México podría sacarse la lotería con la moratoria que impuso recientemente la administración del presidente Joe Biden a la construcción de nuevos proyectos de gas natural licuado (GNL) en territorio norteamericano y a nuevas exportaciones, consideró Adrián Calcáneo, experto en mercados energéticos.
“Las terminales de México se acaban de hacer mucho más valiosas”, expresó en conversación con Energía a Debate.
A finales de enero de este año, el presidente de Estados Unidos anunció una moratoria aplicable a la construcción de nuevas terminales de licuefacción de gas natural para fines de exportación.
El argumento que Biden expresó fue la “amenaza existencial” que representa la crisis climática mundial, a la cual –según dijo– contribuyen las emisiones de gas metano de esta industria, además de su impacto económico.
Esta medida se suma a la Declaratoria de Política sobre Plazos para Comenzar Exportaciones en Autorizaciones de Exportación de Gas Natural, del Departamento de Energía, de abril de 2023, la cual exige que los proyectos de GNL que se encuentran pendientes empiecen a exportar dentro de los siete años posteriores al otorgamiento del permiso o, en su caso, renovarlo.
Ambas instrucciones han frenado miles de millones de dólares en unos doce proyectos, cuyo desarrollo estaba planeado para los siguientes años, según analistas norteamericanos.
Pero para Adrian Calcáneo la moratoria podría significar oportunidades para México, toda vez que existen proyectos de terminales de licuefacción alimentadas por el gas importado de la nación del norte vía ductos, un medio de transporte no contemplado en la prohibición temporal.
Cabe recordar que, además de las terminales ubicadas en Ensenada, Baja California; Altamira, Tamaulipas, y Manzanillo, Colima, hay otros proyectos como el de Puerto Libertad, Sonora; otro más en Altamira y en Topolobampo, Sinaloa.
“Yo creo que, sí ya queda claro para México que se van a poder poner más terminales [aquí], como para darle la vuelta a la orden de Biden”, expresó Calcáneo.
Esto se traduce en que algunos productores pueden desahogar su gas hacia México con fines de exportación hacia otros mercados.
“México importa por ducto, no por barco. En lo que hagamos del lado de nuestra frontera, Biden no puede meter las manos”, dijo el también analista.
Igualmente, consideró poco probable que la administración federal norteamericana niegue permisos para exportar gas vía ductos hacia nuestro país, en virtud del tratado de libre comercio entre Canadá, México y Estados Unidos (TMEC).
Justo recientemente la Comisión Federal Regulatoria de Energía estadounidense (FERC) dio su aval para la construcción del ducto Saguaro Connector Pipeline, de la empresa Saguaro Connector Pipeline LLC, para conectarse en la frontera con México con el ducto de Sempra Energy que llevará el gas hacia la terminal de licuefacción propiedad de Mexico Pacific en Puerto Libertad, Sonora.
En la resolución de la FERC no hubo ningún comentario con respecto a la moratoria impuesta por la administración federal.
Cubetada de agua fría
En cuanto a la mayoría de los productores de gas al norte de la frontera, Calcáneo dijo que la moratoria les ha caído “como una cubetada de agua fría”, ya que esa medida frena inversión y venta justo cuando la demanda había tomado ímpetu a partir de la invasión de Rusia a Ucrania, que comenzó en febrero de 2022.
Los productores habían encontrado mercado para su gas en el desarrollo y entrada en operación de diversas terminales de GNL construidas en Estados Unidos, como las tres fases de Port Arthur propiedad de Sempra, para envíos principalmente a los países de la Unión Europea, región sumida en una crisis energética derivada del conflicto en Ucrania y aliada de Washington.
En 2022, Estados Unidos exportó un volumen total por 3,865,643 millones de pies cúbicos anuales, de los cuales 3,865,643 millones fueron en la forma de GNL, según la Administración de Información Energética del gobierno de Estados Unidos, volumen que convierte a este país en el mayor exportador de gas licuado en el mundo.
Por su parte, la firma analista y consultora Rystad Energy, especializada en mercados energéticos globales, compartió otra visión.
“Es importante señalar, sin embargo, que la moratoria supone un riesgo mayor para los promotores de proyectos que para los compradores, que tienen más flexibilidad, especialmente a largo plazo. La pausa en las aprobaciones ha aumentado las preocupaciones sobre la reputación de Estados Unidos como proveedor confiable de GNL en el futuro y, potencialmente, podría incitar a los compradores a abandonar los proyectos de GNL con sede en Estados Unidos, así como los de México”, respondió a una solicitud de opinión.
Refirió que, entre los proyectos afectados por la moratoria se encuentran el de Calcasieu Pass II ‘CP2’ de Venture Global, con capacidad de 19,8 Mtpa, y el Proyecto de Expansión Sabine Pass de Cheniere de 15 Mtpa, los más grandes que se encuentran en la categoría de licencia fuera del TMEC.
Cabe precisar que el Departamento de Energía está obligado de otorgar permisos de exportación a países con los cuales Estados Unidos no tiene algún tratado de libre comercio si el proyecto está clasificado como “de interés público”.
Sin embargo, previo a la declaratoria de la moratoria, el Departamento de Energía revisó este concepto para agregar nuevos factores que reflejen los impactos económicos y ambientales de las exportaciones de GNL, especialmente en el clima.
Para Rystad, si bien las exportaciones norteamericanas continuarán, sí se verán disminuidas, condicionado a una diversidad de factores, entre ellos, la duración de la vigencia de la moratoria.