Uno de los grandes retos que plantea la transición de vehículos tradiciones con base en gasolina hacia las unidades eléctricas es la mano de obra, ya que estos últimos requieren de talento especializado en temas de computación y digitalización.
“Los vehículos eléctricos son una computadora con ruedas”, dijo Isabel Studer, directora de la Alianza México de la Universidad de California. “Se necesitan expertos en computación, en tecnología digital que puedan interactuar con el resto de la producción del vehículo en sí y todas las partes que contiene”, explicó.
El pasado 8 de febrero, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, instaló el grupo de trabajo México-Estados Unidos para la electrificación del transporte, esto en el marco de la Cumbre de Líderes de América del Norte, celebrada en noviembre de 2021 en la ciudad de Washington, Estados Unidos.
Las mesas de trabajo para la electrificación del transporte son el resultado de un acercamiento entre la Cancillería mexicana y la Universidad de California, en las que lidera de la parte mexicana la Doctora Studer.
“Es un grupo de trabajo que tiene como primer objetivo realizar investigación para poder responder a las preguntas en torno a una transición muy compleja. La electrificación del transporte es una tendencia inevitable”, recordó la especialista al conversar con Energía a Debate.
Por ello, en el tema laboral, señaló que existe el reto de ver cómo se puede dar la transición hacia vehículos eléctricos y qué sucederá con los trabajadores que laboran en el sector automotor asociado al motor de combustión interna.
En México existen unos 100,630 trabajadores que operan en las plantas armadoras de las distintas empresas automotrices nacionales y extranjeras, sin contar los empleados que trabajan en las plantas que fabrican autopartes o en los segmentos de unidades no ensambladas y de camiones pesados.
El tema laboral ha sido uno de los grandes puntos de controversia entre México y Estados Unidos, especialmente en el marco de las negociaciones de los tratados comerciales regionales junto con Canadá: el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y el tratado Estados Unidos-México-Canadá, conocido como T-MEC, entrado en vigencia desde el año pasado.
“Es una industria que está integrada en América del Norte y esto no es sorpresa porque el corazón del proceso de integración del TLCAN fue precisamente la industria automotriz porque México se posicionó como una fuente importante manufacturera en ciertos sectores estratégicos, como el electrónico y la industria automotriz”, dijo al respecto Isabel Studer.
Refirió que la industria de los vehículos automotores representa aproximadamente el 25% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y ha posicionado a México entre los primeros 10 países productores más importantes de autos a nivel mundial y el cuarto en exportaciones de estas unidades.
“Lo que vemos es que esta industria, que está integrada en América del Norte, tendrá que responder a esta nueva era de los vehículos eléctricos. No se puede quedar afuera”, añadió.
En 2020, México produjo unos 3.18 millones de unidades de todas las tecnologías, mientras que Estados Unidos fabricó 8.82 millones y Canadá 1.38 millones. En total, la región produjo ese año 13.38 millones de autos. Esta cifra es 20.4% menor con respecto al año anterior, cuando los tres países produjeron en conjunto 16.81 millones de automóviles.
UN TEMA LABORAL
El tema laboral en la manufactura de automóviles en la zona de Norteamérica sigue siendo polémico y se ha intensificado ahora que la administración del presidente Joe Biden, junto con algunos gobiernos locales de la Unión americana, han anunciado planes para cesar la producción de automóviles de combustibles fósiles para dentro de 10 o 15 años.
Esto, junto con los programas de descarbonización y sustentabilidad, han forzado a las armadoras a replantear su línea de negocios con miras a transitar hacia la producción de autos eléctricos.
La United Auto Workers (UAW), el poderoso sindicato de trabajadores de las industrias automotriz, aeroespacial y de implementos agrícolas de Estados Unidos y con representación de algunas partes de Canadá, ha expresado su preocupación porque algunas marcas trasladarían el armado de algunos modelos eléctricos a sus plantas en México.
El año pasado, la UAW tuvo un conflicto con la empresa Ford Motor Company porque tenía en sus planes trasladar a México el ensamblaje de sus nuevos modelos eléctricos Mach-E y Bronco Sport.
Con todo, nuestro país sigue siendo atractivo para el armado de vehículos eléctricos. Como ejemplos, GM (General Motors) anunció en febrero pasado que estaba estudiando la posibilidad de que su nueva camioneta tipo SUV eléctrica “Equinox EV 2024” sea armada en la planta ubicada en San Luis Potosí, además de la nueva Chevrolet Blazer EV, también eléctrica.
El mismo mes, la empresa sudcoreana POSCO International Corp. también dio a conocer su intención de construir una planta de manufactura de motores eléctricos para vehículos en México.
Las instalaciones, que requerirán una inversión de 43.6 millones de dólares y cuya construcción iniciará en junio próximo, estarán localizadas en el municipio de Ramos Arizpe, estado de Coahuila, donde ya se encuentran otras importantes marcas mundiales, como Fiat, GM y Chrysler.