Hemos escuchado hablar sobre hidrógeno verde, azul, gris e incluso rosa. En energía relacionamos el color negro con los combustibles principalmente de origen fósil, denotando su impacto negativo en términos ambientales.
Sin embargo, Alaida Azamar Alonso da una perspectiva diferente de los colores que puede tener la energía a nivel mundial, una visión que tiene que ver más con temas sociales, políticos y de intereses económicos que rodean a la extracción de materias primas, ocupación superficial y desplazamientos para tener la energía que la sociedad moderna requiere, sin importar qué tan verde o negra sea. Lo anterior, sin dejar fuera el problema laboral.
“De varias décadas para acá nos hablan de una energía que es sustentable y que es verde. Pero, por el otro lado, sabemos que el petróleo también es energía, que es sucio y contamina. Entonces, me parece que casi siempre nos la ponen en los dos extremos, ya sea que es negra, o que es muy buena y que es verde”, dijo para Energía a Debate.
Recientemente, Azamar Alonso, profesora e investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, campus Xochimilco (UAM-X), presentó su más reciente libro “El multicolor de la energía. Desafíos y oportunidades para la transición energética”.
“Al estar investigando sobre el tema ya desde hace algunos años, me he dado cuenta de que no es así. De hecho, hasta la que parece muy sustentable, o sea, las eólicas u otras, también necesitan minerales, bienes minerales y otros recursos”, refirió.
Aquí es donde la autora pone el dedo en la llaga. Las actividades extractivas de recursos energéticos, incluidas las del litio y otros minerales críticos para la transición energética, tienen su lado obscuro.
“En todos estos casos hemos visto cómo ha habido represión contra los luchadores ambientales o a los opositores a estos proyectos. Y no me refiero solamente a México, sino en el mundo”, afirmó.
De acuerdo con el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), tan solo en 2023 fueron asesinadas 20 personas por motivos de defensa de tierras y recursos naturales. De esa cifra, 12 fueron de origen indígena.
Azamar igualmente apuntó que para la energía se necesitan mucho los minerales. En este sentido, recordó la explotación laboral infantil que se da en países de África o de Asia, donde se contrata a niñas y niños por igual para que entren por cavidades reducidas a extraer estos recursos.
“Entonces, ese fue un elemento para decir qué tan verde es la energía que se supone que es verde, qué tan obscura es la que contamina”, dijo la autora.
A partir de estas y otras reflexiones es que Aleida Azamar decidió que el título del libro sería sobre el multicolor de la energía, pero también entender las oportunidades que puede haber y los desafíos que tendrá la transición energética en estos renglones.
La obra hace una revisión histórica de la energía en el mundo, las formas de extracción y su uso; la realidad de que la energía se genera para las grandes corporaciones de los países dominantes, a costa de las comunidades desde donde se genera o se obtienen los recursos, y cuestiona si en verdad el sector se encamina hacia una economía circular según las leyes de la Entropía que indican que en todo proceso siempre queda un residuo, un desecho, algo que contamina.
Respecto a la transición energética, en el libro se presenta lo que la autora llamada “el tablero geopolítico” de la disputa por los recursos naturales. Asimismo, desde su perspectiva las sociedades no están transitando a energías más limpias, toda vez que el petróleo y sus derivados siguen en uso.
“Los gobiernos tienen una supuesta preocupación por el cambio climático. Lo que han hecho es que entren otras formas de energía más limpias. Pero no hemos dejado de usar petróleo, leña. No estamos cambiando, lo que estamos haciendo es sumar más energía, pero las limpias solo son 6 por ciento del total”, criticó.
Al platicar con este medio, Azamar reconoció que las sociedades no pueden desarrollarse sin la energía, pero puso en la mesa la pregunta de qué tipo de energía queremos y planteó la necesidad de que sea para todos.
“La problemática es que seguimos pensando que el crecimiento desmedido es lo mejor. No importa el tinte político o ideológico. Está demostrado que en las zonas mineras son las más pobres y más contaminadas”, insistió.
El libro “El multicolor de la energía. Desafíos y oportunidades para la transición energética” está editado por la UAM-X y fue publicado en enero de 2024.