Entre el cierre de 2018 y 2022 la deuda financiera y los pasivos de Petróleos Mexicanos han bajado 5.9 por ciento; sin embargo la disminución de este apartado ha salido muy cara al erario, advierte la Asociación Civil, México Evalúa.
De acuerdo con su análisis El empobrecimiento de las empresas públicas, la baja en la deuda total de Pemex en el periodo referido ha sido de 270 mil millones de pesos (mmdp), mientras que el gobierno ha inyectado de forma adicional 772 mil millones de pesos en los últimos cuatro años.
El estudio refleja que el “limitado efecto” de las transferencias sobre la deuda total y los pasivos de la petrolera se debe a que existen varios componentes que presionan las finanzas de la empresa productiva del Estado.
Por una parte, dijo, están las pensiones, pues el pasivo en este apartado aumentó casi 30 por ciento entre 2018 y 2019, lo que contrarrestó el efecto de las transferencias y aumentó los pasivos totales de la petrolera.
Debido a esto, en 2019 las obligaciones financieras de la empresa crecieron 6.1 por ciento (281 mmdp), frente al año anterior.
En segundo término, la crisis internacional obligó a Pemex a volver al déficit financiero al cierre de 2020, cuando alcanzó 133 mmdp, provocado por el derrumbe del precio del crudo, la depreciación del peso y la caída en la demanda mundial de petróleo, lo cual no se resarció mediante transferencias por parte del Gobierno federal.
A partir de ese momento la empresa presentó déficits constantes, a lo que se suma el “manejo incierto” de la política energética del país, lo que ocasionó que dos calificadoras internacionales bajaran la nota crediticia de Pemex a grado especulativo.
“Esto provoca que en el mercado financiero sea más costoso e incluso inviable conseguir financiamiento, debido a que aumenta el riesgo de incumplimiento por parte de la empresa. En respuesta, para ayudarla a no tener problemas de pago de deuda durante 2020 y ofrecerle un respiro de liquidez, Hacienda decidió realizar una operación de canje de bonos”, recordó México Evalúa.
Hacienda dio a Pemex bonos para realizar una operación de reporto, que consiste en una transacción financiera en la cual una empresa que posee acciones o bonos los presta a cambio de efectivo, con el compromiso de recomprarlos a un plazo establecido al precio original más una prima de riesgo o interés.
La operación de reporto permitió a Pemex conseguir el financiamiento para pagar sus obligaciones financieras.
Con estos recursos Pemex logró cumplir con sus obligaciones, pero en sus pasivos se registró la deuda por 96 mmdp de la monetización de los bonos, lo cual formó parte del 40 por ciento del incremento que se observó en el pasivo total de la empresa en 2020.
Sin embargo, a partir de este año, la petrolera tendrá una menor presión en las obligaciones financieras. Al cierre de 2022, la deuda financiera, más otros pasivos de la entidad, disminuyeron 17.4 por ciento (908 mmdp), debido a las transferencias de Hacienda, que para 2021 aumentaron 555 por ciento (308 mmdp) en términos reales, lo que ayudó a que se volviera a dar un superávit financiero por 74 mmdp, cerrando la llave del endeudamiento.