Estimados lectores, se nos acaba el año y espero que lo terminen con bien en compañía de sus seres queridos. El tema energético no descansará a nivel global por su importancia y con las noticias en los últimos días, como la renuncia de la ex ministra Truss, el problema de inflación en Reino Unido, además del ataque a la obra “Los girasoles” de Van Gogh en la National Gallery de Londres por la noticia de las nuevas rondas petroleras en ese país.
El oro negro, como se solía considerar, era lo que todos los gobiernos atesoraban o ansiaban: una fuente de ingresos ilimitada, abundancia de empleos, influencia geopolítica y la posibilidad de no depender de las importaciones.
Luego los especialistas financieros comenzaron a mencionar que esto se estaría convirtiendo en una “maldición de los recursos”, en la que demasiado de algo bueno sesga la economía, eleva los costos y desplaza otras actividades.
Ahora, un panorama en esta nueva realidad es que una nación, no importando su poder global y que está comprometida con la reducción de las emisiones de carbono, el petróleo se ha vuelto una navaja de doble filo sobre las finanzas a un mediano plazo.
El Reino Unido lanzó el pasado siete de octubre una nueva ronda de permisos de exploración y extracción de petróleo y gas que no vivía desde hace cuatro años aproximadamente, con el objetivo de adjudicar más de 145 nuevas autorizaciones para aumentar la producción nacional de petróleo y gas para así poder suprimir el consumo del gas ruso y de otras potencias energéticas mundiales.
El regulador responsable de gestionar y adjudicar las licencias de exploración y producción en el Mar del Norte es la North Sea Transition Authority (NSTA), una entidad similar a la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) de México.
Las autoridades inglesas tratarán de que los nuevos operadores inicien la producción tras la concesión de licencias lo antes posible y, para fomentarla, la NSTA ha identificado cuatro zonas prioritarias geolocalizadas en el sur del Mar del Norte. Estas zonas tienen reservas conocidas de petróleo y gas, están cerca de las infraestructuras y tienen el potencial de desarrollarse rápidamente. La NSTA tiene por objetivo conceder las licencias para poder continuar en otras zonas de alta probabilidad de éxito de extracción en rondas petroleras.
“Las autoridades inglesas tratarán de que los nuevos operadores inicien la producción tras la concesión de licencias lo antes posible”.
El periodo para requerir un permiso ante la NSTA será hasta principios del próximo año, para que inicien tentativamente operaciones a finales del mismo.
Un tema importante para las autoridades del gobierno de Reino Unido es garantizar la independencia energética, que enfatiza explotar todo el potencial de los activos del Mar del Norte, con el objetivo de impulsar la producción nacional, reconociendo que la producción de gas en esa nación tiene una menor huella de carbono que la importación desde el extranjero, esto sin discusión alguna sobre que la iniciativa privada tiene que participar de manera directa y determinante.
Otro aspecto para analizar es sobre los activistas medioambientales que han condenado y criticado enérgicamente la nueva ronda de licencias petroleras, enfatizando en todo momento que la apertura de una nueva ronda de gas y petróleo no ayudará a bajar los costos habitacionales por este consumo energético.
La nueva decisión sobre la política energética cae en controversia con los especialistas del cambio climático, agencias y organizaciones como el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático y la propia Agencia Internacional de Energía, que han manifestado su visión de no extender más los proyectos de energía fósil, ya que no harán ningún cambio a nivel nacional ni global para la transición energética.
La NSTA ha dicho que no está en contra de las energías renovables; sin embargo, su argumento es que el petróleo y el gas proporcionan alrededor del 76% de la energía que se consume en el Reino Unido. La neutralidad del carbón puede y será alternada en el consumo energético general del Reino Unido, buscando, como siempre, el sueño y meta de emisiones cero.
Un tema que se ha discutido en el sector industrial en esta parte del hemisferio es sobre las emisiones en la producción de materias primas para muy diversas ramas, que van desde la destilación de ginebras, hasta la industria aeronáutica, pasando por los rubros farmacéutico, de equipo médico y de fabricación automotriz, entre muchas más.
Según cifras de la NSTA y del Departamento para el Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (DEFRA, por sus siglas en inglés), estas emisiones se han bajado en más de una quinta parte entre 2018 y 2021 y la industria busca poder cumplir los objetivos de reducción del 10% para 2025, del 25% para 2027 y con la meta final del 2050, todo esto manifestado en acuerdos firmados durante los últimos 10 años para el área del Mar del Norte.
La NSTA ha reiterado que sigue en pro de nuevas directrices y disposiciones ambientales-administrativas, como alcanzar una neutralidad sobre las energías fósiles como se había presupuestado para alcanzarla en 2050.
Las nuevas políticas energéticas sobre estas nuevas licencias petroleras en Reino Unido en este 2022 no serán suficientes para que deje de ser importador de gas y petróleo y evidencian que no es sencillo descarbonizar la economía de cualquier nación, además de entender la aportación de la iniciativa privada sabiendo que el futuro próximo son las energías renovables.
Se nos acaba el año y lo pasaremos en tierras asiáticas, pero sin dejar de comentarles sobre las novedades en el tema energético.
Las opiniones vertidas en la sección «Plumas al Debate» son responsabilidad exclusiva de quienes las emiten y no representan necesariamente la posición de Energía a Debate, su línea editorial ni la del Consejo Editorial, así como tampoco de Perceptia21 Energía. Energía a Debate es un espacio informativo y de opinión plural sobre los temas relativos al sector energético, abarcando sus distintos subsectores, políticas públicas, regulación, transparencia y rendición de cuentas, con la finalidad de contribuir a la construcción de una ciudadanía informada en asuntos energéticos.