carbón y combustóleo en la generación de electricidad”, señala el documento.
Esta segunda medida mitigará 125.4 MtCO2e para 2060.
Apoyo a renovables
De la mano con el freno a las plantas de combustibles fósiles, ICM plantea el establecimiento de metas y mecanismos para la adición de capacidad renovable a gran escala.
Para la energía eólica, sugirió implementar medidas, políticas, programas, regulaciones y mecanismos financieros, con la finalidad de incrementar la capacidad actual de 6.5 GW a 73.3 GW para 2060, mientras que para la energía fotovoltaica sugiere un incremento de seis GW a 63.2 GW para el mismo año.
Un tercer factor que apoyará la generación renovable son los hogares solares, una medida que busca promover la instalación de celdas fotovoltaicas en los techos de los hogares bajo la figura legal de Generación Distribuida (GD).
“Es necesario establecer un sistema de información donde se identifiquen de manera transparente las zonas de mayor impacto y rentabilidad de la instalación de dicha tecnología. Asimismo, es necesario redirigir subsidios al arrendamiento de celdas fotovoltaicas para los hogares”, señala el documento.
Este mismo modelo se puede replicar en los ejidos de las comunidades rurales del país, con una perspectiva de género e inclusión social.
“Uno de los objetivos fundamentales es que los ejidos y las comunidades puedan ser dueñas de las centrales generadoras fotovoltaicas locales. Esto permitirá a las comunidades participar en su diseño, implementación, operación y mantenimiento, así como en la toma de decisiones sobre el uso de la energía y la distribución de beneficios derivados de la venta de la electricidad generada”, apunta.
A través del impulso a diferentes esquemas de generación distribuida, que puede incluir esquemas de propiedad colectiva o comunitaria, se podría incrementar la capacidad actual para la producción de electricidad proveniente de fuentes renovables a través de la generación distribuida de 2.0 GW a 43.2 GW en 2060, añade.
Finalmente, ICM asegura que la pinza del sector eléctrico debe cerrarse con la creación y aplicación continua y rigurosa de un programa de sustitución o actualización de los equipos donde ocurren las pérdidas dentro de las Redes Generales de Distribución (RGD), principalmente transformadores y conductores.
“Este programa se aplicará primero en las RGD con mayores pérdidas, de tal manera que su impacto resulte tan inmediato como sea posible. Esto permitirá reducir las pérdidas técnicas a menos de cinco por ciento”, añade.