Para alcanzar la autarquía energética, Claudia Sheinbaum Pardo tendría que recabar las billonarias inversiones que requiere el sector, aumentar la producción de insumos, desarrollar tecnología e incrementar la capacidad interna de procesamiento de materias primas, coincidieron expertos.
“México no tiene ni el dinero, ni la tecnología ni el know-how”, resumió Erick Sánchez Salas, vicepresidente de Rystad Energy México.
Durante su campaña para la presidencia de la República, la ahora presidenta electa prometió que su administración buscará para México la “autarquía energética”, un nivel más arriba de la autosuficiencia energética que el actual mandatario, Andrés Manuel López Obrador, planteó para su propio gobierno, lo que implicaría pasar de la autosuficiencia solo en gasolinas y diésel, a consumir únicamente los energéticos que produce en país.
La coincidencia entre ambas propuestas es que tanto la autosuficiencia como la autarquía residirán en el fortalecimiento de las empresas públicas, concretamente Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), todo con recursos propios.
“México no es superavitario en la producción de ningún insumo, en materias primas. No agrícolas, no industrial, no petroquímico, no siderúrgico, no de tecnología, no de procesamiento. Nada”, reiteró Sánchez Salas.
Por tanto, consideró que México primeramente tendría que desarrollar la producción de sus propias materias primas, su procesamiento y aun sus mercados e industrias integradoras, incluyendo las tecnologías.
Tan solo en hidrocarburos, el analista de la firma internacional coincidió con otros expertos en la necesidad de incrementar las reservas del país; elevar la producción de petróleo y gas; aumentar la capacidad de procesamiento, principalmente del Sistema Nacional de Refinación, sin dejar de lado la producción de gas natural, principalmente para petroquímica.
Específicamente en materia de exploración y producción, el analista de Rystad hizo énfasis en la necesidad de que el país vaya a yacimientos no convencionales, donde se encuentran actualmente alrededor de 60 por ciento de los recursos disponibles.
Además, la inversión es otro facto calve para detonar todo lo anterior.
“[México] tendría que estar pensando en producir 1.6 millones de barriles diarios de petróleo que irían a refinerías que necesitarían subir su capacidad de procesamiento a un 90-95 por ciento de utilización, lo que obligaría a invertir billones de dólares, los mismos que necesitarías para incrementar la producción, más un margen saludable de 800 a 1 millón de barriles para exportación, más pensar invertir otros billones en petroquímica y procesamiento [de gas] para satisfacer la demanda de plásticos básicos y después microchips, litio, etcétera”, refirió.
En los últimos seis años, la producción de petróleo crudo de Pemex ha descendido un 13 por ciento aproximadamente, al pasar de 1.75 millones de barriles diarios de 2018 a 1.52 millones para 2024.
La producción de gas natural, por su parte, continúa siendo deficitaria “o casi nula”, según opinión de Erick Sánchez, toda vez que representan apenas entre 8 y 10 por ciento del abasto nacional ante una dependencia de las importaciones principalmente desde Estados Unidos.
Por su parte, la capacidad de refinación de petróleo crudo sigue siendo menor de la mitad de la demanda, que se compensa con importaciones igualmente en mayor medida de la Unión americana. Al cierre de 2023, la producción promedio anual de gasolinas fue de 252 mil barriles diarios, contra los 419 mil en importaciones.
“Para seis años, no podría desarrollar nada de esto”, previó Sánchez Salas.
El litio es otro recurso, cuya cadena de valor estaría integrada en tu totalidad en el organismo público LitioMx que tendría el control operativo, administrativo y regulatorio. En esa cadena, de acuerdo con la intención del gobierno actual, está incluida la fabricación de las baterías destinadas a la electromovilidad.
“Tendría que pensar en construir una tecnología suficiente para aprovechar las reservas de litio que hoy es incipiente, industrias de refinación de litio, construcción de baterías y paquetes de baterías y más”, reiteró el analista retomando igualmente las cuantiosas inversiones que ello requiere.
Cabe recordar que el Centro de Investigación Presupuestaria y Económica (CIEP) estimó que el plan energético de Sheinbaum Pardo para el periodo 2024-2030 requerirá de un presupuesto superior de los 2 billones de pesos.
Autarquía y autosuficiencia
“La autarquía energética, en estricto sentido, no te obliga a ser autosuficiente en algo, si no que te obliga a: ‘arréglatelas con lo que tienes’”, explicó Rosanety Barrios, experta en temas energéticos.
En este sentido, coincidió con Erick Sánchez al destacar que México no es autosuficiente en ningún recurso, “así que sería absolutamente imposible ser autárquicos”.
“La autarquía equivale a decir ‘consumir nacional’. Es no importar, en términos simplificados. Autarquía es no importar, sino consumir [únicamente] lo que tienes en México”, reiteró Barrios de Vox Experta.
Igualmente subrayó en que la política energética del presidente López Obrador se basó en el fortalecimiento de Pemex para alcanzar la autosuficiencia energética, pero solo en materia de gasolinas y diésel.
Claudia Sheinbaum, por su lado, ha expresado que buscará incrementar la producción de gas natural.
¿Hay certeza a la inversión?
A pesar de que la futura presidenta de México ha insistido en que la autarquía energética, también ha dicho que su gobierno trabajará para atraer inversiones al país.
De hecho, Marcelo Ebrard Casaubón, quien ocupará la cartera de Economía en la próxima administración, ha repetido ante empresarios e inversionistas que el gobierno entrante será aliado y “amigo” de las inversiones.
Pero la pregunta es si esas inversiones podrán contar con la suficiente certeza jurídica, misma que se vio lesionada en el sexenio que termina.
“Su mayor preocupación es conseguir bienestar compartido, que crezcamos, y que haya un beneficio inmediato para los que menos tienen”, dijo Barrios en referencia a Claudia Sheinbaum.
“¿Cómo vamos a crecer sin inversión? ¿Cómo va a llegar la inversión? Yo creo que es muy probable que llegue, pero primero tiene que haber reglas, y las reglas no están”, aclaró.
Al respecto, Erick Sánchez agregó:
“Habría que ver cómo se comportan una vez que tomen posesión y sobre todo [ver] cómo del discurso se pasa a la ejecución de la política pública, en particular, la política pública energética”.