México podría beneficiarse del bajo precio del gas de Texas que por el momento se ha presentado en el mercado, manifestó Juan Arellanes Arellanes, coordinador del Centro Interdisciplinario Anáhuac de Energía y Sostenibilidad.
Sin embargo, debido a la carencia de infraestructura para almacenarlo por el freno a las inversiones en este rubro, el país tendrá que enfrentar la subida que presentarán los precios en la próxima época invernal, agregó el especialista.
Ante esto, por ahora, México puede aprovecharlo para tener una generación eléctrica más barata, consideró Arellanes durante el IV Foro de Energía, organizado este martes por la Universidad Anáhuac.
“Si tenemos un periodo de precios bajos, lo tenemos que aprovechar para generar electricidad. El problema es que no tenemos infraestructura para almacenarlo, y es probable que se eleven para invierno”, expuso al participar en la mesa “Geopolítica y seguridad energética global”.
Además acotó que los periodos de altos y bajos precios del gas son cíclicos, por lo que no se debe pensar que van a estar bajos durante mucho tiempo.
En los últimos días, el precio del millón de unidades térmicas británicas (mmBTU) de gas de la cuenca de Permian, en la región de Waha, en la parte occidental del estado de Texas, ha caído por debajo del cero.
De acuerdo con reportes locales, los productores locales del energético están pagando por descargarlo de los ductos.
Paradójicamente, en los mercados internacionales el precio sigue oscilando por encima de los 5 dólares/mmBTU llegando incluso a los 10 dólares.
Por su parte, Europa sigue esforzándose en encontrar mecanismos para paliar el desabasto de energéticos y reducir los altos costos de los mismos.
En este contexto, Arellanes expuso que, si bien en el mundo hay preocupación por el cambio climático, en tiempos de crisis como la que se presenta actualmente la gente puede hacer un lado este tema y exigir abasto de energía a precios razonables.
“A la gente le puede preocupar mucho el cambio climático, pero cuando la crisis energética golpea sus bolsillos en forma de facturas más elevadas de electricidad, en forma de escasez de gasolina o de diesel en las estaciones de servicio, la preocupación por el cambio climático puede hacerse a un lado”, apuntó.
Tradicionalmente, indicó, las poblaciones de los países llamados de primer mundo son las que más hacen los llamados para realizar acciones contra el cambio climático, mientras que las de las naciones en desarrollo piden más energía fósil a precios menores.
Sin embargo, en época de desabasto, el segundo reclamo es compartido por los países del hemisferio norte.
Por ello pronosticó que en la medida en la que no se resuelva la crisis energética, “tristemente para la mayor parte del mundo” el alto precio de los combustibles fósiles será una mayor preocupación que la lucha contra el cambio climático, lo que resulta en un escenario complicado.