Esta semana, de acuerdo con datos de la Comisión Reguladora de Energía, el precio promedio del gas será de 26.73 pesos por kilogramo, incluso con las promesas del gobierno federal que aseguró que se iba a contener el alza después de que a mediados de año se reportaron incrementos superiores a 30 por ciento en el precio por kilo.
Este será el precio más alto del año, y la respuesta al incremento en el valor del combustible, incluso con los topes de los precios, es el alza en el valor internacional de este derivado.
El año pasado, el precio promedio del kilo de gas, de acuerdo con datos de la Profeco, se ubicó en 19.21 pesos con corte al 28 de octubre, es decir, 7.52 pesos por debajo del precio actual.
El incremento entre ambos años es de 40 por ciento, a pesar del tope de precios establecido por la Comisión Reguladora de Energía (CRE) en 145 zonas en las que se divide el país y que se actualiza cada sábado.
El alza, según lo reconoce Ricardo Sheffield, titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) es consecuencia del aumento internacional en el precio del combustible.
De acuerdo con información de la Agencia de Información Energética de Estados Unidos (EIA), en las últimas tres semanas, el precio del Mont Belvieu, la referencia en ese país del gas propano, el precio por galón ha superado 1.4 dólares, algo que no se veía desde enero de 2013.
Además, el impacto en el precio internacional de la molécula también es evidente en Pemex, que vende el gas a los privados.
De acuerdo con los reportes de precios de la empresa productiva del Estado en manos de Energía a Debate, el 1 de agosto, el kilo de gas se vendía a 17.82 pesos, mientras que para esta semana, las distribuidoras tuvieron que comprarlo a 22.74 pesos, un incremento de casi cinco pesos por kilogramo.
La carestía no sólo golpea a los mexicanos, pues también ha afectado a las empresas formales y a los repartidores de gas “informales”. Ambas partes se quejan de lo mismo: el margen de venta resulta insuficiente para sostener la operación.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Distribuidores de Gas Licuado de Petróleo (LP) y Empresas Conexas (Amexgas), entre agosto y octubre han cerrado 10 por ciento de las 35 mil rutas que cubre el rubro gasero en el país, debido a que resulta insuficiente el margen operativo que tienen para cubrir el gasto en transporte, los sueldos de los trabajadores y sus ganancias.
Este mismo organismo advirtió que el valor al público de este combustible puede aumentar seis pesos más al cierre del año.
ESTRATEGIA DE CONTENCIÓN
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, instruyó en julio a la CRE establecer precios máximos cada semana, después de que la propia Profeco reportara un alza de 30 por ciento en el precio del gas LP, el combustible que en México utilizan siete de cada 10 familias para cocinar sus alimentos o calentar agua.
La segunda parte de la estrategia del gobierno federal fue el lanzamiento de la empresa Gas Bienestar, que tiene el objetivo de repartir el combustible “a precios justos”, según comentó el propio presidente de México en su conferencia de prensa matutina del 7 de julio.
La empresa empezó a funcionar de forma oficial el 31 de agosto, sólo en Iztapalapa; sin embargo, no es la gasera más barata.