El cambio climático es el principal tema en la agenda mundial, con esfuerzos internacionales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y mantener el incremento de la temperatura global por debajo de 1.5ºC hacia 2050, una iniciativa a la que la mayor parte de los gobiernos se han sumado; sin embargo, desde la perspectiva de Tracey Osborne, directora del Centro para la Justicia Climática de la Universidad de California es necesario utilizar un enfoque más amplio que incluya la justicia social para que haya impactos efectivos que alcancen a toda la población del mundo.
En entrevista con Energía a Debate, la especialista de UC asegura que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la Organización de las Naciones Unidas, ha sido muy claro en la urgencia de tomar acciones que se alineen con mantener el incremento de la temperatura global por debajo de 1.5ºC.
“Cualquier cosa que podamos hacer como sociedad global para unirnos detrás de la ciencia es el trabajo más importante que podemos hacer”, aseguró.
No obstante, considera que hasta el momento, la mayoría de los países no están haciendo lo suficiente para mitigar el cambio climático en la velocidad y efectividad que el mundo necesita.
Uno de los principales problemas, de acuerdo con la investigadora, es que el marco político y económico actual apenas está volteando a ver la justicia climática como parte de un tratamiento sistémico a la crisis ambiental que atraviesa la humanidad.
“Reconocemos que la crisis climática no es solo acerca de soluciones tecnológicas, sí necesitamos energías renovables, pero no se trata de usar las energías renovables bajo los mismos principios económicos y políticos que usamos en el pasado, se trata realmente de generar un cambio sistémico. Mientras hay pocos gobiernos que están tomando una perspectiva de justicia climática, la juventud reconoce que es mucho más que apagar las luces y poner paneles solares, sino que tenemos que tomar una perspectiva mucho más sistemática”, comentó.
En este sentido, la especialista que cuenta con un doctorado de la Universidad de Berkeley, California, señala que los países y los grupos económicos que son mayormente responsables por el cambio climático no son los que sufren en mayor medida los impactos del mismo.
“Tomando una perspectiva de justicia climática reconocemos el impacto desproporcionado en grupos más marginados y conectamos los puntos entre la crisis climática y problemas sociales, raciales y ambientales”, comentó.
Tracey Osborne cuenta con amplia experiencia en investigaciones climáticas en México y la zona del Amazonas, que incluye la zona de Perú, Ecuador y Guayana.
La especialista asegura que la justicia climática es un campo y un movimiento social para enfrentar el cambio climático desde un punto de vista de justicia social.
“Reconoce el impacto desproporcionado del cambio climático para poblaciones que son menos responsables del cambio climático, conecta los puntos entre la crisis climática y su relación con otros problemas sociales y ambientales y toma una perspectiva sistémica”, comentó.
Además, esta nueva perspectiva aborda los problemas sistémicos de forma más amplia, en lugar de solo considerar los síntomas.
“Está tomando mucha tracción e interés porque nos dimos cuenta de que nuestras estrategias convencionales, es decir, los cambios tecnológicos y los mecanismos del mercado por sí mismos han sido insuficientes, y que realmente necesitamos sistemas de acercamiento más amplios que tomen la equidad social en consideración”, dijo.
En este sentido, la directora del Centro de Justicia Climática de UC pone en perspectiva los problemas que se pueden generar a partir de la explotación de materias primas que se requieren para el desarrollo de las energías renovables.
“Queremos que la inversión en energías renovables y el cambio de uso de suelo se haga en un sistema que no vaya a reproducir los mismos tipos de marginalización que hemos visto con las actuales formas de desarrollo. El enfoque de la justicia climática previene impactos imprevistos o no deseados que se podrían tener, por ejemplo, con los paneles solares, porque requiere tierras raras. En el sistema actual, se podría generar una sobreextracción de esos recursos y tener impactos que ya hemos visto como la contaminación del agua, o la contaminación del suelo de comunidades indígenas como ha sucedido en Ecuador, donde trabajo. Podríamos ver impactos similares con la extracción de tierras raras”, comenta.
Oportunidad emocionante
Para Tracey Osborne, el Programa Embajadores Climáticos, que fue presentado recientemente por Isabel Studer, directora de la Alianza MX-Universidad de California, será la punta de lanza para impulsar un cambio en la perspectiva del mundo sobre la transición energética.
“Las Organizaciones No Gubernamentales y las universidades como la UNAM y la UC tenemos oportunidades, y tenemos una oportunidad muy emocionante de lo que estamos haciendo en México con la UNAM y el Programa de Embajadores Climáticos”, aseguró.
Sin embargo, la especialista reconoce que todavía no hay muchos ejemplos teóricos en el mundo de las políticas que se tienen que implementar para impulsar la justicia climática.
Reto para México
De acuerdo con Tracey Osborne, los mayores impulsores del cambio climático son la quema de combustibles fósiles, la deforestación y el usos insostenible del suelo.
“La construcción de la refinería para combustibles fósiles, así como la deforestación que será requerida y la inversión en combustibles fósiles en el contexto del cambio climático, no es recomendado por la ciencia”, dijo la especialista al ser consultada sobre proyectos del gobierno federal mexicano, como la Refinería Olmeca y el Tren Maya.