El 28 de julio pasado, el diputado Gabriel Quadri de la Torre aseguró que, de llegar a la presidencia de la República, vendería Petróleos Mexicanos (Pemex).
“En 2024 iniciaremos el proceso de liquidación, y en su caso, venta de PEMEX, para liberar a México de la onerosa carga que representa. La renta petrolera la obtendrá la Nación a través de regalías e impuestos pagados por empresas petroleras privadas…”, escribió en su cuenta personal @q_quadri en Twitter.
Consultado hoy por Energía a Debate, el legislador por el Partido Acción Nacional (PAN) y aspirante a la silla presidencial matizó que, de prosperar su propuesta, la empresa estatal liquidaría su subsidiaria Pemex Transformación Industrial, a cuyo encargo están las seis refinerías del Sistema Nacional de Refinación, más la que está en construcción en el puerto de Dos Bocas, Tabasco, permitiendo la libre competencia de privados en la importación y comercialización de productos petrolíferos, como las gasolinas y el diesel, entre otros.
“Liquidación o venta de PEMEX Transformación Industrial incluyendo refinería de Dos Bocas”, respondió el diputado a una solicitud de información. “Apertura franca y competencia en importaciones y comercialización de petrolíferos”, agregó.
De acuerdo con su plan, el negocio con el que se quedaría Pemex sería el de aguas arriba, esto es, la exploración y explotación de hidrocarburos, más el rescate del esquema de licitaciones de bloques conocido como Rondas Petroleras, canceladas a partir de la presente administración.
“PEMEX sólo quedaría con el negocio de explotación de yacimientos en aguas someras y en tierra”, dijo Quadri. “El Estado dejaría de tirar dinero a la basura en PEMEX y obtendría mayor renta a través de regalías e impuestos…”, consideró.
Por su parte, Arturo Carranza, analista del sector energético, estimó que una venta parcial o total de la empresa productiva del Estado resultaría muy complicada, tomando en cuenta la connotación nacionalista que tiene Pemex socialmente y, más aún, en el contexto actual cuando el gobierno federal busca precisamente robustecerla por sobre una economía de mercado.
“La forma de implementar una venta sería complicadísimo, tomando el punto de que el elemento energético tiene una connotación muy importante socialmente en México, tomando en cuenta todos los intereses formados en torno a Pemex”, dijo para este medio. “Yo veo prácticamente imposible e improbable que se venda”.
En cuanto al impulso que le da el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, Carranza dijo que se obliga a Pemex a hacerse cargo de toda la cadena de valor de los hidrocarburos, pero la estatal no logra cumplir de manera eficiente.
“Una visión dogmática es la que está llevando a Pemex a hacerse responsable de muchas de las actividades de las cadenas de valor de la industria petrolera y hacerse cargo de manera poco eficiente”, afirmó.
Coincidió con la visión matizada del diputado Quadri en el sentido de que las pérdidas que ha reportado Pemex de manera continua se encuentran en el segmento de la refinación del petróleo crudo.
De acuerdo con el reciente reporte financiero y operativo de Pemex al cierre del segundo trimestre del año, las pérdidas de Pemex Transformación Industrial ascendieron a 2.1 mil millones de pesos, la única que arrojó números negativos.
Aún cuando consideró que la venta de Pemex, o de uno de sus segmentos no sería viable, Arturo Carranza sí expresó que es un punto que se debe discutir, especialmente por dos razones.
La primera tiene que ver con el manejo que se hace del sindicato petrolero en las refinerías del país y, en segundo lugar, el deterioro que han experimentado sus instalaciones desde hace varios años.
“Este tipo de planteamientos a mí me resultan interesantes porque pone en el centro del debate lo que se tiene que hacer para poder revertir la situación de Pemex en su conjunto”, manifestó el analista.
Y en ello, agregó, también poder reflexionar con mayor pragmatismo sobre las decisiones que se tienen que tomar para buscar soluciones a la compleja situación financiera y operativa de Pemex.
“Hay opciones que se pueden tomar sin tanta ideología para resolver los problemas de Pemex. Esta postura es el otro extremo de la postura de la administración actual, pero debemos llegar a puntos medios”, aconsejó Carranza.